Lo que hay que saber sobre el funeral de Francisco, su papamóvil blanco y un legado que levanta dura oposición

Jorge Mario Bergoglio fue despedido por millones de personas de todo el mundo y será recordado como el primer papa latinoamericano, quien buscó sacudir las bases del Vaticano.

La gente se reúne a lo largo de la Via dei Fori Imperiali mientras el ataúd del difunto Papa Francisco es transportado desde la Basílica de San Pedro
La gente se reúne en la Via dei Fori Imperiali mientras el ataúd de Francisco es transportado.
Foro: AFP

AFP, La Nación (GDA)
El papa Francisco fue enterrado ayer sábado en la basílica de Santa María la Mayor de Roma, tras un multitudinario adiós al pontífice venido del “fin del mundo” que puso a los desfavorecidos en el corazón de la Iglesia católica.

Su entierro, el primero de un papa fuera de los muros del Vaticano desde León XIII en 1903, pone fin a 12 años de un pontificado marcado por la defensa de los migrantes, el medio ambiente y la justicia social. Para su último viaje, su féretro recorrió las calles de la Ciudad Eterna a bordo del papamóvil, pasando frente a lugares emblemáticos como el Coliseo, en un soleado día de primavera.

Al menos 400.000 personas siguieron la jornada de despedida en las calles de la capital italiana y en la plaza de San Pedro del Vaticano y sus alrededores, donde tuvo lugar la misa funeral. Su inhumación se celebró en cambio en la intimidad, en presencia de familiares del primer papa latinoamericano.

Su tumba es fiel a la imagen de sencillez que se labró: de mármol procedente de la zona del norte de Italia de donde era originaria su familia y con “Franciscus” como única inscripción. El público puede visitarla a partir de hoy, domingo.

El ataúd del difunto Papa Francisco durante la ceremonia fúnebre en la Plaza de San Pedro en el Vaticano.
El ataúd del papa Francisco es trasladado durante la ceremonia fúnebre en la Plaza de San Pedro.
Foto: AFP

“De los marginados”

Ante decenas de dignatarios mundiales, el cardenal decano Giovanni Battista Re destacó los “innumerables” esfuerzos del Papa en defensa de migrantes y refugiados, del Mediterráneo a México.

“Fue un papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos” y prestó “especial atención” a “los últimos de la tierra, los marginados”, subrayó el purpurado durante la homilía.

Otra de las luchas del “santo padre” también resonó con fuerza en la plaza, cuando Estados Unidos intenta lograr un acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania, en guerra desde febrero de 2022.

“Elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles” a las guerras, agregó Re, entre aplausos del público.

Las exequias del pontífice sirvieron de escenario para el primer encuentro entre Trump y el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, desde su tensa discusión en la Casa Blanca en febrero.

El ataúd del difunto Papa Francisco es colocado frente a las delegaciones durante la ceremonia fúnebre en la Plaza de San Pedro.
El ataúd de Francisco es colocado frente a las delegaciones durante la ceremonia fúnebre en Plaza San Pedro.
Foto: AFP

Fervor

La devoción popular por el jesuita argentino llevó a que muchos fieles llegaran en la madrugada de ayer para asegurarse un buen puesto en el funeral. Durante tres días de capilla ardiente, 250.000 personas ya habían rendido tributo al pontífice.

Decenas de presidentes, monarcas y primeros ministros de todo el mundo viajaron a Italia para su despedida.

Los homenajes también se produjeron en otros lugares del mundo como en Tailandia y su Argentina natal, que nunca pisó como papa.

El líder de 1.400 millones de católicos en el mundo falleció el 21 de abril a los 88 años por un ictus, casi un mes después de salir de una larga hospitalización por una neumonía bilateral.

El coche fúnebre que transportaba el ataúd del difunto Papa Francisco llegó a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
El coche fúnebre que transporta el ataúd del papa Francisco llega a la Basílica de Santa María la Mayor.
Foto: AFP

Papamóvil blanco

El papa Francisco guardó una última sorpresa para su despedida: pidió que el cajón con su cuerpo fuera trasladado en su papamóvil blanco y no en coche fúnebre en su último viaje.

La elección de ese vehículo transformó el clima de esta histórica procesión. Fue el último mensaje de esperanza del papa Francisco, que fue despedido a lo largo de 6 kilómetros con aplausos de decenas de miles de personas que abarrotaban las veredas. Eran aplausos llenos de agradecimiento, pero también de reconocimiento por un pontífice llegado desde el fin del mundo, un outsider, que descontracturó el papado.

