Lacalle Pou va a la cumbre de Lula con varios cambios a la declaración final propuesta por Brasil

Uruguay quitó la mención a la Unasur y al objetivo de contar con una nueva "plataforma sudamericana de diálogo", entre otras modificaciones al texto de Itamaraty.

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Lula recibe en Brasilia a Nicolás Maduro
Lula recibe en Brasilia a Nicolás Maduro.
Foto: AFP

El presidente Luis Lacalle Pou asistirá hoy a un particular encuentro de presidentes de la región en Brasilia, una iniciativa del mandatario Luiz Inácio Lula Da Silva que desde un comienzo -cuando llegó la invitación al Palacio Santos a fines de abril- se presentó como una experiencia que no sería cómoda para el gobierno de Uruguay.

Las razones de esto son varias. La principal, tal como adelantó el presidente uruguayo días atrás, este será un encuentro en el que se buscará reactivar algunas plataformas de “integración sudamericana” que a juicio de Lacalle Pou están creadas en base al “sustento ideológico” o a las “coincidencias políticas” de jefes de Estado de izquierda, como es ejemplo paradigmático la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) de la que Uruguay se retiró en marzo de 2020, cuando asumió la actual administración.

“Cuando hay coincidencia política entre algunos presidentes, sale la Unasur. Coincidencia política entre otros presidentes, sale Prosur. (...) No ayuda a la política a largo plazo la proliferación de esos organismos políticos”, fue lo que dijo el uruguayo en una entrevista a Sebastián Fest -periodista del diario El Mundo- publicada por El País el pasado 11 de mayo.

Pero lo cierto es que Lacalle Pou no eludió el compromiso -la invitación fue respondida afirmativamente sin demora- y ayer a la noche viajó rumbo a la capital brasileña. Formará, entonces, parte de esta cumbre que en el gobierno miran con desconfianza, porque el mandatario deberá compartir espacio con (entre otros) el venezolano Nicolás Maduro -a quien considera un dictador y no invitó a su asunción del primero de marzo de 2020- y porque tendrá características diferentes a como se suponía que iba a ser el encuentro en un principio (ver recuadro).

Pero el presidente viaja también con una propuesta de declaración uruguaya muy distinta a la que envió en las últimas horas Itamaraty a las cancillerías de la región como texto a ser firmado por todos los participantes, titulado “Consenso de Brasilia”.

Según supo El País, en base a consultas realizadas a embajadores que ya recibieron la propuesta uruguaya, Lacalle Pou lleva un texto de seis puntos en lugar de los nueve que Brasilia planteó en un principio, y con cambios de relevancia en cada uno de ellos que muestran a las claras la postura que buscará reflejar Montevideo ante el nuevo posicionamiento internacional del Brasil de Lula -para lo cual busca desarrollar un liderazgo regional e instalar conceptos como la división “multipolar” del mundo que Uruguay no acepta.

Las diferencias saltan ya en el primer punto: mientras la propuesta brasileña habla de generar una “integración de Sudamérica”, la de Montevideo propone hablar de “integración de la región” como parte de los objetivos a concretar en esta instancia.

En el segundo punto, Uruguay y Brasil coinciden en definir una “visión común” de América del Sur en cuanto a la necesidad de asegurar la “paz y la cooperación” regional, pero la declaración uruguaya propone que los presidentes firmen su compromiso con “los principios y propósitos de la Carta de las Naciones Unidas, la Carta Democrática Interamericana, el desarrollo sostenible y la justicia social”, cuando el borrador de la declaración conjunta propone que el compromiso se base en garantizar una región “basada en el diálogo y el respeto a la diversidad” de los “pueblos”, la “democracia y los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social, el Estado de derecho y la estabilidad institucional, la defensa de la soberanía y la no interferencia”.

El gobierno de Lula propuso a continuación establecer una coincidencia de todos los presidentes en torno a “múltiples crisis” mundiales, como la “climática”, pero Uruguay propone expresarse en términos de “retos significativos” y, en todo caso, de “emergencia climática” y presiones sobre “combustibles” -y no “energía”-. Asimismo, de una frase que habla de “amenazas a la estabilidad institucional y democrática”, el texto uruguayo deja solamente “estabilidad institucional”.

En el cuarto punto, que define los propósitos de la “integración regional”, la propuesta de Brasil incluye metas que Uruguay omite, como por ejemplo el combate a la “discriminación”, “la promoción de la igualdad de género”, “la gestión ordenada, segura y regular de migraciones” o el combate al cambio climático “por medio de mecanismos innovadores de financiamiento de la acción climática”. Uruguay, en cambio, ofrece un párrafo más sintético, y describe como retos para la región el combate “a la pobreza, al hambre” o “todas las formas de desigualdad”, además de la inclusión del fenómeno del “cambio climático” o el “enfrentamiento al crimen transnacional” -punto que consta en ambas propuestas.

