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Planteo de Lacalle Pou en la cumbre de la Celac es “ambicioso” y “difícil de concretar”, según expertos

Sin embargo, apuntan que hay que leer el mensaje detrás de la iniciativa del presidente.

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El presidente Luis Lacalle Pou concurrió al encuentro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
El presidente Luis Lacalle Pou concurrió al encuentro de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
Foto: EFE

Por Pamela Díaz
"¿No será momento de sincerar las relaciones y que desde la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) se impulse una zona de libre comercio, desde México hasta América del Sur?”, planteó el pasado martes el presidente Luis Lacalle Pou frente a los representantes de los otros 32 países del mecanismo regional. Aún a la espera de respuestas de los demás mandatarios, la idea es vista por expertos como de difícil concreción y ambiciosa, y leída como una forma de transmitir su visión de la política económica exterior de Uruguay.

“No es una idea nueva, y se intentó y no tuvo posibilidades de avance”, sentenció la economista del Instituto de Economía (Iecon), Gabriela Mordecki. Ya “estuvo en la base de la creación” de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (Alalc), “por los años 60”, que luego se transformó en la Asociación Latinoamericana de Integración, donde se “registran los acuerdos comerciales e inclusive tiene sede en Montevideo”, recordó en diálogo con El País.

La especialista explicó que realizar un acuerdo de libre comercio entre todos los países integrantes de la Celac es “muy complejo”. Hay que ir “uno a uno” porque para lograrlo tienen que “existir intereses comunes”. Además, marcó como necesario que haya “países líderes grandes y firmes”, que ahora serían Brasil, México y Argentina. Pero -continuó- son naciones con “problemas muy grandes” a nivel local. En la Unión Europea ese rol lo cumplieron Alemania y Francia, y el Reino Unido que ahora ya no forma parte.

Uruguay es un “país pequeño” con “poca industria nacional” y “exportaciones basadas en la industrialización mínima de algunos productos de origen agropecuario, donde tiene una ventaja importante. En ese sentido, es conveniente porque, en lo que piensan con una idea así, es lograr que nuestros productos entren sin aranceles a los otros mercados. Pero otros países que tienen una industria más desarrollada, como Argentina o Brasil, tienen que pensar que un acuerdo podría implicar el ingreso de productos sin arancel que compiten con los suyos”, añadió.

Por otra parte, el director del Instituto de negocios internacionales de la Universidad Católica de Uruguay, Ignacio Bartesaghi, opinó que Lacalle Pou “quiso aprovechar el ámbito de la Celac para dar señales”. El mandatario participó, “en parte, porque era el regreso” del nuevo presidente brasilero Luiz Inácio Lula da Silva al “ámbito regional”, comentó a El País.

Además, concurrió con el “riesgo, incluso, de tener que estar en la incomodidad de una foto con líderes con los que no comparte muchas cosas”. Finalmente no viajaron su par venezolano Nicolás Maduro ni el nicaragüense Daniel Ortega, “pero podrían haber estado”, aunque sí concurrió Miguel Díaz-Canel de Cuba.

Su opinión sobre la iniciativa del mandatario es la siguiente: “¿Es ambiciosa la propuesta? Sí. ¿Es de difícil concreción? Sí. Pero hay que mirarlo desde qué quiso transmitir Lacalle Pou con esa idea, que es la importancia que él le otorga al libre comercio”.

Bartesaghi explicó que el líder de Estado “quiso poner arriba de la mesa, ante toda la región, que acá el libre comercio es central y que ojalá se apueste por él en toda la región”. Lo hizo a sabiendas de que es “muy difícil de alcanzarlo” pero no por un tema de Uruguay. A través del planteo, a entender del investigador, dijo: “Yo estoy dispuesto a lo máximo, a tener un acuerdo de libre comercio con todos ustedes. Ahora, ¿todos ustedes están dispuestos a hacerlo?”.

