Entrevista al presidente de Guatemala, lo que dijo de Orsi y sobre Trump en su visita a Uruguay

El mandatario Bernardo Arévalo contó a El País cómo no lo dejaban asumir su cargo en su país, opinó sobre el discurso de su homólogo uruguayo y detalló el acuerdo al que llegó con Estados Unidos.

El presidente Yamandú Orsi se reunió con su par de Guatemala, Bernardo Arévalo
Mandatarios. Yamandú Orsi y su homólogo Bernardo Arévalo estrechan manos en Montevideo.
Foto: Presidencia de la República

El presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo, vino a la asunción de Yamandú Orsi en Uruguay, y conversó con El País. Advirtió sobre “la ley del más fuerte” que está imperando en el mundo y quebró una lanza a favor de la democracia y el multilateralismo. También explicó su acuerdo con el presidente de EE.UU., Donald Trump. Y mencionó las partes de los discursos de Orsi en su asunción que le resultaron más valiosos, entre otros temas.

-¿Qué reflexión le merece estas elecciones de Uruguay?

-Significativas por el contexto no solo de América Latina sino mundial de repliegue de las democracias. En ese contexto, en donde inclusive países que han sido considerados centrales en términos de la fortaleza de sus instituciones democráticas y ya no lo son, el hecho de que en un país del sur de América se sigan consolidando instituciones democráticas de un carácter modélico, es muy importante.

-¿Qué destacaría de los discursos del presidente Orsi en su asunción?

-El presidente Orsi dijo, acertadamente, que la democracia no es un destino, es un camino, porque es un sistema que tiene que seguirse desarrollando siempre, para lograr mantener la legitimidad ante los ojos de los ciudadanos, que son la única fuerza que tiene la democracia. En el momento en el que la democracia pierde el apoyo de la población, surge cualquier tipo de autoritarismo. Los discursos del presidente Orsi, tanto en el parlamento como al pueblo el sábado, recuerdan principios fundamentales y básicos. Hay un tema que mencionó que es central, que es la responsabilidad que tienen los partidos políticos en el mantenimiento y el desarrollo de estas instituciones, y el consenso que tiene que existir entre las distintas fuerzas políticas para reconocer que las diferencias que expresan son necesarias y fundamentales para el debate público, para poder avanzar, para desarrollarse.

-¿Cómo se siente ser uruguayo, además de guatemalteco, en un día de asunción presidencial acá?

-Yo soy uruguayo porque el Uruguay siempre ha sido un pueblo generoso con los exiliados de otros países. Mis padres estuvieron aquí durante el exilio de mi padre y, entonces, siempre hemos mantenido en mi familia un profundo sentido de agradecimiento hacia el Uruguay, porque nos acogió en un momento muy difícil. Y a nivel personal ha sido muy agradable siempre sentirme identificado con este pedazo de América Latina tan comprometido con la justicia social y la democracia.

- Le fue difícil asumir la presidencia en Guatemala, no lo dejaban asumir, ¿cómo está ejerciendo ahora, puede hacerlo?

-Hemos empezado con un ejercicio que no ha sido fácil porque nosotros tenemos el control del Poder Ejecutivo, pero en el Ministerio Público la Fiscalía General sigue en manos de esa elite corrupta, el Congreso es un Congreso dividido, fraccionado, tenemos 16 partidos, todos, salvo el nuestro, divididos al menos en dos facciones, lo que hace una matemática parlamentaria muy complicada. Pero lo que ha venido sucediendo es que el espíritu de cambio que ahora tiene el Ejecutivo se acompaña por un movimiento en la sociedad que empieza a reclamar los espacios de esta élite corrupta. Acabamos de tener elecciones en el Colegio de Abogados que fueron ganadas por la lista de los abogados que son parte de este movimiento de rescate de la justicia y de la decencia.

-Los indicadores del país muestran avances concretos.

