La muerte de “Muxica” recuerda el legado vasco del expresidente y los vínculos históricos del MLN con la ETA

"Tu pueblo vasco no te olvida", aseguró referente independista al destacar los nexos con el exmandatario, que una vez supo pedir, sin éxito, por la vida de secuestrado por ETA.

Una ikurriña, la bandera de Euskadi, ante el féretro de José Mujica en el Palacio Legislativo.
Una ikurriña, la bandera de Euskadi, ante del féretro de José Mujica en el Palacio Legislativo.
Foto: Ignacio Sánchez.

Una ikurriña, la bandera histórica y oficial del Euskadi, la comunidad autónoma española, aparecía mezclada entre decenas de ramos de flores este jueves, ante el féretro de José Mujica en el Palacio Legislativo. La presencia de la insignia vasca no fue para nada casual. Simbolizó el largo vínculo - famiiar y político - entre esa región y el fallecido expresidente.

Los orígenes de "Muxica" están enraizados en esa región española. Fueron rastreados por el historiador Mikel Prieto, que este miércoles en Televisión Española mostró el contrato de viaje de los bisabuelos del expresidente a Uruguay, en 1842. Según los documentos, Francisco Mujica y Catalina Chipiriani pagaron por ese viaje 1.500 pesetas. Venían con dos pequeños hijos. La documentación probó además que el origen familiar estuvo en Guipúzcoa, y no en Vizcaya, tal como Mujica pensaba cuando visitó Euskadi en 2013, siendo presidente. En realidad, su apellido y antepasados no están relacionados con Muxica, una localidad vizcaína, sino con el municipio de Aztigarreta, en Beasain. El exmandatario, por fin, pudo visitar ese pueblo en 2015. "Las raíces me aprietan", comentó Mujica, cuando tuvo oportunidad de visitar el lugar del que salieron sus antepasados.

Por lo pronto, la coalición vasca Elkarrekin Podemos anunció que planteará que Beasain declare a Mujica su "hijo predilecto". Pero los vínculos del expresidente con esas tierras fueron más allá de lo personal, y estuvieron en gran parte relacionados con el nexo entre el Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros (MLN) y Euskadi Ta Askatasuna (ETA), la organización independendista que España y otros países consideraron terrorista que, a siete años de su desarticulación, tuvo representantes en las exequias del exmandatario.

"Es un gran honor estar en el último adiós de Pepe Mujica para expresar el apoyo de la izquierda independentista al pueblo uruguayo en este momento histórico", señaló este jueves en Montevideo el legendario Arnando Otegi, uno de los máximos referentes del brazo militar de ETA. "Tu pueblo vasco no te olvida", agregó, al tiempo que definía Mujica como un "gran referente" para el pueblo vasco.

Otegi hoy es el coordinador de Euskal Erría Bildu, una coalición de partidos de la "izquierda abertzale" independentista vasca. Llegó acompañado de Gorka Elajarrabieta, representante de esa formación en el Senado español. Elajarrabieta afirmo haber compartido con Mujica - al que visitó en marzo, en la chacra de Rincón del Cerro - una relación política de "militancia y amistad" y dijo que en Euskadi tomarán el ejemplo uruguayo de los "frentes amplios".

"Uruguay y Euskal Erria seguirán caminando de la mano", prometió. Junto a ellos, saludando a Lucía Topolansky, se dejó ver Jesús María Lariz Iriondo, que en 1992 regenteada el restaurant La Trainera, especializado en comida vasca, y que por esa época fue detenido junto a otras 15 personas, acusado de pertenecer a ETA. Esas detenciones derivaron una serie de pedidos de extradición por parte de España, y terminarían generando, dos años después, los "Sucesos del Filtro", en el que el MLN jugaría su rol.

En el libro "Cero a la izquierda", de Federico Leicht, el extupamaro Jorge Zabalza admitió que el 24 de agosto de 1994, durante los incidentes ocurridos a raíz de las extradiciones de cuatro supuestos etarras, el MLN tenía preparado un ómnibus ""repleto con cócteles molotov y 5.000 miguelitos, además de una banda de jóvenes radicales deseosos de entrar en acción". Ese día, dijo, iba a ser el "bautismo de fuego" para los nuevos militantes tupamaros. El suceso se saldó con dos muertos.

Ambos grupos se habían vinculado en 1972 y estrecharon relaciones en la década de 1980. Según Zabalza, el MLN ayudo a una treintena de etarras perseguidos a establecerse en Uruguay. A cambio, ETA ayudó a "sanear las finanzas" del MLN.

Los vínculos se agrietaron en 1997, cuando Mujica y varios de sus compañeros pidieron, sin éxito y a través de una carta, por la vida de Miguel Ángel Blanco, un político perteneciente al Partido Popular español secuestado por ETA. la banda hizo caso omiso y lo ejecutó en un bosque, cerca de San Sebastián.

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