En el final de ambos textos es donde se observan las mayoría de las diferencias. El quinto ítem que propone Brasil plantea establecer el compromiso por, entre otras cosas, una “integración financiera” que Uruguay no incorpora, o apuntar a la eventual creación de un “Área de Libre Comercio Sudamericana”, que Uruguay opta por llamar “Zona de Libre Comercio”, a secas.

Y entonces viene el corazón de la declaración que hará que Lacalle Pou -que no está solo en las discrepancias, pues Ecuador y Chile también han mostrado alguna renuncias a la formulación brasileña- marque una distancia nada menor en la jornada de hoy: la alusión a la reactivación de la Unasur o la creación de un ámbito similar de articulación.

“(Los presidentes) reconocieron -comienza el sexto punto que la declaración uruguaya elimina en su totalidad- la contribución de los distintos mecanismos de integración sudamericana, incluso Unasur, y reafirmaron el objetivo compartido de contar con una plataforma sudamericana de diálogo y concertación que sea inclusiva, eficaz y permanente, con capacidad de impulsar y sustentar el proceso de integración de América del Sur y de proyectar la voz de la región en el mundo multipolar”.

El séptimo ítem de Itamaraty que tampoco consta en la declaratoria que plantea Lacalle Pou refiere a la creación de un “Grupo de Alto Nivel” o “Grupo de Contacto” que estaría “integrado por representantes de los presidentes” para evaluar “las experiencias de los mecanismos sudamericanos de Integración”. Y en lugar de comprometerse a “volver a reunirse, en fecha y lugar a ser determinados”, Uruguay propone que los presidentes se reúnan “anualmente”, en “fecha y lugar a ser determinados”.

Un retiro de presidentes que pasó a ser cumbre con los cancilleres

Originalmente, la propuesta de Lula era convocar a un “retiro” de presidentes de la región. Es decir, se proponía un encuentro informal, exclusivamente con los mandatarios sudamericanos, en donde se intercambiaría sobre la identificada necesidad de profundizar en los lazos de integración.

Pero finalmente será una cumbre tradicional, como indicó ayer El Observador. Y en el gobierno de Luis Lacalle Pou sorprendió el cambio de las características de esta instancia en la que se hará, según anunció el canciller brasileño Mauro Vieira, un intercambio casi en su totalidad a puertas cerradas y con una declaración final.

Al encuentro irán también los cancilleres, con lo cual para el gobierno uruguayo la reunión terminó siendo algo que “se descuajeringó” en relación al plan inicial. Al mismo tiempo -y para incomodidad de Uruguay, cuyo jefe de Estado ha calificado como “dictadura” al régimen venezolano- este domingo Da Silva recibió a Nicolás Maduro con un discurso de bienvenida que disparó la polémica en la región, pues además de dedicarle un cálido discurso afirmó que el “autoritarismo” y la “antidemocracia” de Caracas se debía a una “narrativa” que se debía “deconstruir”. “He estado en países donde la gente ni siquiera sabe dónde se encuentra Venezuela pero sabe que Venezuela tiene problemas con la democracia -dijo Lula-. Entonces es necesario que ustedes reconstruyan su narrativa (...) que va a ser infinitamente mejor que la narrativa que construyen en contra de ustedes”.

encuentro con paraguayo electo

Santiago Peña tuvo reunión con Lacalle Pou

El presidente electo de Paraguay, Santiago Peña, estuvo ayer reunido con el presidente Luis Lacalle Pou, el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado y la vicepresidenta, Beatriz Argimón, en el marco de una gira que el futuro mandatario del país guaraní está haciendo por Argentina y Uruguay.

Pues Peña, quien ganó los comicios generales del pasado 30 de abril y asumirá el poder en Paraguay en agosto próximo, ya estuvo ayer en Buenos Aires, donde mantuvo un desayuno con Alberto Fernández en la residencia presidencial argentina, en la localidad bonaerense de Olivos.

El presidente electo paraguayo aprovechó la oportunidad para visitar la sede de la Asociación Latinoamericana de la Integración (Aladi), donde se reunió con el secretario general de esta organización, Sergio Abreu.

Luego -según detalla un itinerario difundido por el equipo de prensa de Peña- visitó a autoridades en el edificio de Mercosur.

Y, finalmente, se reunió con el presidente de la Fundación Ceibal, Leandro Folgar y con el subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores, Nicolás Albertoni. Allí, asimismo, el vicecanciller uruguayo coincidió con el futuro vicecanciller paraguayo, Rubén Ramírez, con quien tiene una buena relación por haber participado ambos como observadores electorales en distintos países de la región.

Se trata del segundo viaje de Peña como presidente electo de Paraguay. El pasado 16 de mayo Peña visitó Brasil para conversar con Luiz Inácio Lula da Silva, quien se comprometió a profundizar la sociedad estratégica que mantienen ambos países.

En base a EFE

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