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Montevideo es el núcleo duro de la pandemia del COVID-19 con 18 brotes activos

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Más de la mitad de las empresas que Trabajo inspeccionó desde el 13 de noviembre incumplió el protocolo sanitario. Foto: Leonardo Mainé

AYER HUBO 100 NUEVOS CASOS

Siete de cada diez personas que cursan el coronavirus en la ciudad están vinculadas a uno de los 18 brotes que están activos en la capital uruguaya.

En menos de 200 kilómetros cuadrados de superficie de Montevideo, hay 18 brotes activos de COVID-19. La capital uruguaya es el epicentro de una pandemia que, en las últimas semanas, adquirió la impronta de múltiples estallidos a la vez.

La selección uruguaya de fútbol, un club de Punta Gorda, otro de básquetbol y otro de fútbol, trabajadores de la construcción y del ámbito postal, una iglesia evangélica, una fiesta, el laboratorio de un prestador privado de salud, un supermercado, el Poder Judicial, un cóctel de Cancillería, tres colegios privados y un residencial explicaban, al 18 de noviembre, el 69% de las personas que cursan la enfermedad en Montevideo. Solo el club Bella Vista tenía 50 activos.

Los contagios intrafamiliares, que en buena parte de la marcha de la pandemia en Uruguay habían sido los más frecuentes, quedaron relegados a un segundo lugar. Ese mismo 18 de noviembre, según datos exclusivos a los que accedió El País, los brotes de puertas adentro de los hogares representaban el 20% de los que estaban enfermos en la capital.

Dice el ingeniero Andrés Ferragut, uno de los analistas de datos en el grupo de científicos que asesora al gobierno, que eso trae aparejada una complejidad extra: “No es lo mismo identificar un foco dentro de un grupo familiar, en el que se sabe cuáles son los contactos, se pone a todos en cuarentena y listo, que brotes en ámbitos en los que no hay una lista de participantes o en los que siquiera se conocen entre sí”.

Los expertos en datos dicen que si Montevideo fuera un bosque visto desde el cielo y los brotes fueran focos de incendios, se vería un mapa con múltiples llamaradas activas en simultáneo. La actividad, las múltiples reuniones, festejos, escaso teletrabajo, y descuido de las distancias de los montevideanos serían como agregarle a ese bosque un material inflamable adicional. Y, para terminar la analogía, los técnicos dicen que, al romperse las burbujas de contactos, tras múltiples juntadas, a ese bosque se le está agregando viento capaz de llevar el fuego de un lado al otro.

“Estamos muy en el filo de la navaja, en una pulseada abierta entre contener la situación y el descontrol. Y gran parte de ese juego está en la conducta humana, plantea Matías Arim, especialista en modelado de ecología de poblaciones y quien ha analizado la marcha del COVID-19 desde el Grupo Uruguayo Interdisciplinario de Análisis de Datos (Guiad).

Ese “descontrol”, entiende Arim, “podría hacer que en una semana se pasara de los 100 casos positivos nuevos -como el Sinae reportó ayer- a 300, a 600, a 1.200...”. ¿Cómo se evita ese salto? El académico vuelve al concepto: por más testeos, rastreadores, camas de CTI y protocolos, “no hay sistema que soporte sin que cada uno haga un clic, un cambio, y entienda que estamos en pandemia”.

En más de la mitad de las empresas que inspeccionó el Ministerio de Trabajo, desde el 13 de noviembre, se incumplió el protocolo sanitario. Tomás Teijeiro, inspector general del Trabajo, citado en el comunicado oficial de la cartera, dijo: “Todos vivimos esa suerte de pánico inicial durante los meses de marzo y abril, donde todos teníamos la guardia más alta, y a medida que pasó el tiempo esta fue bajando”.

Pandemia de Coronavirus en Montevideo. Foto: Estefanía Leal
Pandemia de Coronavirus en Montevideo. Foto: Estefanía Leal

Los muchos brotes de Montevideo son, según los epidemiólogos, la muestra estadística de esa “baja de guardia”. Pero esta enfermedad, que a escala mundial se calcula genera entre dos y seis infectados por cada persona que da positivo, también tiene sus casos aislados.

Prueba de ello, solo en la capital hay 41 personas cursando la infección que han sido reportadas por centros educativos, sin que se haya constituido un brote: hay liceales de públicos y privados, profesores, administrativos, maestras de escuela y hasta el fotógrafo de un colegio. Pero también hay casos aislados en universidades privadas y en un servicio de la Universidad de la República.

En Canelones, el segundo departamento más poblado del país, la cantidad de activos se explica por razones diferentes al fenómeno de la capital: solo seis brotes intrafamiliares y uno en una escuela militar. Ese último “incendio” en el centro educativo castrense concentra el 70% de quienes cursan la enfermedad en territorio canario.

Tanto Canelones como Montevideo están en color “amarillo” según la clasificación de riesgo que realiza la Universidad de Harvard. En Cerro Largo, en cambio, el tono es más próximo al naranja.

Los cálculos que cada día actualiza para el Guiad la doctora en Computación Lorena Etcheverry, muestran que en los últimos siete días -incluyendo los positivos de ayer- el departamento arachán tuvo 6,54 casos cada 100 mil habitantes.

¿Por qué, sin embargo, los técnicos entienden que el mayor riesgo está hoy en Montevideo? “En Melo se tomaron medidas, hubo un crecimiento grande de casos que durará un tiempo en apagarse, tal vez un mes más, pero la situación parece controlada. En la capital del país, a la inversa, hay más densidad de población, más movilidad y el número de activos no baja”, explica Arim, el especialista en modelado.

Los cálculos de Etcheverry lo reconfirman: Montevideo lleva un mes en que el promedio de casos nuevos cada 100 mil habitantes no baja de dos.

La infectóloga Susana Cabrera constata estas estadísticas frías en el calor de las llamadas y consultas: “Son cada día más”, asegura. No solo eso: el prestado de salud en el que trabaja “tuvo que aumentar el personal de salud para testear posibles positivos y seguir contactos”.

A su colega Álvaro Galiana le pasa lo mismo: “Casos totales en aumento, muertes en aumento e internaciones en aumento”. Ayer mismo Uruguay batió su récord de personas cursando la enfermedad. Hay 861 activos, nueve pacientes están en CTI y uno en cuidados intermedios.

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