Redacción El País
La crisis energética en Cuba, agravada desde mediados del año pasado, provocó ayer miércoles la quinta caída del sistema eléctrico nacional (SEN) en al menos dos años, con la consecuente paralización de la vida en la isla caribeña. El panorama ha dejado una media de casi 16 horas diarias sin corriente en julio y casi 15 en agosto. En grandes ciudades como Santiago de Cuba, Matanzas y Holguín son habituales los que superan las 20 horas al día.
El Ministerio cubano de Energía y Minas (Minem) dijo que la “desconexión total” del SEN “puede estar asociada a una salida inesperada” de la central termoeléctrica Antonio Guiteras, una de las principales del país, ubicada en Matanzas.
Las tareas de restablecimiento del SEN son un procedimiento lento y laborioso que en las últimas ocasiones ha llevado días.
La isla caribeña lleva desde mediados del año pasado con altibajos en la producción de energía eléctrica que se refleja en prolongados apagones diarios. El de ayer miércoles es el quinto apagón nacional registrado en menos de dos años afectando a más de 9 millones de personas.
El primero fue el 18 de octubre de 2024 por un fallo en la termoeléctrica Guiteras, al que siguió el del 6 de noviembre, tras el paso del huracán Rafael con categoría 3 (de 5) en la escala Saffir-Simpson por el occidente del país.
El tercero se registró en diciembre del año pasado, también tras una avería en la Guiteras. En marzo de este año ocurrió el cuarto apagón nacional tras la avería en una subestación. En todos los casos ha costado días reestablecer el servicio en toda la isla.
El régimen comunista cubano dice que las principales causas de los apagones son las averías en las centrales térmicas y la falta de divisas para importar el combustible necesario para los motores de generación eléctrica.
Cuba llegó a tener ocho centrales flotantes (patanas) rentadas, una solución efectiva pero costosa y que no ataca el problema de fondo. Hoy quedan dos -una partió en agosto por impago- que pueden aportar en total un máximo de 70 megavatios.
Las centrales térmicas cubanas están en su mayoría obsoletas, tras décadas de explotación y un déficit crónico de inversión y mantenimiento; mientras que decenas de motores de generación están a diario fuera de servicio por la falta de divisas para importar suficiente combustible.
Expertos independientes señalan que la crisis energética responde a una infrafinanciación crónica de este sector, completamente en manos del Estado cubano desde el triunfo de la revolución en 1959.
El régimen comunista, sin embargo, le echa la culpa, en buena medida, a las sanciones de Estados Unidos porque afectan su economía.
Los mismos expertos independientes consideran que el saneamiento completo del SEN precisaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares, unas cifras fuera de las posibilidades de Cuba, que se encuentra sumida en una grave crisis económica desde hace más de cinco años.
La instalación de 28 parques fotovoltaicos, con la ayuda de China, de los 52 previstos para este año no ha ayudado a disminuir los cortes.
Los apagones representan un fuerte lastre a la economía nacional, que se contrajo un 1,1% en 2024 y suma en los últimos cinco ejercicios una caída acumulada del 11%, según datos oficiales. La Cepal también prevé que su PIB sea negativo este año.
Los cortes atizan asimismo el descontento social en Cuba y han estado vinculados a las principales protestas que se han registrado en el país en los últimos años, como las de julio de 2021.
“Otro retroceso, otro día perdido. Agonía y tristeza y para algunos desesperación. No escampa en este país, cuando menos te lo imaginas, te quedas a oscuras”, dijo a la AFP Alina Gutiérrez, un ama de casa de 62 años, que se enteró del nuevo corte eléctrico mientras hacía compras en un mercado de frutas y verduras en un céntrico barrio de La Habana.
Con prisas por volver a su casa, la mujer señaló que deberá “recoger agua todo lo que se pueda, y esperar a ver cuánto dura esto”.
El primer ministro de Cuba, Manuel Marrero, afirmó ayer miércoles que cuentan con “una estrategia bien definida” para restablecer el sistema eléctrico, tras el quinto apagón nacional.
Marrero destacó “la profesionalidad de los trabajadores” de la empresa estatal Unión Eléctrica (UNE) que, a su juicio, permitirá “avanzar, en el menor tiempo posible, en el restablecimiento del sistema”. “Sobre ello mantendremos informado a nuestro pueblo”, subrayó.
Ayer en las calles de la capital funcionaban unos pocos semáforos, acondicionados recientemente con paneles solares, mientras muchas personas trataban de regresar a sus casas para preparase para la contingencia que en otras ocasiones ha durado varios días.
En verano, cuando el consumo es mayor por las altas temperaturas, los apagones programados se ampliaron, incluso en La Habana, donde solían ser menos largos.
De acuerdo con las autoridades, los cortes de electricidad programados duraron casi 15 horas diarias en agosto y 16 en julio, en promedio en todo el país. El domingo, cinco de las 15 provincias de la isla quedaron a oscuras por una falla en una línea de la red del sistema eléctrico.
Además de los grandes hoteles y algunos hospitales, cada vez más familias y negocios privados, autorizados en 2021, tienen sus propias plantas generadoras de energía y equipos con paneles solares para facilitarse la vida durante los apagones programados.
En algunas zonas de los barrios acomodados de La Habana se puede escuchar el fuerte rugido de las plantas que empiezan a funcionar en cuanto se va la luz.
Los nuevos negocios privados, en especial, tratan de mantenerse a flote. “Realmente, sí nos afecta, nos afecta bastante”, dice a la AFP Odette León, dueña de una pequeña pastelería en el oeste de la capital cubana.
“Tenemos la planta, pero el tener la planta conlleva un gasto más grande porque entonces es el combustible, que ahora mismo no está muy fácil de conseguir”, explica detrás de una vitrina llena de tartas de diversos sabores. EFE, AFP
Sin derecho a la huelga en nuevo código laboral
El anteproyecto de ley de Código del Trabajo de Cuba es un texto desigual que incorpora novedades como la desconexión digital o el teletrabajo, pero sigue dejando fuera el derecho a la huelga.
El anteproyecto deberá ser aprobado por la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP, el legislativo unicameral cubano), que revisará el texto después de que reciba luz verde del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC, único legal).
Entre sus 48 páginas, a las que ha tenido acceso EFE, destacan cuestiones como el seguro de desempleo en el sector privado, el teletrabajo, el empleo digno y la desconexión digital.
Este nuevo código recoge por primera vez la obligatoriedad del seguro de desempleo para los trabajadores del sector no estatal, lo que incluye a las alrededor de diez mil micro, pequeñas y medianas empresas.
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