-Sí, teníamos diez años de venir en un declive constante hacia el fondo de la lista de los países más corruptos, según Transparencia Internacional, pero no sólo revertimos ese proceso sino remontamos ocho puestos en un año. Freedom House acaba de decir que el país que más ha recuperado libertades públicas y el derecho a expresión en América Latina ha sido Guatemala. Y las calificadoras de riesgo empezaron con perspectivas positivas para nuestro país.

-¿Qué hacer ante el repliegue democrático general que mencionó al comienzo?

-Necesitamos reafirmar los principios de la democracia alrededor del mundo. No pasa solo en América Latina, pasa en Europa, pasa a todo nivel y lo que necesitamos es, precisamente, entender la magnitud de esta crisis para empezar a derivar las decisiones que nos permitan energizar al sistema democrático y que vuelva una cuarta y quinta ola. Huntington hablaba que lo que estaba pasando en América Latina era “la tercera ola de democratización” en la historia. Bueno, pues ahora necesitamos una cuarta ola, un retorno a la democracia con sus principios reforzados, con la comprensión de por qué las poblaciones le ha ido retirando el apoyo para trasladársela a propuestas de tipo autoritario, cualquiera que sea el signo que tenga. Hay que transformar las instituciones democráticas, energizarlas y actualizarlas. La democracia de hoy en el mundo es muy distinta de la que teníamos hace cien años o 150 años. La democracia con la que nace la revolución francesa o la revolución norteamericana no tiene nada que ver con el alcance y la profundidad de los derechos que tenemos hoy y seguramente estos van a seguir desarrollándose en el tiempo.

- ¿Qué tan eficientes ve a los organismos internacionales?

-Así como tenemos que repensar la democracia para lograr que reconecte con la población de manera que se relegitime, hay que pensar el sistema multilateral, entender cuáles han sido sus limitaciones, sus problemas, y a partir de ahí entrar en un proceso de su transformación.

-¿Qué habría que cambiar?

-Por ejemplo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas es una estructura a partir de un arreglo político al final de la Segunda Guerra Mundial, que no tiene ninguna relación con el mundo actual. Hay que reformar y repensar el Consejo de Seguridad frente a la Asamblea General. Lo que debemos tener muy claro, especialmente en países como el Uruguay y Guatemala, es que el regreso a un escenario internacional dominado por la ley del más fuerte es terrible para nuestros países. T tenemos que entender que en el sistema multilateral, en la posibilidad de generar y forjar consensos entre los países sobre la base de normas de derecho internacional, existen las mejores posibilidades de encontrar un entorno propicio para nuestro desarrollo nacional.

-¿Cómo ve el impacto de las decisiones recientes del presidente Trump en América Latina sobre aranceles, migrantes, narcotráfico?

-Nosotros (en Guatemala), estamos preparándonos para los cambios que tiene la política exterior norteamericana, en primer lugar en temas que a nosotros nos afectan directamente, como el tema de la migración y la seguridad, el combate al crimen transnacional, especialmente el tráfico de drogas. Estamos en un diálogo muy activo que no empezó con el gobierno de Trump, que viene anteriormente de la administración anterior (de Biden), y en el tema del combate al crimen transnacional vemos convergencia. Hemos acordado con EE.UU. que vamos a seguir trabajando para fortalecer nuestra capacidad de enfrentar redes de crimen que mueven cantidades de dinero.

-¿Qué negoció con la administración Trump?

- Entre el 15% y 17% de la población guatemalteca está en los Estados Unidos. Las remesas que envían son un componente muy importante para nuestra economía. Pero entendemos que en el contexto actual, lo que tenemos que buscar son formas para prepararnos del efecto de estas nuevas medidas (de EE.UU) con los deportados. Tenemos un plan que se llama “Retorno al hogar”, estamos fortaleciendo la red consular en los EE.UU., abriendo más consulados, nombrando más personal de apoyo para acompañar a nuestros con nacionales en este momento difícil. También estamos garantizando que el retorno de nuestros connacionales a Guatemala sea digno y que les permita reintegrarse con el mayor respaldo posible de parte de las instituciones del Estado.

