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Daniel Sturla: “La pandemia es un llamado a la humildad”

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Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Nota a Daniel Sturla, Arzobispo de Montevideo, en la que hablo sobre la despenalizacion del aborto, los derechos de las mujeres y la pandemia de coronavirus Covid19, en el Arzobispado de Montevideo, ND 20200409, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

ENTREVISTA

La máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay cree que se trata de un momento para reflexionar, en el que afloran sentimientos y valores enaltecedores, como la solidaridad.

Culmina hoy una Semana Santa atípica por donde se la mire, en la que las celebraciones religiosas no han escapado a las restricciones de movilidad debido al coronavirus. Luego de que el papa Francisco bendijera al mundo frente a una plaza de San Pedro totalmente vacía, en un hecho nunca antes visto en la historia del Vaticano, la fe cristiana, lejos de resquebrajarse, se ha fortalecido.

-¿Cómo se vienen cumpliendo las tradicionales actividades de Semana Santa con las restricciones de movilidad y el aislamiento de la población? ¿Qué índices de audiencia están teniendo las transmisiones online que viene haciendo la Iglesia católica?

-Se están haciendo las celebraciones sin gente, sin fieles, con un mínimo de personas. El lunes, martes y el miércoles Santo se hizo un retiro para jóvenes por Instagram, llevado adelante por varios sacerdotes. Y fue muy bueno, porque se anotaron 500 jóvenes. Por un lado estaba la predicación y después se pasaba a la misa. Luego, por otra plataforma, hubo reuniones de chicos, cada uno desde su casa, conectados por Internet.

En la Catedral hay un pequeño número de personas para la celebración. Está el organista y un hombre que canta. También muchas parroquias están subiendo a Facebook y a otras plataformas sus misas. Y la verdad es que sorprende la cantidad de gente que las ve. El domingo pasado estuvo la misa de Canal 4, que después se subió a la página de la Iglesia católica de Montevideo, pero después estuvo la misa en vivo. Ambas fueron vistas por 90.000 personas, no solo de Uruguay. Es un número que llama la atención y solo de gente que las sigue en la computadora o en sus celulares, pero la cantidad que las ve en la televisión no se sabe. Todos los días de semana hay entre 1.000 y 1.200 personas que ven la misa de ICM TV. Y es una de las tantas que se están celebrando. O sea que en realidad pasa ese extraño fenómeno de la cantidad de gente que las está mirando.

-Hubo que hacer alguna adaptación en la Catedral? ¿Poner cámaras? ¿Llevar Wi-Fi ?

-En el Club Católico tenemos montada la capilla porque se graba la misa que pasa el Canal 4 los domingos. Pero en la Catedral fue necesario poner luces, Wi-Fi y otras cosas.

Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
Daniel Sturla: "Hay un liderazgo claro del presidente, han actuado bien los ministros". Foto: Leonardo Mainé.

-El viernes 27 de abril el papa Francisco bendijo al mundo frente a una plaza de San Pedro totalmente vacía. Fue un hecho inédito en la historia del Vaticano. ¿Hubo un mensaje anterior o posterior de la Santa Sede a las iglesias del mundo sobre cómo actuar frente a la pandemia? ¿Sobre cómo hacer las celebraciones?

-Sí. Dentro del Vaticano hay distintos ministerios que se llaman Dicasterios. Uno de ellos es el que refiere a la liturgia. Ese Dicasterio envió comunicaciones sobre la Semana Santa, sobre cómo hacer las actividades siguiendo el misal pero dando alguna indicación práctica. Se han suspendido algunos ritos. Por ejemplo, el Jueves Santo es el día en el que se hace el lavatorio de los pies, imitando lo que hizo Jesús a sus discípulos en la última cena. El sacerdote que preside la misa lava los pies a doce personas, lo cual se suprimió. También se suprimió la parte final de la misa del Jueves Santo, cuando se hace una procesión por la eucaristía en la Iglesia y se lleva a un lugar distinto el sagrario, donde queda para la adoración de los fieles. Eso también se suprimió. Esas indicaciones vinieron de la Santa Sede.

-Muchas parroquias no están recibiendo ningún ingreso en estos días y se inició una colecta online a través de la página web de la Iglesia católica. ¿Hasta qué punto se han visto resentidas las donaciones y cuánto afecta esto a la institución?