Lacalle Pou lo realizó con el conocimiento de que la respuesta es negativa, indicó. Pero, en definitiva, “se invierte la carga de la prueba. Te da esa responsabilidad a vos. Además, esa responsabilidad tiene que ver con un mensaje que también está dando a Brasil, de la importancia que tiene el libre comercio para Uruguay”, en un país vecino que “tiene que decidir si va a repetir las lógicas proteccionistas o si se va a abrir al mundo”, añadió.

El director del instituto cree que no hay que “detenerse tanto” en “si se puede lograr o si es viable (llevarlo a cabo) sino en la importancia que tendría”. Lo que “está diciendo en definitiva Lacalle Pou” es que se lograrían dos “temas muy importantes”. Por un lado, que México y Brasil “tengan un acuerdo más profundo” del actual y, por el otro lado, la “convergencia de los procesos de integración que existen en la región”.

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“En la región hay intereses muy diversos entre países”

Mordecki marca que los “intereses que tienen los distintos países (de la región) son muy diversos”. En ese sentido, entiende que, tal vez, otro camino que se podría seguir es el que ya inició Mercosur de “ir extendiendo a otros posibles socios” y firmando “algunos acuerdos de libre comercio con países de América Latina”. Al mismo tiempo advierte que, “para que los negocios se concreten, se precisa, además del acuerdo, de mucha negociación, actividad de los consulados”, entre otros asuntos.

Otro mecanismo

Por su parte, el magíster en Economía y Política Internacional, Nicolás Pose, indicó -en la misma línea que Mordecki- que la idea “lleva a rememorar a la Alalc”, que “buscaba crear una zona de libre comercio entre todos los países sudamericanos y México”. Después, en 1980, “posibilitado por los cambios ocurridos en el sistema multilateral de comercio, en particular la introducción de la cláusula habilitante, los miembros decidieron pasar a un esquema más flexible, de liberalización gradual, con acuerdos parciales entre todos los miembros pero también bilaterales o subregionales. Eso subsiste hasta hoy en día, es la Aladi”.

Pose explicó que, en ese marco, “más del 80% del comercio de bienes a nivel sudamericano está liberalizado. Sin embargo, a pesar de esto, en los últimos años la participación del comercio intrarregional como porcentaje del comercio total de los miembros de Aladi ha descendido, impulsado por dos fenómenos”.

Uno -continuó- es el “boom de commodities, que los países de Aladi, mayoría de ellos productores de este tipo de bienes, colocan en mercados extrarregionales”. El otro es el “surgimiento de China en particular, y de Asia en general, como potencia industrial que ha desplazado a proveedores industriales intrarregionales”.

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Tres vías para profundizar esquema de liberalización

¿Hay espacio para profundizar este esquema de liberalización que constituye la Aladi?”, se pregunta Pose, e indica que “aparecen tres vías”. Una -continúa- es “completar acuerdos parciales entre dos de las tres principales díadas, Brasil-México y Argentina-México (la otra, ya con zona de libre comercio, es Argentina-Brasil)”. Un segundo camino es “continuar con la incorporación de miembros centroamericanos, proceso que ya se ha iniciado en el pasado con Panamá”. La tercera y última es “trabajar en acuerdos que permitan un mejor aprovechamiento de la liberalización ya realizada”.

En ese sentido, apunta que, lo que “falta por liberalizar es lo que enfrenta mayores resistencias de economía política, de distinta naturaleza, pero eso no quita que los miembros trabajen en esta línea”. Y señala que, “en cualquier caso, el foro para negociar esto es naturalmente Aladi, no Celac, pues ya cuenta con una acumulación que es un valor a aprovechar”.

Por último, menciona que, “si bien la liberalización intrarregional es necesaria, muchas veces no es suficiente”.

“En ocasiones, otros aspectos como falta de infraestructura y logística, o de disponibilidad de prefinanciamento para las exportaciones, entre otros, hacen que incluso con la presencia de preferencias arancelarias en vigor los operadores económicos no las utilicen”, manifiesta Pose. Por lo que, comenta a El País, “potenciar el comercio intralatinoamericano requiere trabajar en múltiples dimensiones, no solo en la dimensión de liberalización arancelaria”.

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