Joseph Arvidson afirmó que se debe dedicar la “mayor cantidad de recursos” a los presos que puedan reincidir y dijo que lo más importante es cambiar el pensamiento criminal. “Esta población, hoy encarcelada, algún día saldrá y será vecino de alguien. Es decir, podría ser tu vecino”, advirtió. Agregó que los comportamientos se aprenden, incluso el criminal. “Es clave hacer una evaluación de riesgo y necesidades” del recluso, aseguró.
-Usted llega al país para capacitar sobre el modelo “RNR” que se aplica en las cárceles uruguayas desde 2017. ¿Cómo surge?
-Esta metodología científica nació en Canadá. Se implementa en todos los condados y jurisdicciones de Estados Unidos. También capacité a funcionarios y técnicos en España, Australia, Irlanda, Emiratos Árabes, Europa, Asia y África.
-¿Quiénes crearon este sistema carcelario?
-Este modelo fue creado por los investigadores canadienses, doctores James Bonta y Dan Andrews. Ambos publicaron un libro que se llama “La psicología de la conducta criminal”. El libro se publicó en 1990 y va por la séptima edición. En ese libro, referente en la materia a nivel mundial, Bonta y Andrews describen 15 principios de intervención a la conducta criminal. De esos 15 principios, tres son el de riesgo, el de necesidades y el de respuesta. Esos son los que constituyen este modelo denominado “RNR” por sus siglas en inglés.
-¿Qué implica en grandes rasgos este sistema?
-El principio de riesgo señala que los funcionarios que trabajan en establecimientos penitenciarios deben dedicar la mayor cantidad de recursos a las personas que tienen las probabilidades más altas de reincidir en el delito, independientemente del crimen que hayan cometido. Existe un error muy común en los sistemas penitenciarios, ya que en general se vincula la probabilidad de reincidir con la severidad del delito. Entonces podemos tener una persona sentenciada por un homicidio y otra recluida por uso de drogas. Entonces un jerarca del sistema penitenciario piensa: “el que cometió el delito más grave (asesinato) tiene más chances de reincidir”. No necesariamente es así. La correlación es cero.
-¿El principio de riesgo trata sobre la reincidencia?
-Sí. Este principio de riesgo nos dice dónde tienen que ir los recursos, en quienes nos tenemos que concentrar. Otro error común es que se controla demasiado a aquellos que tienen bajo riesgo de reincidir. Y estas personas tienen un riesgo más bajo de reincidir por un motivo. Ese motivo se explica con el principio: la necesidad de las personas.
-¿Bonta y Andrews determinaron qué tratamientos se deben realizar dentro de los muros de una cárcel?
-Estos programas de tratamiento van identificando cuáles son las necesidades que hay que tratar en una prisión. Los especialistas canadienses veían que hay necesidades más concretas como tratar una adicción o lograr que un desempleado crónico encarcelado pueda mantener un empleo luego que egresa del sistema.
-¿Los especialistas definieron cuáles eran las necesidades que llevan a una persona a delinquir?
-Si. Elaboraron una lista de ocho necesidades básicas generadoras de delito. Los doctores canadienses las denominaron las “ocho grandes”.
-¿Cuáles son?
-Antecedentes penales, pensamiento criminal, patrones de personalidad antisocial, impulsividad, la influencia de los pares, déficit educacional o de empleo, relaciones familiares disfuncionales y un historial de abuso de sustancias o de alcohol. Los autores de este modelo se basan en la premisa de que todo comportamiento es aprendido, incluso la conducta criminal.
-¿Vió alguna de esas situaciones en una cárcel uruguaya?
-Si. Estuve ayer (el martes 12) en una sesión de una psicóloga y una persona privada de libertad. La persona privada de libertad comentó que tenía familiares presos. Ahí se ve la teoría del aprendizaje social. Todos los comportamientos se aprenden, incluso el comportamiento criminal. El modelo señala que cuanto más de estas ocho necesidades de la persona presa se trabaje (por los técnicos del INR), más bajará la probabilidad de reincidir.
-¿También hay que trabajar con los allegados a esa persona?
-Sí. Ver, por ejemplo, qué tipo de pares rodean a esta persona. Analizar también que comportamientos lo están modelando. Por ejemplo, trabajar el tema del empleo. Un trabajo en sí mismo no va a bajar el riesgo de que una persona incurra otra vez en el delito. No es como cobrar el sueldo lo que va a bajar el riesgo, sino el hecho de que la persona está yendo a un lugar de trabajo donde convive con otras sujetos que tienen un comportamiento prosocial y le van a modelar otra forma de comportarse. Entonces, a través de intervenciones de técnicos, se va modificando los patrones de pensamientos de riesgo. Por ejemplo, ese razonamiento de delincuentes de ir a un todo o nada, se derivan a otras formas y a otros patrones de pensamiento que llevan a conductas lícitas.
-Uruguay enfrenta un alta reincidencia de presos. Se estima que la tasa es de 70%. ¿Cómo ve esa situación?
-Sí, manejaba esa información. Esa cifra está alineada con las estadísticas que se ven en Estados Unidos. Es un tema global. No es un problema único de Uruguay.
-Entendí el modelo RNR. Pero la realidad hoy es que hay presos que salen del ex Comcar y deben caminar muchos kilómetros para llegar a sus casas porque no tienen dinero. Al mes delinquen porque no consiguen ingresos y vuelven a la cárcel. ¿Qué se puede hacer?