El papamóvil blanco, con el féretro del Papa bien visible, salió de la puerta del Perugino del Vaticano, a las 12.30 locales (7.30 de Uruguay) y llegó menos de media hora después a la Basílica de Santa María la Mayor, cuyas campanas, a diferencias de las de la Basília de San Pedro al final de la misa, repicaban en señal de fiesta. En las escalinatas de la Basílica, lo esperaban 40 personas, representantes de los olvidados, los vulnerables, los débiles, con una rosa blanca -su flor preferida-, en mano. Había migrantes, detenidos con un permiso especial, personas trans, marginados, indigentes, es decir, el colectivo que siempre puso al centro de sus preocupaciones. Y al que siempre defendió, hasta el final.

No fue casual que su última salida del Vaticano, en efecto, fue a la cárcel romana de Regina Coeli, el Jueves Santo. Allí, por primera vez, no pudo lavarles los pies a los detenidos, como hizo Jesús en señal de servicio, pero no importó. Francisco, el papa de los gestos, de los pies en la tierra, que siempre pensó que la realidad es superior a la idea, quiso estar con ellos. Y recordarles que Dios es misericordia y que Dios lo perdona todo.

Los portadores del féretro colocan el ataúd del difunto Papa Francisco durante la ceremonia fúnebre
Los portadores del féretro colocan el ataúd del difunto Papa Francisco durante la ceremonia fúnebre
Foto: AFP
vaticano

La agenda oficial del adiós a Francisco

El último viaje del papa Francisco comenzó ayer sábado con una misa funeral en varias lenguas en la plaza vaticana de San Pedro.

La agenda siguió comenzó a primeras horas de la mañana en el Vaticano con el recibimiento de los jefes de Estado y de Gobierno y reyes.

La misa funeral estuvo presidida por el italiano Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio. La ceremonia duró alrededor de hora y media y, en ella, participaron 224 cardenales y 750 obispos y sacerdotes.

Las delegaciones estuvieron sentadas por orden alfabético, a la derecha del altar y del féretro mirando hacia la basílica.

En la primera fila estuvo Milei, como presidente de la patria del difunto pontífice, y el presidente italiano, Sergio Mattarella. También estaban los diez monarcas en ejercicio y el medio centenar de jefes de Estado, como el presidente de EE.UU., Donald Trump, el ecuatoriano Daniel Noboa, la hondureña Xiomara Castro y el dominicano Luis Abinader.

El féretro partió hacia la basílica de Santa María la Mayor y hacia las 10 horas de la mañana (GMT) los restos mortales de Jorge Mario Bergoglio llegaron a destino. El cardenal camarlengo Kevin Farrell presidió la inhumación. AFP

Los portadores del féretro llevan el ataúd del difunto Papa Francisco durante la ceremonia fúnebre en la Plaza de San Pedro
Los portadores del féretro llevan el ataúd del difunto Papa Francisco en la Plaza de San Pedro
Foto: AFP

Portando el ataúd del papa

El ataúd del difunto Papa Francisco es llevado por portadores a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma. Fieles de todo el mundo expresaron su dolor, pero también alegría y reconocimiento por el legado de este pontífice que defendió a los pobres, a los gays, a las mujeres, a los migrantes y sacudió las bases de la propia Iglesia como institución. Rompió con protocolos hasta en su propio funeral, para más cercanía con el pueblo de Dios.

FRANCISCO

Un legado reformista con dura oposición

El 266º pontífice trajo un estilo austero: decidió vivir en un sobrio apartamento en lugar del lujoso Palacio Apostólico, e invitar a su mesa a personas sin hogar y presos. “Era un pastor sencillo y muy querido en su archidiócesis, que viajaba por todas partes, incluso en metro y autobús (...) porque se sentía uno más del pueblo”, reza el Rogito, un obituario oficial que repasa su vida. Este se depositó dentro de su ataúd de madera y zinc. Sus zapatos negros y su inseparable rosario también lo acompañan para la eternidad.

La lucha contra la pederastia en la Iglesia y el impulso de un mayor papel para mujeres y laicos forman parte de su legado reformista, pero también enfrentó una dura oposición conservadora en la institución. Para elegir a su sucesor, el cónclave debe comenzar por convocarse entre 15 y 20 días después de su muerte. AFP

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