El pediatra y docente grado 5 tomó las riendas del Centro Hospitalario Pereira Rossell con el cambio de gobierno. En entrevista con El País, Gustavo Giachetto, habló de la situación heredada, las primeras medidas de su gestión, la atención que se brinda y el público que se asiste en el centro de referencia nacional pediátrico. Entre varios asuntos, el especialista se refirió al “problema creciente” de niños baleados que deben atender en el centro ubicado en Bulevar Artigas, así como de los problemas de salud mental en los jóvenes y la cifra de pacientes sociales, que tienen alta médica, pero siguen allí. “No es el hospital de los pobres”, enfatizó.
-¿En qué estado encontró el hospital público al asumir?
-Es la unidad ejecutora más grande de ASSE. Encontramos que estaba funcionando con algunos problemas. Con deudas, problemas de infraestructura, y servicios que necesitan un refuerzo de médicos y enfermería. Es un hospital muy grande, con unos 5.000 funcionarios, pero muy comprometidos y el proceso asistencial se garantiza siempre.
-¿Cuál es la principal prioridad de su gestión?
-La atención de niños, adolescentes y embarazadas. Pusimos énfasis en atacar primero la demanda en espera. Por ejemplo, hay una demanda importante en oftalmología pediátrica, con atraso desde 2021. Entonces diseñamos una estrategia de jornadas quirúrgicas. Por ejemplo, los chicos con cataratas se están operando a un ritmo importante. Y estamos desplegando estrategias para dar respuesta al atraso en varias especialidades, sobre todo en oftalmología y dermatología. Por otro lado, hay un proyecto que seguramente se va a desarrollar este año de acondicionamiento de las policlínicas en el Hospital Pediátrico.
-Uno de cada tres niños es pobre, según la nueva medición del INE, ¿qué características tiene este público?
-Es un hospital de referencia, entonces la cobertura la brindamos a los 270.000 usuarios menores de 15 años de ASSE. La población de ASSE tiene peculiaridades y la vulnerabilidad socioeconómica es una, que tiene factores de riesgo que es necesario contemplar. No se le puede brindar la misma atención que a otros usuarios. Tienen mayores necesidades y demandan una atención diferente.
-¿Pero se logra atender eso?
-Sí, este hospital está acostumbrado y hacemos una atención que contempla esos aspectos. Cualquier usuario que se hospitaliza acá tiene todo, algo que no ocurre en otros prestadores.
-¿Se atienden en el hospital cada vez más niños desnutridos o con carencias severas?
-No te diría que hoy es un problema mayor la desnutrición como tal. Es un problema, como en toda la sociedad, la vulneración social que tiene que ver con problemas de violencia y ahora se inserta la veta del narcotráfico también.
-Hubo un repunte de niños baleados en el último tiempo. ¿Cómo es trabajar con esta realidad?
-Los servicios de emergencia y el CTI están adaptados a la atención de pacientes potencialmente graves con heridas de arma de fuego. Eso es un cambio, porque un accidentado de tránsito no es lo mismo. Por otro lado, implica consideraciones desde el proceso asistencial de contemplar esas realidades, y también cuestiones de seguridad, que a veces generan temas en el personal.
-¿Hay más casos?
-Las cifras mostraron que esos temas vienen en aumento. No tengo los últimos datos, pero sí es un problema creciente.
-Pasó de ser algo esporádico a ser algo más frecuente…
-Es un problema que está, que tenemos que atender y es parte de nuestra realidad epidemiológica, con la que tenemos que aprender a trabajar.
-¿Qué prestaciones de salud se demandan más ahora?
-La consulta de urgencias se consume muchísimo en esta época del año. Los servicios de emergencia están funcionando a pleno. Ahora estamos teniendo un promedio de 200 y pico de consultas por día.
-¿Está saturado el servicio?
-No, los números de consultas que tenemos son similares a años anteriores. No estamos con ninguna saturación. Los tiempos de espera en emergencia son los razonables y no quedan pacientes esperando para ingresar. El CTI aún no está funcionando al máximo porque no hay esa demanda.
-Un problema que se advertía la pasada gestión era la gran cantidad de pacientes sociales. ¿Cuántas casos hay?
-El hospital tiene 153 camas, que en invierno se amplían a 186. Hay unos 40 casos entre niños y los recién nacidos. El número es importante porque generan a veces hospitalizaciones prolongadas.
-Se atienden casos de salud mental en jóvenes. ¿Cuál es la situación actual?
-Hay problemas de salud mental y tenemos servicios especializados. También atendemos todas las hospitalizaciones de chicos con intentos de autoeliminación, ideas suicidas o lesiones autoinfligidas.
-¿Han aumentado esos casos en el último tiempo?
-Sí, según cifras que se han manejado, que compone lo que llamamos como morbilidad psicosocial. Es un problema que después de la pandemia tuvo un aumento.
-¿Hay especialistas suficientes para la demanda actual?
-Tenemos psiquiatría en la emergencia, en la internación y estamos fortaleciendo los dispositivos para contar con los recursos adecuados. Siempre esas áreas necesitan más de estos especialistas.
-¿Qué médicos faltan más para la operativa?
-Hay que fortalecer anestesia, y los recursos de salud mental. Pero más que recursos médicos, hay que fortalecer los recursos de enfermería, muy importantes que hacen el cuidado continuo, que en nuestra área es muy especializada.
-¿Le faltan fármacos?
-No nos faltan. Tenemos los medicamentos que se tienen que tener en el marco de los protocolos que usamos y de las demandas que tenemos.
-¿Cree que la población uruguaya lo considera al hospital como el centro de referencia nacional pediátrico o el hospital de niños pobres?
-No es el hospital de los pobres. Creo que lo consideran un centro de referencia.