- Lo que usted dice es muy importante para que se vea por qué es clave adherirse a un modelo basado en la ciencia y que nos diga cuáles son las necesidades criminológicas que están llevando a esta persona a delinquir. Esta persona sale de la prisión y no tiene donde vivir o dinero para el transporte. Pero hay muchas personas que también están sin vivienda y en la pobreza y no delinquen. Entonces, ¿qué es lo que lleva a esta persona a delinquir? Por eso es tan importante determinar mediante la ciencia qué es lo que lo está llevando a cometer ilícitos y cuáles son las necesidades que hay que intervenir.
-¿El modelo de las ocho necesidades se puede aplicar a cualquier persona y funciona?
-La clave es evaluar a las personas para ver las necesidades que tiene y no aplicar una receta igual para todos. Por ejemplo, no se puede poner a todas las personas privadas de libertad en programas de adicciones. Es probable que solo algunos sí tengan problemas de adicciones. O establecer que la totalidad de los presos deben realizar un plan de alfabetización cuando capaz que hay alguno que terminó la Secundaria y siguió sus estudios. Se debe dedicar los recursos a los que lo precisan. Y para eso es clave hacer una evaluación del riesgo y de las necesidades.
--Y el concepto de respuesta, que es la tercer letra (R) del programa, ¿en qué consiste?
-Se trata de adaptar las intervenciones técnicas dirigidas a la individualidad de esa persona, sus características y sus circunstancias individuales. Por ejemplo, la alfabetización es un factor de respuesta. Si el sistema penitenciario tiene un grupo de personas privadas de libertad bajo tratamiento de adicciones y la mitad de esos individuos son analfabetos, los técnicos deben adaptar esa intervención a esa característica. Se puede resumir diciendo que hay que crear el ambiente de aprendizaje ideal de cada persona.
-En el ex Comcar hay celdarios donde es difícil aplicar cualquier programa de rehabilitación, ya que duermen 11 o 12 personas en una celda para cuatro.
-Yo estuve en el Comcar.
-¿Qué opina de lo que vio?
-No quiero ser ingenuo y decir que no es un desafío. Obviamente que en esas condiciones que vi en el Comcar es un desafío implementar el modelo. Pero lo más importante es adherirse a los principios mencionados. Cuando capacitaba a los directores y a los operadores en el Comcar, les decía: “¿qué pueden hacer ustedes desde su lugar con estos principios en la cabeza? ¿Qué se puede empezar a cambiar desde el lugar en que están?”. Lo que importa es el riesgo de reincidir. Analizar si estoy alojando personas con bajo riesgo de reincidir junto con personas que tienen un muy alto riesgo. Y teniendo en cuenta toda esta teoría de del aprendizaje social y que todo comportamiento es aprendido, digo que se debe empezar a hacer cambios por ahí. (…) Entonces, algo que pueden hacer, por ejemplo, en el Comcar es confiar en las evaluaciones de riesgo que ellos están haciendo, incluso para tomar decisiones en dónde alojar a cada persona.
-Recientemente entrevisté a un guardia cárcel del módulo 11 del penal del Comcar y me hablaba de las pésimas condiciones de trabajo, extrema violencia, por las noches pasan por paredes agujereadas para cometer delitos. ¿Qué se puede hacer?
-No voy a desconocer que es difícil, pero hay que empezar con pequeños cambios porque además esta población no se puede borrar. Esta población está. En el futuro serán liberados y van a ser vecinos de alguien. Van a salir de la cárcel y van a ser tu vecino. Entonces son como pequeños cambios que se tienen que ir introduciendo. Veo resistencias a este modelo de parte de funcionarios carcelarios. Está la creencia de que las personas privadas de libertad nunca van a cambiar. Pero generar como una conciencia de que puede haber un cambio en individuos encarcelados, me parece importante. Hay una cosa que siempre pregunto a los funcionarios que miran con incredulidad este modelo: ¿dónde está el módulo con todos los presos de 70 y de 80 años? Investigaciones muestran y también lo revela la población del Comcar que muchas personas empiezan a delinquir más o menos a los 15 años, aumenta el pico a los 20 y a partir de los 30 empieza a bajar. Con este modelo se puede como acelerar ese proceso de que una persona desista de delinquir, en vez de los 30 años, lo haga a menor edad.
-Integrantes del crimen organizado consideran que se está dentro de los grupos para siempre ¿Cómo se combate esto?
-Antes de ser capacitador en este modelo, yo trabajaba en el sistema penitenciario (en Estados Unidos) y supervisaba miembros de pandillas como las de motoqueros (Ángeles del Infierno). Los integrantes de esas pandillas tienen comportamientos y las características de esta teoría están presente: poseen baja educación, algunos son adictos y se asocian con sus pares. Casi que no se relacionan con gente que está por fuera de esas pandillas. Y este modelo, creado por los doctores canadienses, se aplicó con éxito a esas pandillas.
-
"Yo lo maté, estaba de vivo": condenan a preso que apuñaló más de cien veces y degolló a su compañero de celda
Negro: “Cárceles no inhabilitan reproducción del crimen” y "hacinamiento" puede hacer bandas "más peligrosas"
“El lugar más caliente del infierno”: muerte de reclusos en Comcar fue tras discusión por celular o cuerda