Bernardo Arévalo
Bernardo Arévalo.
Foto: Ignacio Sánchez.

-¿Han aumentado los deportados en el último mes?

-Durante la administración Biden estábamos recibiendo 14 vuelos diarios, de 150 personas cada uno, por períodos. Hasta ahorita no se han alterado los números, no hemos visto un aumento significativo. Y lo que hemos acordado con el gobierno norteamericano es que podemos aumentar nuestra capacidad de absorción en un 40% de deportados. Y hasta ahí podemos; es en lo que estamos trabajando y lo que pidió el gobierno norteamericano. Y también seguimos desarrollando un proceso de fortalecimiento de nuestras fronteras por los temas de tráfico de drogas, sobre todo con la frontera con México.

-¿Dónde queda América Latina en este contexto internacional, entre los intereses de potencias como EE.UU. y China?

-Yo creo que tenemos que seguir empujando el desarrollo de las vías de comercio internacional en general, como ha venido sucediendo históricamente. Debemos entender la lógica que van a ir tomando los flujos de comercio mundial actual e irnos adaptando a eso, encontrando cuáles son los socios con los que podemos construir. Europa sigue muy comprometido con el desarrollo del comercio internacional en términos equitativos y, por ejemplo, para mí sería un socio. Pero también nosotros estamos trabajando con los EE.UU. para encontrar los mecanismos que nos permitan continuar en el desarrollo de las relaciones comerciales.

-¿Cómo ve las situaciones de Venezuela, Nicaragua y Cuba actualmente?

-Hemos sido muy claros en nuestro rechazo a la deriva autoritaria que ha sucedido. Nos parece absolutamente lamentable que Nicaragua, en una región donde el esfuerzo colectivo nos permitió avanzar en los procesos de democratización, haya tenido un regreso a una dictadura tan marcada. En Venezuela, el resultado de las últimas elecciones ha sido absolutamente inaceptable y nuevamente nos coloca en la realidad de países que sencillamente retroceden en el ejercicio y la validez de sus principios democráticos. Y Cuba, yo espero que encuentre su camino lo antes posible para un proceso democrático.

-¿Lo ve posible?

-Yo creo que nada es imposible en política.

Fuerzas que le impedían asumir la presidencia

- ¿Cómo vivió el aluvión de obstáculos que sufrió que le impidieron asumir la presidencia de Guatemala el 14 de enero de 2024 y finalmente lo hizo, diez horas después de lo previsto?

- Hubo un proceso gradual que permitió que elites políticas criminales fueran entrando al sistema político a través de los partidos y, a través de ellos, fueran logrando el control dentro de los aparatos del Estado, mediante nombramientos, a distintos niveles, en el sector judicial, etcétera, al grado de que terminamos con un Estado que estaba cooptado y prácticamente en manos de estas elites políticas criminales. El objetivo único que tenían facilitar la corrupción en cualquiera de sus formas, robarse los fondos del Estado, facilitar el narcotráfico, todo tipo de acción ilegal. Nosotros, con “Semilla”, nacimos como iniciativa política como resultado de las protestas del 2015. Con la ciudadanía en la calle, efectivamente, se logró la caída de un gobierno particularmente corrupto, pero el problema es que en las elecciones posteriores seguían corriendo los mismos partidos. Con nuestra plataforma, nos organizamos para la lucha contra la corrupción para el desarrollo social, para el combate a la pobreza, para la equidad. Fuimos a las elecciones, y para sorpresa de muchos, tocamos una fibra, donde claramente la mayoría de la gente nos hizo llegar adonde estamos ahora. Y eso fue un latigazo al sistema e por eso hicieron todo lo posible para tratar de descarrilar, descalificar las elecciones. Únicamente porque hubo una combinación muy fuerte entre el apoyo interno y el hecho de que las elecciones habían sido observadas por la OEA, la Unión Europea y otras organizaciones que coincidieron en que la gente votó masivamente, salimos adelante.

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