Los primeros días del Parque Mauá: la gente que rompe las reglas y lo "novedoso" que ve la IMM

El predio de la antigua Compañía del Gas se inauguró como espacio público el pasado viernes 19, y los montevideanos comenzaron a conocerlo.

Parque Mauá.  El nuevo espacio público de Montevideo aprovecha las instalaciones de la desaparecida Compañía del Gas:  la intendencia decidió reabrir el predio, que pertenece al Ministerio de Industria, Energía y Minería.
Parque Mauá. El nuevo espacio público de Montevideo aprovecha las instalaciones de la desaparecida Compañía del Gas: la intendencia decidió reabrir el predio, que pertenece al Ministerio de Industria, Energía y Minería.

Un perro que se le escapa a su dueña y casi se va al agua. Una mujer que se sube al mirador clausurado. Unos jóvenes que saltan una valla y van a una zona prohibida. Un guardia de seguridad que se queja porque nadie le explicó sus nuevas tareas. Los montevideanos están asimilando, con curiosidad, dudas y errores, su nuevo espacio público: el Parque Mauá.

Lo que queda de la antigua Compañía del Gas (una empresa que durante décadas transformó el carbón en gas para el alumbrado público de Montevideo) se puede visitar todos los días de 9:00 a 22:00. En la tarde es cuando se concentra más gente. Las personas recorren las ruinas industriales, hoy recuperadas como patrimonio.

Textos y fotos iluminan durante el recorrido la historia de esta empresa. Estuvo en manos de británicos durante casi toda su existencia, desde mediados del siglo XIX hasta 1970. Golpeada financieramente, el Estado se hizo cargo de ella ese año. A fines de los 70, la compañía dejó de funcionar y el predio quedó sin uso. Hasta el pasado viernes 19 de diciembre.

El deterioro de las instalaciones es evidente. Hay edificios que se mantienen cerrados por peligro de derrumbe, como las viejas carboneras. Ahí hay vallas que bloquean el paso, pero más allá de los recorridos que hacen los guardias, las cámaras del predio no apuntan a esa zona.

Hay dos tipos de guardias: los guardaparques y los de seguridad. Los primeros son de una cooperativa contratada por la Intendencia de Montevideo (IMM), los segundos de una empresa contratada por el Ministerio de Industria (el dueño del predio).

Los de la empresa Gestam cuidan desde hace años el lugar y fueron testigos privilegiados de cómo cambió. Lo que antes era maleza, hoy está prolijamente cortado, donde antes entraban personas a drogarse, hoy caminan familias. Su trabajo también cambió. Solía consistir solo en vigilar el predio. Hoy incluye dar reposeras y responder preguntas.

Estas tareas se vuelven más intensas durante la tarde. Es por eso que el guardia vespertino (quien no quiso dar su nombre porque no tiene permitido hablar con la prensa) se queja de que nadie le explicó sus nuevas tareas. Hoy en día recibe preguntas del público sobre qué se puede hacer allí. Si se puede entrar en bicicleta, si se puede tocar el saxofón. También tiene que entregar las sillas plegables que se pueden pedir prestadas.

Es lógico que las personas le vayan a preguntar a él. El puesto en el que trabaja, de color naranja, contrasta con el ladrillo y el pasto que dominan el lugar. Y está instalado más allá del círculo donde estaba uno de los gasómetros (como el gigante que todavía se puede ver al otro lado de la rambla), que es otro punto central del parque. En el puesto naranja, además, están los baños químicos.

Y a pesar de que la gente le haga preguntas a ellos, los encargados de esa tarea son los trabajadores de la cooperativa.

Parque Mauá / Gente de paseo por el espacio libre Parque Maua, en el predio del exdique Maua en el Barrio Sur de la ciudad de Montevideo, ND 20251222, foto Ignacio Sanchez - Archivo El Pais
Gente de paseo por el espacio libre Parque Mauá.
Foto: Ignacio Sánchez/El País

Protegidos del sol, se sientan en un espacio precario a la entrada del parque. Es tarea de ellos informarle a la gente que no pueden entrar con perros sueltos (como el que se le escapó a una mujer), ni andar en bicicleta por algo que no sea la rampa que baja desde la entrada. Es uno de ellos quien va a decirle a una mujer que no se puede subir al mirador -una escalera que se usaba para inspeccionar tanques de gas y que estuvo habilitada al público solo el primer fin de semana.

“Tratamos de que la gente no pase, pero de repente estamos dando una vuelta por el lado de la carbonera y alguno se pasa. No saben o no leen el cartel. Ni bien los vemos, salimos inmediatamente a decirles que no”, cuenta el guarda parques Antony Reinoso a El País.

Este ejemplo ilustra que el parque está todavía en una etapa inicial, tanto en lo que ofrece, como en su relación con la ciudadanía.

El terreno que está abierto al público abarca 19.000 m², “aproximadamente dos manzanas”, dice Marcelo Roux, director de Espacios Públicos de la IMM. “Eso incluye un gran sector, el que tiene menos edificaciones”, añade.

Entre las zonas que permanecen cerradas, está la emblemática torre del reloj. Pero más que pensar en abrir nuevos espacios en el predio, la IMM apunta a mejorar el que ya está, así como los servicios que ofrece.

En cualquier caso, Roux entiende que es un espacio con “condiciones muy naturales de parque, más allá de que no fue pensado desde cero así”.

El jerarca destaca la singularidad del Parque Mauá. “No es algo que suceda comúnmente. Hay edificios que pertenecen al patrimonio industrial, que se han recuperado. Pero son edificios en sí”, argumenta.

“Esta conjugación entre espacio público, río, rambla y patrimonio industrial es bastante novedosa”, subraya Roux.

Opinión

Lo mejor de la IMM según la gente: los espacios públicos

Equipos Consultores, contratada por la Intendencia de Montevideo, realiza cada dos meses encuestas de opinión pública sobre la gestión departamental.

Allí se pregunta a los ciudadanos su opinión respecto al intendente y también sobre ítems específicos que hacen al trabajo de la comuna.

Si se revisan periódicamente las encuestas se puede concluir que los aspectos peor valorados son la limpieza y el tránsito.

Sin embargo, también se puede ver que, encuesta tras encuesta, los ítems más apreciados por la ciudadanía son saneamiento, iluminación, acciones culturales y espacios públicos.

En la última edición publicada, la del mes de octubre, el “Estado de parques, lazas y otros espacios públicos” recibió una aprobación del 68% y una desaprobación del 12%. Estuvo en el primer puesto.

La decisión de abrir al público el viejo Dique Mauá fue tomada durante la administración de Mario Bergara en acuerdo con el Ministerio de Industria, Energía y Minería, que es el dueño del predio.

El director de Espacios Públicos, Marcelo Roux, no quiso dar detalles de los planes de su división para los siguientes años, pero dijo que están trabajando en “una cantidad de ideas” en todo Montevideo.

“Estamos cerrando el presupuesto que se va a mandar a la Junta. Las ideas oportunamente se van a conocer, pero implican recuperación, mantenimiento, mejora y generación también de espacio público”, dijo Roux a El País.

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