-Muchísimo, porque la Iglesia vive básicamente de la colecta de la misa dominical y de otras donaciones. La Iglesia en Uruguay no tiene mayores recursos. Y hay gastos fijos muy importantes. La Iglesia es un organismo complejo: una cosa es una parroquia, otra es la Arquidiócesis. Cuando hablo de las dificultades me refiero sobre todo a la Arquidiócesis, que tiene gastos para los cuales necesita absolutamente la entrada por parte de los fieles: pagar el Hogar Sacerdotal (para los padres mayores), el Seminario para los que se están formando y hay una ayuda que se da a los sacerdotes de barrios populares cuyas colectas son mínimas. Todo eso se resiente. Y después, se viene un momento muy difícil para los colegios de los barrios pobres, porque la gente está sufriendo, hay muchas personas en seguro de paro y no hay clases; por más que se estén dando cursos online, la recaudación del pago de cuotas baja enormemente. Muchos colegios se van a ver en figurillas para poder seguir.

-La Biblia menciona hechos como los que están ocurriendo ahora en el mundo. Y se los adjudica a la acción de Dios. ¿Cree que esto es obra de la mano de Dios?

-Todo lo que pasa de algún modo tiene que ver con Dios, eso es lo que nosotros creemos cuando hablamos de la providencia: que todo lo que ocurre, o Dios lo quiere o lo permite. Pero uno no puede decir que una cosa mala, negativa, una enfermedad, viene de la mano de Dios. Sí que Dios lo permite. Y aunque la distinción pueda parecer pequeña, no lo es.

-Pero la Biblia sí menciona actos que fueron producto de la ira de Dios...

-Sí, el Antiguo Testamento sobre todo. Pero hay como un crecimiento, como una pedagogía del Señor, que desde el Antiguo Testamento al Nuevo manifiesta a un Dios que es bondadoso y que respeta las mismas leyes de la naturaleza que él ha puesto y la libertad del hombre. El “gran juego” de la historia, para un creyente, se da en tres elementos: las leyes de la naturaleza, la libertad del hombre y la providencia de Dios. Estas tres cosas se conjugan en lo que es el misterio de la vida. Si los hermanos nuestros chinos no comieran murciélagos, si el gobierno chino hubiera actuado como correspondía al principio permitiendo la libertad de que se supiera.... ahí es todo libertad del hombre. Pero de algún modo la providencia de Dios también está, como también están las leyes de la naturaleza.

-Tal vez sean las leyes de la naturaleza, pero también es cierto que hay ríos que ahora aparecieron llenos de peces y aguas cristalinas, cielos en los que no se veían las estrellas que se han despejado por la falta de contaminación y animales que han ganado terreno sobre las ciudades. ¿No hay aquí un “mensaje”?

-Sí, claro que sí. Lo que creo que no es válido es tratar de unir inmediatamente las cosas. Uno tiene que tratar de interpretar humildemente qué nos está diciendo Dios con esta situación. Pero no pensar: “Dios mandó la pandemia para que ocurra tal cosa”. Uno interpreta los signos de los tiempos a través de los cuales Dios nos habla. Creo que a través de esta situación en la que entran estos tres elementos, Dios nos está hablando. Yo intento interpretar humildemente lo que entiendo nos puede estar diciendo. Los obispos del Uruguay hemos dicho que esto es un llamado a la humildad. Un microorganismo pone de rodillas al mundo entero, es una cosa insólita. Caen las bolsas, se desploma la economía del mundo, colapsan los sistemas médicos de los países más desarrollado, el primer ministro británico que estuvo haciéndose el vivo termina internado en un CTI, Trump termina tragándose muchas de sus palabras, a Bolsonaro no le permitieron sacar a su ministro de Salud Pública. Todo esto es como un llamado a la humildad, a darnos cuenta de que no somos los dueños de todas las cosas. Los obispos también decimos que es un llamado a la confianza en Dios, que en definitiva es un padre que nos ama y que ha creado este mundo para la salvación y no para la perdición. Y es un llamado a la gratitud: el que es humilde agradece a los que están trabajando, a los médicos, al personal de la salud, a los periodistas que nos informan. Y hay un llamado a pensar en otros que están pasando peor que uno.

Daniel Sturla, máxima autoridad de la Iglesia en Uruguay. Foto: Leonardo Mainé.
"Uno tiene que tratar de interpretar humildemente qué nos está diciendo Dios con esta situación", dijo Daniel Sturla. Foto: Leonardo Mainé.

-¿Cree que esto va a ayudar a la humanidad a reflexionar? ¿A valorar cosas cotidianas que se tenían y que se han perdido?

-Creo que sí. En determinados momentos tenemos ganas de darle un abrazo a la gente que queremos, de estar cerca. Ha muerto gente y no se ha podido ir a los velorios... El otro día fui a ver a un matrimonio con una chiquita muy enferma y no pude pasar. Tuvieron que bajar ellos al hall del sanatorio. Lo que necesitaban era un abrazo, pero yo no los podía abrazar.

