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La droga tabú que uno de cada tres uruguayos llegó a consumir alguna vez

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Pastillas. Foto: Pixabay

SALUD

Los tranquilizantes son la tercera droga más consumida por la población uruguaya. Eso sin contar que más de 246.000 uruguayos -algunos se repiten y otros no- han tomado antidepresivos.

Es la droga con menos apariencia de droga. Ni el más imaginativo de los mortales pensaría en ella cuando alguien refiere a u201csexo, drogas y rock and rollu201d. Mucho menos alguien la asociaría con un problema social y sanitario u201cgraveu201d. Pero ella, que afecta a más mujeres que hombres, a más adultos que a jóvenes, a más ricos que a pobres, ha encendido la alerta de la Junta Nacional de Drogas. Es la sustancia de la que pocos hablan: los psicofármacos.

Una de cada tres personas, de entre 15 y 65 años y que residen en localidades urbanas de Uruguay de más de 10.000 habitantes, consumió psicofármacos alguna vez en su vida. Quiere decir que al menos medio millón usó tranquilizantes alguna vez, siendo la tercera droga más consumida por la población uruguaya. Eso sin contar que más de 246.000 uruguayos -algunos se repiten y otros no- han tomado antidepresivos.

Estas cifras, que recoge la VII Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y a cuyos resultados accedió en exclusiva El País, u201cson preocupantes y dan cuenta de una autocrítica que tenemos que hacer los médicos y la sociedad en generalu201d, reconoce el psiquiatra Juan Triaca, uno de los especialistas en la atención de adicciones. Este escenario, dice, u201cno es ajeno a la sociedad consumista: así como hay más consumo de papas chips, también hay más consumo de psicofármacos, incluso con la anuencia de los médicosu201d.

Sucede que a diferencia de otras drogas, buena parte del acceso a los psicofármacos es legal y con la indicación de un profesional. De hecho el 78,6% de quienes consumieron tranquilizantes alguna vez, lo hizo con receta médica.

En su informe sobre la Encuesta Nacional, la Junta de Drogas alerta por el porcentaje restante, esa población que tomó tranquilizantes por su cuenta (18,7%) o la que empezó con prescripción médica y luego continuó por su cuenta (2,7%). Pero, para Triaca esa es solo u201cla punta del iceberg de un mal mayoru201d: la falta de alternativas.

Porcentaje de uruguayos que consumieron tranquilizantes. Foto: El País.
Porcentaje de uruguayos que consumieron tranquilizantes. Foto: El País.

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u201cHay cosas que se resuelven con la escucha, pero el sistema de salud uruguayo no da tiempo para la escucha. El médico tiene 15 minutos de consulta para atender la situación y, para dejar tranquilo al paciente y para quedarse tranquilo él, lo resuelve todo con la terapia farmocológicau201d.

Triaca sabe que sus dichos calan en lo más hondo del corporativismo médico, pero prefiere repartir las culpas. u201cPor un lado está el paciente que siente que si el profesional no le receta nada es porque no lo atendió bien; por otro está el médico que ve en el psicofármaco un atajo. Pero, detrás de eso está la formación de esos médicos en que no se hace el suficiente hincapié en cómo racionalizar los medicamentos o en atender las consecuencias posteriores de un consumo abusivou201d.

La Asociación de Psiquiatría de Estados Unidos ha señalado que u201cuno de los cuadros de abstinencia en agudo más grave es el vinculado al consumo de benzodiacepinas (casi todos los ansiolíticos pertenecen a esta familia de medicamentos)u201d. Y eso sin contar la intoxicación.

Los tratamientos con benzodiacepinas u201cestán pensados para una duración corta, de un máximo de tres a seis mesesu201d, dice Sandra Romano, directora de la Cátedra de Psiquiatría de la Universidad de la República. u201cEs correcto que un médico cualquiera, o un cardiólogo, pueda recetar un ansiolítico, pero siempre teniendo en cuenta que sea beneficiosou201d.

Es que Romano es de los profesionales que pide u201cno demonizaru201d el consumo de psicofármacos, pero tampoco dar rienda suelta al u201cvale todou201d.

El propio Ministerio de Salud había establecido como objetivo sanitario u201cla prescripción racional de psicofármacosu201d. Y a la luz de los datos, se está lejos: el consumo de hipnóticos casi se duplicó en un lustro.

Consumo de tranquilizantes en Uruguay, según sexo y edad. Foto: El País.
Consumo de tranquilizantes en Uruguay, según sexo y edad. Foto: El País.

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La mezcla imperfecta.

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En cualquiera de los prospectos de psicofármacos -de esos que deberían ser de lectura obligatoria- se advierte que la mezcla con alcohol podría ser fatal. Pero en la búsqueda de un u201cpegueu201d mayor, dice Triaca, a las bebidas alcohólicas se las combina con todo, incluso con antidepresivos.

Esa combinación imperfecta y la toma abusiva de pastillas en busca de la autoeliminación son de las intoxicaciones u201cmás frecuentesu201d que reciben las emergencias médicas. Esta evidencia también la percibe el Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico (CIAT). Casi la mitad de las consultas diarias son por ingesta de medicamentos, y las benzodiacepinas significan entre el 27% y 40% de ese total.

