La fiesta estuvo amenazada por la gran tormenta que se dio ayer de madrugada. Pero ya para la mañana el clima estaba templado en Tacuarembó, aunque nublado, y la temperatura comenzó pronto a aumentar como en días anteriores. Al finalizar, estaba bastante caluroso y con el cielo despejado. Hasta en eso, la Patria Gaucha de Tacuarembó, en su 37ª edición, cumplió con la tradición de realizarse, como dicen los vecinos, bajo intensa lluvia o un gran calor. O incluso, ambas cosas.

Es una de las celebraciones populares más significativas de Uruguay, cuyo eje central es el desfile de aparcerías que circula por toda la ciudad y finaliza pasando la plaza 19 de Abril, en la que se monta el estrado para las autoridades, justo enfrente de la Catedral y de la sede del gobierno departamental, sobre la calle 18 de Julio.

Los tacuaremboenses, desde temprano, se acercaron para ocupar los lugares alrededor del circuito, instalando sus sillas playeras o hasta las del comedor acompañadas de mesas, toldos y hasta sofás. Con mate, algún bizcocho, siempre conversando con familiares o vecinos. Algunos, de fervoroso patriotismo, instalaron al frente de sus casas las banderas de Uruguay, de Artigas y de los 33 Orientales.

De acuerdo a Juan Carlos López, Liliana Salvat, Emanuel Calero y Wilmonte Borlinke; los animadores, payadores y locutores del evento apostados al lado de la Catedral, más de 4.000 caballos participaron del desfile, formando diferentes y muy coloridas sociedades criollas. Entre ellas estaba el Fogón de Curtina, a la que se sumó el presidente Luis Lacalle Pou, a diferencia del año pasado cuando había preferido seguir la tradicional fiesta desde la tribuna.

De camisa celeste, pantalón bombacha, botas marrones de caña alta, cinturón, facón y sombrero, el mandatario desfiló con el atuendo al completo. Al llegar al estrado, mientras maniataba a su caballo, saludó a diversas autoridades y dirigentes políticos entre los que estuvieron el precandidato nacionalista Álvaro Delgado y el intendente de Tacuarembó, Wilson Ezquerra, entre otros.

Pasadas las 11 horas comenzaron a llegar a la plaza 19 de Abril marchando por la avenida principal los primeros caballos, encabezados por el cuerpo de blandengues, las representaciones de países extranjeros -la embajadora de Estados Unidos, Heide Fulton, tomó parte montada en su caballo, vestida prácticamente con la bandera de su país-, y la pasada de la Virgen de los 33, en la que la Catedral respondió con las campanas al vuelo.

Luego, continuó una gran seguidilla de aparcerías de Tacuarembó, de otros puntos de la región y otras más lejanas -que competían entre sí por un premio- que desfilaron con una gran variedad de atuendos, de equinos engalanados, de homenajes a los gauchos y a los indios. Familias enteras, con padres y madres con niños y bebés en brazos, redondeaban un panorama en el que todo el mundo campero estaba simbolizado.

“Ganar el premio es sentirse bien nuestro, bien paisano, bien criollo”, afirmó muy fuerte uno de los locutores respecto al deseo de llevarse el galardón a la mejor sociedad criolla, pretensión que cada aparcería dejaba en claro con su puesta en escena: desde el estandarte o bandera de su agrupación, pasando por el despliegue y el orden a la hora de desfilar hasta la vestimenta de hombres y mujeres. Incluso, con los típicos gritos gauchescos de sapucay.

Los de Batoví Bonilla pasearon un caballo cargado con bolsas de arpilleras, rememorando los tiempos en que los kileros usaban el animal para contrabandear; los de Juan Gastelú representaron la importancia del indígena en el campo; o un caballo en solitario homenajeaba a un dueño que ya no está vivo.

Entre tanto, el público no se movió en todo el espectáculo, aplaudió con entusiasmo cada pasada, e incluso se sumó al homenaje que luego se realizó al prócer José Artigas en la plaza 19 de Abril.

