EL CORONAVIRUS Y LA TERCERA EDAD

El Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) elabora por estas horas un nuevo informe sobre el impacto de la pandemia en la tercera edad. “Los viejos se nos están muriendo de soledad y deterioro cognitivo y afectivo. Estamos trabajando fuertemente en eso. Es un tema crucial”, adelantó a El País Rafael Radi, coordinador del grupo.

Concretamente se estudian recomendaciones acerca de la participación de los adultos mayores en las fiestas de fin de año, sobre todo de aquellos que viven en residenciales. “Es todo un tema”, dijo Gabriela Ormaechea, médica internista y coordinadora del grupo del GACH que se dedica a los adultos en general. “Si sacás a un familiar del residencial tenés que hisoparlo antes de que entre de vuelta”, agregó la especialista en diálogo con El País.

Justamente, el testeo de aquellos que salgan de los centros de larga estadía, ya sea por las fiestas o para pasar unos días de vacaciones con sus familias, es una de las ideas que manejan en la Sociedad de Geriatría: recomendarán a las autoridades que se pida un hisopado negativo a los ancianos que salgan de los residenciales y quieran volver a entrar. A priori, el costo correría por cuenta de las familias.

En la Sociedad de Geriatría advierten con mucha preocupación un silencio en torno a qué deberían hacer los más veteranos en estas fechas. “Se vienen días especiales. ¿Cómo hacemos para decirles que sus familiares no pueden visitarlos, o que no deberían dejarlos salir? Desde el Ministerio de Salud no han salido a dar ningún mensaje en relación a esto: qué hacer y qué no. No está estipulado”, remarcó el geriatra Aldo Sgaravatti, miembro de la comisión directiva de la Sociedad de Geriatría. Y agregó: “Para cualquier otra edad sí se dice, pero para esta no. Necesitamos que salga información”, insistió.

Días atrás, el ministro de Salud, Daniel Salinas, grabó un video a cámara en el que habla “como padre” y les pide a los jóvenes que tengan más cuidado y disfruten de una “libertad solidaria”.

La Sociedad de Geriatría está elaborando un protocolo de “visitas saludables o protegidas” porque entienden que la última ordenanza del MSP al respecto, emitida en agosto, debe actualizarse. En ella, el ministerio establece que se deben evitar salidas del residencial “innecesarias”, así como “suspender actividades de carácter lúdico, recreativo o terapéuticas grupales”. Y sobre las visitas, dispone distintos niveles de restricción dependiendo de si hay sospecha de casos, si hay o hubo positivos confirmados, entre otras cosas.

“Esa ordenanza no tiene en cuenta la gran heterogeneidad de los residenciales”, dijo Sgaravatti a El País. “Si bien tenemos que cuidarlos, y nuestro objetivo es prevenir el contagio, debemos mantener un equilibrio. Nos centramos en una única enfermedad, si bien es mortal. Hay que tener en cuenta que desde marzo están encerrados”, señaló.

Aunque la ordenanza indica que los internos no deben salir de los residenciales, Sgaravatti aseguró que eso está sucediendo igual. “Podemos hacer como que no vemos, u organizarlo. Y va a ser muy difícil en estas fiestas que no ocurra”, agregó el geriatra.

Por otra parte, en la Sociedad de Geriatría perciben que el “contralor solidario” que asumieron los prestadores de salud tras los primeros focos en residenciales, meses atrás, no se está cumpliendo. “Supuestamente hay un seguimiento semanal, pero algunos no lo están haciendo. Si bien es solidario (porque las instituciones no cobran por ello), vamos a hacerlo bien. Nos consta que se está trabajando, pero hay cabos sueltos que ajustar”, planteó.

La semana que viene tendrán una reunión con María Giudice, subdirectora de Salud del MSP, para conversar sobre estos asuntos. A su vez, Ormaechea dijo a El País que se habló telefónicamente con miembros de la directiva de la sociedad e intentará reunirse con ellos también en los próximos días.

Ormaechea coincide con Sgaravatti en dar cierta flexibilidad a lo escrito anteriormente. Ahora, ella haría la siguiente recomendación: “Si uno toma las precauciones del caso, puede haber visitas al aire libre, con protección y distancia. Y con buena higiene entre visita y visita si el lugar es cerrado. Con esos recaudos, es muy difícil que se produzca el contagio”.

Los adultos mayores suelen combinar dos condiciones agravantes para el COVID-19: la edad y las enfermedades no transmisibles, porque con los años aumentan las comorbilidades. Ese riesgo mayor los confinó desde un principio, incluso suspendiendo la asistencia de sus enfermedades. De a poco eso se ha ido restableciendo, pero según cuenta Ormaechea, muchos pacientes siguen recluidos por miedo.

“Esto ha generado mucha afección, es terrorífico. Están sufriendo mucho desde el punto de vista psicoafectivo”, explicó la internista. “Los más sanos sufren desde lo adaptativo; y los más severos en salud mental tienen más ansiedad, depresión. A veces ese tipo de pacientes no te dice ‘estoy deprimido’, sino que lo manifiesta con síntomas como apatía o insomnio”.

Por eso el GACH quiere estimular a los adultos sanos a que salgan de sus casas: “Que salgan a espacios abiertos y con protección. Sí que eviten cumpleaños, reuniones. Pero que vayan a caminar por la cuadra o al parque, acompañados por la familia y manteniendo siempre los mismos grupos humanos”, detalló Ormanechea. Los especialistas temen por la depresión silenciosa en un grupo etario en el que el índice de suicidio es alto.

Por su parte, Sgaravatti contó que en la mutualista en la que trabaja aumentaron las fracturas de cadera, y afirmó: “Depresión, demencia, caídas y fracturas. Esas son las cosas que veremos más a largo plazo. Sí, es grave el virus, y el desafío es que se cuiden pero se mantengan activos. Tenemos 500 mil adultos mayores. No los mata el COVID, los mata la inmovilidad o depresión. Lo veremos más adelante”.