Por Fabián Cambiaso y Joaquín Silva
Con un escenario que en la Torre Ejecutiva despierta un mejor ánimo respecto al que tenían hasta hace pocas semanas, el presidente Luis Lacalle Pou recurrió ayer a una metáfora bien visual que ya había usado en otra oportunidad, para hacer un pedido bien concreto a los legisladores de todo el oficialismo, recibidos en la Residencia de Suárez y Reyes.

Lo que les pidió es que volvieran a “ocupar el centro del ring”. Es decir, que tomen de nuevo la iniciativa en la agenda mediática luego de una seguidilla de embates de la oposición, cuyos dirigentes han insistido con duros cuestionamientos basados en las revelaciones de los casos de Astesianoy Marset. Los cuales, de hecho, han configurado para el gobierno “el peor momento” que se atravesó en este período, según indicaron a El País fuentes del Poder Ejecutivo.

Ahora el panorama es distinto, y los anuncios que hizo el presidente el pasado jueves, en su discurso de evaluación anual y rendición de cuentas ante la Asamblea General, generaron en el oficialismo la sensación de estar ante una oportunidad de cambiar la pisada.

El motivo de la convocatoria de ayer en la residencia presidencial tenía como razón evidente explicar y bajar a tierra la noticia de la rebaja en el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y del Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS), además de las medidas orientadas a benefi-ciar a las micro y pequeñas empresas.

Y, con esa información, buscar la forma de aprovechar el envión de la valoración política positiva que el gobierno asume que tendrá esto en la población y dejar entonces de actuar “por reacción” ante cualquier planteo que haga el Frente Amplio. En definitiva, pasar a la ofensiva y recuperar la proactividad política. “Hay que dejar de estar permanentemente contestando y pasar a generar hechos políticos, para que así ellos sean los que nos contesten”, fue, en síntesis, el concepto transmitido por el primer mandatario, según coincidieron varios participantes de la reunión consultados por El País.

La exhortación a recuperar ese “centro del ring” había sido empleada por Lacalle Pou en mayo del año pasado, en un encuentro similar al de ayer, pero en un contexto bastante diferente. Porque en ese momento había culminado todo un episodio que desgastó al oficialismo -el debate por la Ley de Urgente Consideración (LUC), zanjado a su favor en el referéndum del 27 de marzo de 2022- y el gobierno recibía entonces cuestionamientos que le llegaban desde filas opositoras en materia económica y social.

Ahora, la oportunidad para llevar a la práctica el pedido del mandatario se dará en cuanto comience el debate parlamentario para votar las medidas del gobierno, que ya envió su proyecto de ley.

La convicción del oficialismo es que el Frente Amplio quedará condicionado por esta discusión, porque está obligado a justificar sus críticas ante una rebaja que considera insuficiente y con la disyuntiva de apoyar o rechazar unas medidas que, en palabras del presidente, “ayudarán a mucha gente que llega a fin de mes con dificultades”.

El equipo económico, encabezado por la ministra Azucena Arbeleche, expuso una breve presentación -compuesta de unas 27 diapositivas- con los números en detalle de lo referido en modo de titulares por el presidente en el Parlamento.

En el arranque de su disertación -en donde se definió a las medidas como de “alivio tributario”- se recordó que el “PIB 2022 superó expectativas”, pero que el “crecimiento potencia es (de) 2,1% anual”.

Con cuadros y números se afirmó luego que el “manejo fiscal prudente por tres años consecutivos” permitió hacer esta rebaja y luego se fundamen- tó que “la buena administración fiscal es compatible con aumento de gasto”. Y se consignó también que para 2023 -sin contar las erogaciones generadas por el covid-19- se espera un incremento del gasto de 1,5% y para el 2024 de 2%.

Sobre los cambios propuestos en el IRPF, la presentación del Ministerio de Economía detalló que involucrarán a unas 327.000 personas, que son el 75% de los contribuyentes; que 207.400 “se verán significativamente beneficiadas” y que hay 63.000 uruguayos -que hoy ganan menos de $ 60.500 líquidos mensuales- que directamente dejarán de pagar el impuesto.

En cuanto a las modificaciones del IASS, se consignó que beneficiarán a 179.000 per- sonas, de las cuales 20.000 -que cobran entre $ 45.280 y $ 50.940- dejarán de abonarlo.

Y respecto a los beneficios para las empresas, entre otros datos, se aseguró que alcanzarán a 35.150 firmas.

“La buena administración de los dineros públicos en los últimos años nos permitió incrementar el gasto público en áreas prioritarias, generar mayor inversión y crear empleo”, se señaló en la última diapositiva mostrada a los legisladores.

La idea con la que el presidente dio cierre a la actividad se puede sintetizar de esta manera: “Hay que trabajar para ganar la próxima elección. Eso es lo que todos queremos”.

Subrayó una vez más el marco económico que dio pie a los ajustes tributarios, y sin nombrarlos volvió a aludir a los “pronósticos” de “algunos economistas” que decían que la coalición no podría aplicar su programa de gobierno sin aumentar impuestos.

El presidente sostuvo, además, que eso fue posible porque este gobierno “no despilfarró, como otros”. Y luego presentó una lista de ejemplos contrarios a la buena administración, generados durante los gobiernos del Frente Amplio: “Sendic, Pluna, Gas Sayago y el Fondes”.

Ahora bien, concluyó Lacalle Pou: este gobierno “no es- tá enamorado de los números” y, según dijo, no se aferra -como se critica desde la oposición- a la ortodoxia económica.

En esa línea fue que también se pronunció la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche: la intención es estabilizar el déficit fiscal en los parámetros actuales hasta el final de esta administración.