“Hay un liderazgo claro del presidente en esta situación”

Desde que comenzó la emergencia sanitaria, la Iglesia católica ha sido un eslabón importante en la cadena solidaria que se ha forjado para atender sobre todo a las personas más necesitadas, muchas de las cuales se han quedado sin empleo por una inédita paralización de la actividad económica. La suspensión de las clases también ha agravado la situación de los más vulnerables.

-¿Cómo evalúa la actuación que está teniendo el gobierno frente a la pandemia del coronavirus?

-Creo que es muy positiva. Hay un liderazgo claro del presidente, han actuado bien los ministros. Pero también creo que la oposición ha actuado bien, salvo lo que entiendo fue un error: el famoso caceroleo. Pero creo que en general se está para sumar. Y en el caso del gobierno veo que la preocupación verdadera que se transforma después en hechos es lo del Mides y la atención a los más vulnerables. Es estupendo cómo ha hablado la ministra de Economía y lo que ha dicho. Les creo.

-El domingo pasado, durante la Misa de Ramos, usted dijo que esta es “la más santa de las Semanas Santas de nuestras vidas”. ¿Por qué?

-Más que “es”, yo dije que “tendría que ser”... Hay que aprovechar esta Semana Santa que de algún modo nos ha cortado el turismo precisamente para vivir con mayor profundidad, para tener tiempo para la lectura, para el encuentro familiar, para la oración, para seguir las celebraciones que se hacen vía plataformas o televisión. Y que todo esto nos puede ayudar y ser una cosa no que no nos juegue en contra, sino a favor, de vivir una semana más santa. Y también porque han surgido una cantidad de iniciativas de solidaridad. Muchísimas parroquias están haciendo recolección de alimentos no perecederos para hacer canastas. Y en otros casos están haciendo, por ejemplo, tortas de fiambre, que después son repartidas entre gente en situación de calle. Esto está ocurriendo por ejemplo en barrios como Pocitos y Carrasco. Y obviamente en otros sitios más carenciados de Montevideo.

-Hace poco hubo un casamiento aquí en Montevideo en el que no se respetaron las medidas preventivas de distanciamiento entre las personas que concurrieron a la Iglesia. ¿Qué pasó en ese caso?

-Hay gente que se está casando civilmente, y los que son católicos tienen el derecho de casarse también religiosamente. Lo que pasa es que lo que no puede haber es casamientos con gente, salvo el mínimo. No eran más que 15 personas, el gran error que pasó ahí es que se juntaron para sacarse una foto. Pero en una iglesia como la de San Ignacio, 15 personas pueden estar perfectamente con las distancias adecuadas. El error fue que salieron y se tomaron la foto, cuando en realidad la foto se saca siempre adentro de la iglesia. En un ómnibus están viajando hoy por hoy en Montevideo más personas que las 15 que estaban en el casamiento, y en un ámbito muy reducido. Creo que no hay celebraciones con aglomeraciones, pero alguna con algún mínimo de gente sí. De todas modos, la mayoría de los casamientos se han suspendido; son los mismos novios los que los han suspendido.

Religión en tiempos de Facebook e Instagram

El lunes 16 de marzo la Iglesia católica empezó a emitir en vivo el Rosario (a las 18:00 horas) y la misa (a las 18:30) a través de YouTube. Ambos se graban en la capilla del Club Católico. Se trata de lo mismo que se hace desde hace dos años con la misa de Canal 4, solo que ahora se empezó a hacer todos los días. En estas transmisiones están involucrados un sacerdote y un laico, junto con dos personas en la producción.

Para Semana Santa se hizo un plan especial, con la mayoría de las celebraciones desde la Catedral. Eso implicó el traslado de equipos hacia la Iglesia Matriz y la extensión de internet, que se hizo mediante un largo cable que parte desde el Arzobispado, ubicado a los fondos del templo. Además, la Iglesia hizo una alianza con TCC para emitir las ceremonias en vivo. Y con VTV para las misas de los domingos.

También se empezaron a producir videos diarios (“Cuaresma en casa”), que se suben a YouTube y se difunden por las redes sociales y a los suscriptores por WhatsApp.

Además, muchas parroquias vienen transmitiendo misas en vivo por Instagram o Facebook. Algunas de ellas son Nuestra Señora del Rosario de Pompeya, San Ignacio de Loyola, San Juan Bautista, Stella Maris y Gruta de Lourdes.

Las actividades del domingo de Ramos, por ejemplo, tuvieron 95.900 visualizaciones en YouTube. La mayoría (unos 70.000) vieron la misa que se subió primero, la grabada para el Canal 4. La de Ramos, en vivo y simultáneo, tuvo una audiencia de 1.700 personas. Después, en el correr del día, la vieron otras 5.500. Entre el público hubo uruguayos y personas de varios países.

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