A poco más de seis meses de dejar su cargo como ministro del Interior, desde el otro lado del mostrador, como senador suplente del Partido Nacional, Nicolás Martinelli lanza duras críticas contra Negro, su sucesor; sostiene que carece de poder político y de mando. Además, advierte que quizá se pudo haber hecho más para proteger a Ferrero, quien, a su entender, debería quedar de forma definitiva como fiscal de Corte.
-Se le devolvió la custodia luego del atentado a la fiscal de Corte, Mónica Ferrero, ya que se presume que el autor intelectual es el mismo que lo amenazó en diciembre de 2024. ¿Cree que están desprotegidos quienes son o fueron parte del sistema de seguridad y Justicia?
-Siempre he dicho que no siento miedo. Es tremendamente profesional el equipo de protección que tiene el Ministerio del Interior. Eso no quiere decir que no tengas que revisar y actualizar los protocolos de manera permanente, dado que cambian las circunstancias y las amenazas. Lo que sucedió con Ferrero evidencia que hacía falta un ajuste. No comparto que se diga que fue exitoso el protocolo. Falló. De haber sido exitoso hubiera impedido que se le metieran en el jardín de la casa. Queda en el aire la idea de si no se podría haber hecho algo más, siendo que la propia fiscal de Corte venía advirtiendo que recibía amenazas, y que fue la responsable de la incautación de varios cargamentos.
-¿Se podría haber evitado?
-Se podría haber robustecido mucho más el protocolo de seguridad.
-¿Debería haber un cambio en los protocolos? ¿Cambió la peligrosidad por un empoderamiento del narco?
-Siempre tuvimos la idea de que acá hay bandas desorganizadas, que el poder narco o el crimen organizado no ha llegado al nivel de atentar a altas figuras. Cuando nos tocó la custodia de los precandidatos a la Presidencia, el temor era por el “loquito suelto” más que por un atentado de un grupo del crimen organizado. Las circunstancias van cambiando porque el crimen se endurece y varían las técnicas o tácticas. Todos hemos puesto el foco en la Policía, ¿pero qué sucedió con la inteligencia de Presidencia? Hay muchos eslabones que tienen que coordinar para prevenir.
-Uno veía a los expresidente José Mujica y Luis Lacalle Pou caminando por la calle rodeados de gente y sin mucha protección. ¿Ese Uruguay está cambiando?
-Hay que empezar a tomar de a poco más medidas. Estamos muy lejos de lo que sucede en otros países -en Brasil con Jair Bolsonaro, o en Argentina con Cristina Fernández de Kirchner-, podemos seguir caminando con relativa tranquilidad. Pero quizá haya que prestar sí más atención en el trabajo de inteligencia policial y de Presidencia, por si acaso hoy estamos en una situación en la que ciertos jerarcas debieran reforzar más su custodia y tener más cuidado. Obviamente que es una transición muy difícil para los uruguayos, que estamos acostumbrados a la cercanía, pero es parte de lo que hay que prevenir.
-Más allá del “loquito suelto”, parece haber un avance del crimen organizado, algo que no puedo generarse de la noche a la mañana... ¿Usted veía un crecimiento de estas organizaciones cuando estaba en el ministerio?
-En Uruguay lo que vemos todos los días en las noticias, lo que genera muerte y violencia, es crimen desorganizado. Lo que se ve en los barrios, que se disputan territorio, que hay una bandita que se pelea con la otra, que se suben al techo y tiran tiros al aire, es eso. Del crimen organizado no te enterás. Lo que ha habido es un avance importante de este crimen desorganizado. Y ahí está la importancia del aparato represivo. Nosotros hacíamos operativos de intervención, luego nos quedábamos en los barrios y coordinábamos con otras agencias para robustecer el aparato del Estado y bajar los niveles de violencia. Esto funcionó. Por ejemplo, logramos bajar los niveles en Villa Española, donde hasta el jueves, que hubo un homicidio, hacía años que no había noticias, porque desbaratamos las dos bandas que confrontaban. Lo mismo en la Cruz de Carrasco, La Chancha y Marconi. El Cerro, en tanto, era uno de los barrios que seguían intervenidos cuando era ministro, donde teníamos un enfrentamiento vivo y no habíamos logrado bajar los niveles de violencia. Hoy el escenario es otro. No veo barrios intervenidos, no veo presencia (de la Policía) en las calles. Y veo que se está volviendo a incrementar la violencia en aquellos lugares donde hace algunos meses o años atrás la habíamos logrado bajar.
