Las “muy buenas perspectivas” de turismo para este verano, el “distanciamiento de los jóvenes con la política” y los “cambios profundos al interior de los partidos de la coalición”. Estos son algunos de los puntos clave del evento que realizó el Centro de Estudios para el Desarrollo (CED) el miércoles de mañana en Punta del Este, el que protagonizaron su director ejecutivo, Agustín Iturralde, y el director de Equipos Consultores, Ignacio Zuasnabar.
La generación Z —los que nacieron entre 1995 y 2009— cambió cómo los jóvenes se ubican desde hace muchos años en el espectro político. Zuasnabar explicó que existe la idea —porque así sucedía— de que los más jóvenes son de izquierda y los más grandes de derecha, lo que genera “un efecto demográfico sostenidamente favorable a la izquierda”. Pero esto “ahora no es tan claro” porque hay “señales de cambio” en las identidades ideológicas y partidarias.
El “cambio principal” entre los jóvenes —indicó antes de adentrarse en las identidades ideológicas y partidarias— es el “distanciamiento con la política” y que “están en la estratosfera mucho más que antes”. Para que quedara claro, relató la postura de esta población que tiene entre 18 y 29 años: “Soy de centro, la política no me interesa ni la consumo, y no me informo”.
Ahora sí, sobre las identidades ideológicas, el director de Equipos Consultores indicó que “por primera vez en todo lo que va del siglo” hay “más jóvenes de derecha que de izquierda en Uruguay”. En esa línea, presentó cifras: “En 2000, 37% era de izquierda y 27% de derecha. En 2010, se alcanza la brecha máxima: 43% eran de izquierda y 19% de derecha. En 2015 la derecha llega al piso con un 15%, y la mayoría ya había pasado al centro y la izquierda también cayó. En 2020 no se midió por la pandemia. Pero en 2025, 29% era de derecha y 26% de izquierda”.
¿Qué sucede? “La izquierda está teniendo una menor generación de identidad entre los jóvenes. Lo que no necesariamente se traduce en las urnas porque todos los de centro votan a alguien, y es posible que muchos hayan elegido al Frente Amplio pero no por ser de izquierda. Es un cambio sustantivo”, indicó Zuasnabar.
Además, en lo que refiere a entidades partidarias, “el Frente Amplio sigue teniendo ventaja entre los jóvenes aunque perdiendo peso respecto a décadas anteriores”, añadió.
Por otra parte, el director de Equipos Consultores explicó que hubo “cambios profundos” en la identidad partidaria —es el sentirse de un partido, no solo votarlo— al interior de la coalición.
Zuasnabar presentó la medición de noviembre: 35% de los uruguayos es solo frenteamplista, 11% es solo blanco, 5% es solo colorado, y en Cabildo Abierto casi no hay. La explicación del fenómeno de los cabildantes es que, en esta indicador, no llegan al 1% porque “comparten identidad con otros partidos”.
Al verlo por bloques, la identidad de la coalición es 34%, porcentaje similar al Frente Amplio.
Una particularidad es que la “identidad común” es la “situación mayoritaria” dentro del bloque de la coalición, aunque aún no es una “identidad coalicional” dado que “mantienen las identidades individuales”, aclaró. Al mismo tiempo, los “blancos puros y los colorados puros son cada vez grupos más chiquitos”, y tienen un rechazo “cada vez menor” hacia el otro.
Así lo indican los números: en 2004 el 72% de los colorados puros se sentía lejanos al Partido Nacional y el 74% de los blancos puros se sentía igual hacia el Partido Colorado. “Eso disminuye elección en elección. Ahora solo el 39% de los colorados puros rechaza al Partido Nacional y solo el 50% de los blancos puros rechazan al Partido Colorado”, señaló.
“Casi un estancamiento”
Iturralde, director ejecutivo del CED, analizó la situación económica uruguaya y a nivel mundial, y dedicó una parte de su presentación a la realidad de Maldonado, donde se hizo el evento.
Iturralde indicó que la “economía ha ido de más a menos en Uruguay” en 2025 porque comenzó en los primeros dos trimestres con un “crecimiento más potente” y se termina el año “casi con una situación de estancamiento”. Y se refirió a una realidad que se visualiza en las pizarras de cambio: el debilitamiento del dólar. Explicó que este “no es un fenómeno uruguayo” sino que está “bastante generalizado”. Y admitió que los economistas se equivocaron “muchísimo” con las proyecciones, y que el valor nominal está “casi 10 puntos por debajo” del comienzo del año.
Por otra parte, el economista estimó que hay “muy buenas perspectivas para el verano”, el que estará “obviamente muy lejos de la catástrofe” que se vivió desde 2020 a 2022. A Uruguay —continuó Iturralde— le sirve “que Argentina esté cara para que la gente” visite “Maldonado” porque, cuando está “muy barata, es muy difícil” que su población decida venir.
Del departamento, destacó que Maldonado es la “excepción” en un país que tiene problemas para el crecimiento demográfico. Esto lo respaldó con que creció un 25% su población en el periodo intercensal, lo que se dio también por nacimientos porque “no todo es migración”. A su vez, el economista presentó datos sobre vivienda: cayó la “proporción de propietarios”, lo que “no es una mala cosa” sino una cifra “muy natural de un departamento que crece” con personas que vienen desde otros lugares, sea dentro o fuera de Uruguay, y “típicamente alquilan”.
Iturralde destacó el aumento en la cantidad de personas que trabajan en Maldonado, lo que se da en “casi todos los rubros”. Mencionó que el servicio doméstico “crece bastante” así como la “construcción para sorpresa de nadie” y los servicios profesionales por la “migración calificada” que se atrae el departamento. También subió en el comercio aunque “no tanto”. Un dato que “sorprendió”, señaló el economista, es que “no crece la administración pública”. Por último, hizo hincapié en que la pobreza es “bastante menos de la mitad” que en el resto del país, y que la tasa de empleo es “más de cinco puntos” que el promedio a nivel nacional.