Al de por sí elevado consumo de psicofármacos (uno de cada diez dice haberlo hecho el último mes), se le suma el riesgo de un acceso sin control. u201cA veces es la compra en una feria, a veces es un amigo que la robó de un hospital o un farmacéutico con poca ética, pero siempre hay una vía sencilla para adquirir la droga sin indicación ni control de calidadu201d, explica Triaca.

La Encuesta Nacional de Drogas consigna que u201clas personas que han consumido el último año psicofármacos sin prescripción médica, presentan prevalencias significativamente más altas de alcohol, marihuana, y cocaína, lo que marca un perfil de policonsumou201d.

Los varones son, en este sentido, los que más acceden a la compra de tranquilizantes sin receta médica; a la inversa de lo que sucede con el consumo general de esta sustancia.

Consumo de tranquilizantes según prescripción. Foto: El País.
Consumo de tranquilizantes según prescripción. Foto: El País.

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Quitapenas.

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Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, ha dedicado un libro entero al estudio del consumo de sustancias químicas que producen sensaciones placenteras o que, al menos, aminoran el sufrimiento. A ellas les llamó u201cquitapenasu201d y dijo: u201cLos hombres saben que con ese u2018quitapenasu2019 siempre podrán escapar al peso de la realidad, refugiándose en un mundo propio que ofrezca mejores condiciones para su sensibilidad. También se sabe que es precisamente esta cualidad de los estupefacientes la que entraña su peligro y su nocividadu201d.

La presión social, lo que se espera de uno y cómo uno se ve frente al resto, es clave en este consumo exacerbado de tranquilizantes y antidepresivos. En este sentido, dice Triaca, u201cla mujer está en clara desventaja, porque sobre ella pende un juicio muy crítico que conlleva al encierrou201d. Tal vez por eso los psicofármacos son la droga más feminizada.

La prevalencia del consumo de tranquilizantes en las mujeres duplica al de los hombres, situación que se va haciendo más evidente en las edades más adultas. Entre las mayores de 46 años, más de la mitad de ellas consumió tranquilizantes alguna vez. Y a esa edad, una de cada cuatro también tomó antidepresivos.

La catedrática Romano agrega que u201cestudios recientes, realizados en Uruguay, demuestran que en las mujeres que sufren violencia doméstica el consumo de psicofármacos es mucho mayoru2026 ese es otro factor a atender como sociedadu201d.

Tanto Romano como Triaca son psiquiatras y si bien no reniegan de la incidencia de la biología, insisten con la responsabilidad social. ¿Por qué? u201cEl ejercicio físico, regulado, sistemático, es beneficioso. También el regular las horas de sueño o evitar el consumo excesivo de refrescos cola, mate y café, ¿pero se está realmente dispuesto a cambiar esos hábitos para que el propio organismo controle la ansiedad o el llamado estrés?u201d.

Alcohol: La otra alerta de consumo

Si la lucha contra el tabaco había sido el buque insignia del primer gobierno de Tabaré Vázquez, el combate al alcohol iba a serlo en su segunda administración. Pero la falta de épica -no hubo un juicio internacional en que David le ganara a Goliat- o el corrimiento de tiempos hizo que el compromiso se diluyera.

La ley sobre el consumo problemático de alcohol salió sobre el final del período legislativo, no contó con el apoyo de la oposición y aún no fue reglamentada. El diputado nacionalista Gerardo Amarilla, que integró la Comisión de Adicciones, había criticado que la u201csoluciónu201d pasara por una normativa. u201cSe votó la ley contra la violencia de género, con presiones, como si votarla fuera a resolver el problema. ¿La realidad cuál fue? ¿Han bajado los femicidios o la violencia de género? Nou201d. Y sobre el final de su discurso, en la sala de sesiones arremetió contra lo u201capresuradou201d de la votación de la ley cuando u201cel Frente Amplio tuvo 15 añosu201d.

El legislador emepepista Sebastián Sabini, que también integró la Comisión de Adicciones, respondió con sátira que u201cnunca es un buen momento para regular los mercados de las drogas (u2026) porque atrás hay intereses económicos que se ven afectados por la regulaciónu201d. José Luis Gallo, el médico frenteamplista que informó del proyecto en la sesión, el día de la votación, justificó el texto por el u201cgrave problema de saludu201d que implica el consumo de alcohol. Y para ello se basó en cifras de la última encuesta de prevalencia de consumo de drogas que había disponible (con datos de 2014). Se quedó corto.

La reciente encuesta, que la Junta Nacional de Drogas publicará mañana muestra que el consumo de alcohol aumentó u201csignificativamenteu201d. El 77% de la población reconoce haber tomado el último año y el 60% dice haberlo hecho el último mes. De hecho hay más de 60.000 uruguayos que declaran beber alcohol u201ccuatro o más veces por semanau201d.

Junto a la marihuana, el alcohol es la droga que más sigue aumentando su consumo.

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