-¿Ve que hubo un cambio tan sustancial a nivel de seguridad con la llegada del FA que pueda repercutir en un homicidio en Villa Española?
-Sí. Veo un ministerio paralizado desde el punto de vista de la gestión, lo que es importante porque cuando las cosas no salen en tiempo y forma -como las licitaciones y compras, o el arreglo de los ve- hículos- es porque administrativamente no hay un liderazgo. Y eso repercute en la gestión. Las señales que se han dado desde el Ministerio del Interior han sido tremendamente equivocadas. El punto de partida fue equivocado porque Carlos Negro dijo que está perdida la guerra contra el narcotráfico. Y después siguieron dando señales equivocadas: aquello de “no hay maras de milagro” es una bofetada para la Policía. No hay maras porque el trabajo policial ha sido muy profesional. En los diálogos por seguridad pública está Jorge Vázquez (fue subsecretario de Interior durante los gobiernos de Mujica y el segundo de Tabaré Vázquez) y allí contó que eran parte responsable de que en Uruguay se armaran esas bandas que llamo de crimen desorganizado. Porque, cuando detuvieron el avance de bandas de crimen internacional que querían penetrar en Uruguay, a los que agarraron los metieron en la misma celda que a los presos locales. Entonces, estos tipos enseñaron cómo trabajar. Negro, a su vez, despotricó contra la LUC, pero en el Presupuesto no hay un solo artículo que proponga una derogación. Por otra parte, la desprisionalización mal entendida también es una señal equivocada para quien va a cometer un delito. Todo eso genera un empoderamiento del delincuente y un debilitamiento del aparato represor del Estado, es decir, de la Policía.
-¿Orsi se equivocó en elegir un perfil más técnico que político para dirigir la cartera de Interior.
-Sí, con el diario del lunes sí. Pero, con el diario anterior, capaz que era una buena opción, porque buscaron bajarle el perfil al ministerio. El problema es que Interior es un ministerio político por excelencia y, además, la seguridad pública es lo que más preocupa a los uruguayos. Entonces, lo político se terminó comiendo al técnico. Si en este ministerio no tenés un perfil que logre generar liderazgo o rumbo y que, además, logre conectarse con otros organismos del Estado con los que tenés que trabajar, tenés un problema grande. El ministro no estuvo detrás de la ley de Presupuesto. No se juntó una sola vez con Gabriel Oddone. El Presupuesto básicamente pone un énfasis importante al INR, pero eso es mérito de su directora. Si mañana se descentraliza o se cambia el INR a otro ministerio, todo ese presupuesto se va. ¿Y qué queda de dinero para el aparato represivo, que es lo esencial de la Policía? Nada. Al ministro Negro lo veo muy en soledad. No tiene relacionamiento con sus pares porque no hay vínculos previos, está con poco apoyo desde el punto de vista parlamentario porque no hay una agrupación política a la que pertenezca y, obviamente, no tiene el respaldo de la oposición. Su situación es realmente compleja. La silla del ministro del Interior es como una silla vacía.
-¿Debería dar un paso al costado?
-No me corresponde a mí pedir renuncias y no lo voy a hacer. Además, creo que, cuanto más renuncias pedís, más se abroquelan en sostener a una persona. Sucedió con (Eduardo) Bonomi.
-¿Cómo ve la interna del Partido Nacional? La última elección al directorio dejó en evidencia divisiones. Y ahora la 404, a la que usted pertenece, dejó Aire Fresco...
