"El lugar más caliente del infierno". Así se refieren tanto guardias como presos al Módulo 11 del penal de Santiago Vázquez (antes el Comcar). Es, sostienen, el peor lugar donde una persona pueda estar: corre riesgo su vida en todo momento, las celdas para cuatro personas son ocupadas hasta por nueve individuos, sin camas para todos, sin baños y en un edificio en un estado deplorable.
En ese círculo más ínfimo del infierno, la vida no vale nada. La violencia en mayor o en menor grado es algo cotidiano. Es el aire que se respira. Y poco pueden hacer los cuatro policías y una funcionaria penitenciaria que brindan seguridad en el módulo. En setiembre de 2024, el Módulo 11 alojaba a 852 reclusos, cuando su capacidad era de 498.
El lunes 16, el Módulo 11 del Comcar volvió a llamar la atención por cuatro muertes en el medio de un incendio.
No se trató de un conflicto entre bandas, como trascendió. Tampoco el problema se enmarcó en un ajuste de cuentes. Fue un enfrentamiento por problemas de convivencia entre los ocupantes de dos celdas. La causa del diferendo, no obstante, todavía es algo confusa.
Según supo El País, investigadores penitenciarios pudieron saber que los integrantes de ambas celdas se llevaban mal y que el enfrentamiento surgió por el uso de un celular o por una cuerda —supuestamente utilizada para tender la ropa. Es decir, el origen del enfrentamiento fue por algo banal.
La investigación continúa, porque el relato recogido por los investigadores todavía tiene algunas aristas poco claras. Al lado de la celda incendiada se encontraban alojadas ocho personas, entre ellos estaba un "fajinero" (preso que hace limpiezas) y un "ranchero" (reparte la comida en un carro por el pasillo del módulo).
En la celda incendiada, en tanto, se alojaban cuatro personas: Luciano Flores dos Reis, de 23 años, Emanuel Alexander Porciúncula Martínez, de 27 años, Yony Francisco Sosa Caballero, 34 años, y Walter Javier Ocampo Ifraín, 47 años. Todos murieron.
Una línea de investigación llevada adelante por policías del Instituto de Rehabilitación apuntan a las responsabilidades del "fajinero" y del "ranchero", ya que eran los únicos que podían desplazarse sin problemas por ese sector del Módulo 11.
Se sospecha que ambos encarcelados rompieron los candados de la celda y tiraron un trozo de colchón encendido en su interior.
No obstante, todavía no está claro qué utilizaron los agresores para abrir los candados. Los policías que registraron el lugar no encontraron ninguna herramienta pesada que permitiera abrir rápidamente unos gruesos candados, según dijeron las fuentes policiales.
El mismo día de los fallecimientos, el ministro del Interior, Carlos Negro, publicó un tuit donde hacía un llamado a un diálogo político para solucionar el problema endémico del sistema carcelario, con establecimientos superpoblados. Ello genera un incremento de la violencia y del consumo de drogas.
"Queremos concretar la concurrencia al Parlamento y tratar con urgencia la grave crisis estructural del sistema penitenciario. Esta situación, como hemos dicho, no es nueva. Uruguay es de los países con más prisionalización en el mundo", dijo Negro.
Y enseguida agregó: "A las cárceles saturadas se le suman 1.000 nuevos presos cada año. Son 200 millones de dólares anuales que se gastan en establecimientos que no pueden cumplir así con las funciones de rehabilitación. (...) Es impostergable un diálogo democrático y sincero que conduzca a soluciones definitivas".
Investigación administrativa
El relato oficial sobre los sucedido en el Módulo 11 tiene todavía algunas incongruencias, porque siete involucrados en el episodio fueron trasladados al Penal de Libertad, una cárcel que oficia de castigo, por su régimen más estricto que el resto de los penales, para quienes tienen problemas de comportamiento en las prisiones.
También está entredicho el auxilio que recibieron los presos quemados. Varios testigos, ubicados a poca distancia de la celda incendiada, señalaron a los investigadores que cuando los guardias llegaron los presos ya estaban muertos por el humo extremadamente tóxico proveniente del polifón incendiado.
Al menos uno de los guardias resultó muy afectado por el humo, cuando se disponía intentar rescatar a alguna de las víctimas, según dijo una fuente del INR a El País.
Ante la falta de elementos para saber en forma cabal lo sucedido, el comando del Instituto de Rehabilitación inició una investigación administrativa sobre las cuatro muertes, la que será elevada cuando concluya a la fiscal de Homicidios de 4° Turno, Silvia Naupp.
En la esfera política, el ministro Negro concurrirá mañana, jueves, a la Comisión Especial de Seguimiento de la Situación Carcelaria del Parlamento para informar sobre las cuatro muertes violentas en el Comcar.
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