Con el presidente Lacalle Pou a la cabeza de la conmemoración, se presentaron tres ofrendas florales y se cantó a Don José.

La empresaria Laetitia D’Arenberg y el humorista argentino Luis Landriscina oficiaron de madrina y padrino de la 37ª edición de la Patria Gaucha de Tacuarembó. Dos figuras relevantes que atrajeron la atención del público que se acercó a ellos para saludar y felicitarlos.

D’Arenberg, incluso, se sumó al desfile arriba de una carroza, y fue de las primeras en pasar delante del estrado de las autoridades ubicado en la plaza principal de la ciudad, la 19 de Abril.

En cambio, Landriscina se colocó en una de las tribunas para poder apreciar desde cerca el paso de las diferentes aparcerías.

Más tarde, cuando los dos padrinos participaron del homenaje al prócer José Gervasio Artigas, en esa misma plaza y con la presencia del presidente Lacalle Pou encabezando la conmemoración, al humorista argentino la gente lo abordó como la celebridad que es.

Pese a la edad, 88 años, Landriscina se tomó con muy buen humor cada foto, cada saludo que le prodigaron durante varios minutos. Además, el humorista hizo reír a miles de personas con sus relatos y cuentos, cantó con fervor el himno popular A Don José -con que se cerró el acto- y el desfile de las sociedades criollas.

La Patria Gaucha de Tacuarembó comenzó el pasado sábado y finalizará en esta jornada. Durante esta semana hubo exposiciones y muestras gauchescas, destrezas de los jinetes con sus caballos, se desplegaron puestos de artesanía, paleteadas, concurso de esquila, cantos, bailes y espectáculos, en el que estuvieron Lucas Sugo y Luciano Pereyra.

La Patria Gaucha es un festival de tradicionalismo gaucho que va más allá de la música y que incluye competencias de sociedades criollas que recrean ambientes rurales desde la colonia hasta 1920. Además, la ciudad se une con un concurso de decoración de vidrieras.

Foto¨Pedro Dutour

El presidente Luis Lacalle Pou, que en esta edición de la Patria Gaucha decidió participar del desfile a lomo de un caballo, dedicó gran parte del último tramo a tomarse selfies con los presentes, ni bien arribó a la plaza 19 de Abril de Tacuarembó. Sin modificar un ápice su atuendo de paisano -se sacó el sombrero solo al momento de homenaje a José Gervasio Artigas-, se paseó lentamente por la zona abierta de la plaza.

“No puede ser que termines la presidencia y que no me haya sacado una selfie contigo”, le dijo una señora al mandatario. Él, sonriente, accedió. Como lo hizo luego con decenas de personas, hombres, mujeres y niños. Con algunos se ponía a conversar, a hacerle alguna consulta, a preguntar por algún conocido en común.

“No tengo para sacar foto, pero quiero saludarlo”, le comentó un señor con mucha educación. Se saludaron con afecto y conversaron un poco. Luego, el presidente siguió con las selfies hasta que se acercó al grupo de periodistas, al que le dijo que no iba a dar declaraciones.

“¿Pasaron bien?”, preguntó Lacalle Pou de forma jocosa a lo que algunos respondieron con muecas de una sonrisa.

Al concluir ese sinfín de saludos y selfies, el mandatario se retiró a almorzar con su gabinete. En la misma tarde de ayer regresó a Montevideo. En esta gira por el interior del país que el mandatario inició días atrás, Lacalle Pou inauguró el jueves un liceo en Curtina y participó el viernes en la inauguración de la Cosecha de Arroz 2024 en Tacuarembó.

Entre otras cosas, el presidente pidió a los cultivadores de arroz “no ceder” en el reclamo que han llevado adelante en varias oportunidades para desmonopolizar los combustibles.

Foto: Guillermina Urrutia.

Foto: Guillermina Urrutia.