-No veo posiciones muy distintas. La 404 se fue de Aire Fresco, sí. Armamos, junto con Martín Lema y otro grupo un proyecto aparte. Sin embargo, nos fuimos en las mejores relaciones con Álvaro Delgado. De hecho, capaz que estamos en el mejor momento, porque cada uno se sacó la mochila y nos separamos. Por lo menos, lo que veo hacia adentro es que estamos en armonía. Siempre hay voces distintas y está bueno porque atrae votantes que piensan distinto a la columna principal.
-Javier García planteó que, tras el atentado, Ferrero debía quedarse como fiscal de Corte, ¿está de acuerdo?
-A Ferrero le deberían haber dado la oportunidad de ser la fiscal de Corte desde el día uno. Es una excelente profesional, ha tenido una carrera intachable, y es un paladín de la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico. Es una señal muy potente que puede dar el sistema político. Lamento las mezquindades, en este caso, del gobierno. Dado que entienden que Ferrero puede tener un signo político -que nunca lo manifestó- que no es afín al de ellos, no la votan. Pero la señal que me están dando es que quieren poner un fiscal que sea afín a la ideología del Frente Amplio. Es horrible.
-¿Pero acaso algunas señales, dadas por todos los partidos, no son las que empantanan esta discusión desde hace años? Me refiero al pasaje de Jorge Díaz y Gabriela Fossati a la política. O al expresidente del Partido Nacional, Pablo Iturralde, diciendo que la exfiscal del caso Gustavo Penadés “es nuestra”.
-Estoy de acuerdo, han sido señales equivocadas de todo el sistema político. Se debería lograr un nivel de madurez y entender que este tipo de señales debilitan a la Fiscalía.
-En su momento el Partido Nacional tampoco quiso que Juan Gómez quedara como fiscal de Corte definitivo. ¿No reunía similares características a las que tiene Ferrero?
-Es cierto que nunca se lideró la discusión para intentar solucionar el problema y elegir a un fiscal de Corte titular.
-¿Gómez no tenía las credenciales para ser fiscal de Corte?
-No lo creo. Tengo una gran relación con Gómez, es una buena persona, pero le faltaba liderazgo, algo que sí tiene Mónica. No meto lo coyuntural. Venimos de votar una ley de lavado de activos por lo coyuntural y entonces ahora no me parece bien decir que se tiene que quedar por lo que pasó. Sí creo que sería una buena señal por lo que fue su trabajo contra las organizaciones de narcotraficantes.
La pista de aterrizaje de Lacalle 2029
-¿Qué aspiraciones tienen en la nueva agrupación que se armó en torno a la 404, ya alejada de Aire Fresco, con el liderazgo de Lema?
-Aspiramos a que este proyecto sea una puerta de entrada al partido, y sirva también para fortalecer y robustecer a los que ya están adentro. A volver, en algunos casos, a aquello que nos motivó a empezar a militar en la actividad política, y no estar pensando en lograr ocupar un cargo de gobierno o en la oposición. Porque empezamos en esto con ese sueño de adolescente de querer cambiar el mundo. Hay una renovación generacional, porque el proyecto está liderado por quienes hoy tenemos 40 años, que somos jóvenes para la política en Uruguay, aunque para el mundo capaz ya estamos viejos. Una barra que, además, ya hizo una buena gestión. Ojalá mañana se convierta en la pista de aterrizaje de Luis Lacalle Pou.
-¿Da por descontado que Lacalle Pou se presenta en 2029?
-No lo doy por descontado, es una pregunta para él. Pero, obviamente, Lacalle Pou ya dejó de ser un referente partidario para ser un líder popular. En estos casos, a veces, las decisiones dejan de ser solo de uno, y dependen de otros factores. Le pasó a Vázquez en 2015.
-
Sector de Lema en el Partido Nacional enciende motores con primer plenario tras salida de Aire Fresco
“No venimos a degollar a nadie”: nuevo sector político del Partido Nacional de Lema vive su primer plenario
Lacalle Pou llamó a Orsi y Frente Amplio respaldó a Negro: repercusiones del ataque a Ferrero