AFP, EFE
El jefe de la organización de mercenarios rusos Wagner, Yevgueni Prigozhin, fallecido al estrellarse su avión el pasado miércoles, fue enterrado ayer martes en San Petersburgo en una discreta ceremonia privada.
Prigozhin, que tenía 62 años, pasó parte de su juventud en prisión e hizo fortuna gracias a sus contactos en el Kremlin, era originario de San Petersburgo, al igual que el presidente Vladimir Putin.
El Kremlin había anunciado unas horas antes que Putin no tenía previsto asistir a los funerales del jefe del grupo Wagner, al que en junio calificó de “traidor” por su rebelión contra la cúpula del Estado Mayor.
La ceremonia estuvo marcada por el secretismo, ya que las autoridades temían incidentes por parte de los más radicales partidarios de Prigozhin, algunos de los cuales acusan a Putin de ordenar su asesinato.
Un consejero de la presidencia ucraniana, Mijailo Podoliak, ironizó en Telegram sobre los “funerales secretos” de Prigozhin, símbolo según él del “verdadero miedo de Putin”, que teme “manifestaciones masivas” y por su reputación.
Menos de medio centenar de familiares y estrechos colaboradores pudieron despedirse del líder de los mercenarios wagneritas en el cementerio Porojóvskoye (de la Pólvora).
La prensa local y extranjera no tuvo conocimiento en ningún momento del lugar del entierro hasta que éste ya se había consumado, por lo que incluso se especuló con que sería sepultado en el mismo cementerio que los padres de Putin, también oriundo de San Petersburgo.
En las escasas imágenes ofrecidas por la televisión se ve como la tumba de Prigozhin está presidida por una foto, varios ramos de rosas rojas y una cruz techada.
“Atravesaré la puerta / sin haber comprendido / estás muerto o estás vivo / eres mi hijo o eres Dios”, reza el epitafio, que pertenece al poeta soviético Iosif Brodski, que sus partidarios colocaron a los pies de su tumba.
Después de años en la sombra, Prigozhin se convirtió en una de las figuras más visibles de la vida política rusa al calor de la invasión a Ucrania. El miércoles falleció al estrellarse su avión al noroeste de Moscú.
La catástrofe le costó la vida a la mano derecha de Prigozhin, Dmitri Utkin, y a otras ocho personas, y suscitó sospechas del lado de Occidente y de Ucrania de que el Kremlin pueda estar implicado.
El domingo, el Comité de Investigación ruso confirmó la muerte de Prigozhin en base a los análisis genéticos, pero no mencionó ninguna pista que explicara la caída del avión, es decir, si pudo ser un accidente, o deberse a un error de pilotaje, a una bomba o a un misil tierra-aire.
Putin calificó a Prigozhin de hombre “talentoso”, pero observó que también cometió “errores graves”.
Prigozhin abortó su propia rebelión de unas horas el 24 de junio tras un acuerdo que preveía su exilio, junto con su ejército, en Bielorrusia, y el archivo de las diligencias judiciales en su contra.
Sin embargo, siguió viajando a Rusia, y fue recibido al menos una vez en el Kremlin, a fines de junio. En el último video difundido antes de su muerte decía encontrarse en África, donde quería trabajar por la “grandeza” de Rusia.
Tras anunciarse su muerte, combatientes de Wagner y civiles le rindieron homenaje ante unos memoriales improvisados, prueba de su popularidad.