El gobierno se vio obligando a intervenir nuevamente para alinear al socio díscolo de la coalición de gobierno. Por segunda vez en tres días el secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, debió negociar directamente con el senador Guido Manini Ríos para lograr que Cabildo Abierto retirara un aditivo a la Rendición de Cuentas que implicaba un incremento de $ 500 millones, de los que la mitad irían a aumentos salariales en las Fuerzas Armadas.

Se trató en realidad de suscribir el mismo acuerdo que ambos habían alcanzado el lunes y que terminó por desvirtuarse con el correr de las horas. Ese día Manini había accedido a votar en general el mensaje presupuestal en la Cámara de Representantes, bajo el compromiso de que su planteo se discutiría en el Senado. Sin embargo, un día después su partido presentó un aditivo que, precisamente, incorporaba esa millonaria partida para votarla en la cámara baja al margen de sus socios en el oficialismo. Los cabildantes incluso subieron la apuesta y habían negociado el voto del Frente Amplio a cambio de su apoyo a algunos planteos que pretendía sacar adelante la oposición. Combinados, ambos partidos estaban en condiciones de aprobar el artículo en cuestión.

Finalmente, la sangre no llegó al río y, tras el último contacto entre Delgado y Manini, Cabildo Abierto accedió a dejar su discusión para el Senado. También aceptó votar todas las reasignaciones presupuestales previamente acordadas por la coalición, algo que se había puesto en duda en los últimos días.

Más allá de que se logró salvar la unidad del oficialismo, el proceso dejó nuevas heridas, aumentó la molestia interna con los cabildantes y dejó la incógnita sobre qué implicará el acuerdo.

“No sé qué alcance tiene”, le dijo a El País el diputado nacionalista Álvaro Viviano, que dejó asentado ante la bancada su postura. “No soy parte de ningún acuerdo que condicione al Senado”, afirmó. El problema es que a nivel parlamentario no quedó del todo claro el alcance de lo pactado entre Manini y Delgado. Unos interpretan que implica “discutir” en la cámara alta el pedido cabildante. Otros dicen comprender que habrá que cumplir, al menos en parte, con sus demandas.

Al respecto, Viviano expresó claramente su molestia con cómo se dio la negociación y con su resultado final.

“El que habló con Manini fue Delgado”, remarcaron a El País varios legisladores para desmarcarse del acuerdo. Dentro de filas nacionalistas, Juan Martín Rodríguez optó por destacar el compromiso alcanzado.

En el Partido Colorado, el diputado Conrado Rodríguez apuntó sobre todo a la actitud que, dijo, una vez más exhibieron los liderados por Manini. “Lamento que se den este tipo de situaciones, que siempre suceden en ocasiones importantes”, afirmó.

La referencia del legislador era a las diferencias -y sobre todo al bloqueo- que Cabildo interpuso con anterioridad a determinadas iniciativas prioritarias para la coalición. Entre ellas estuvo la ley que reformó el sistema de jubilaciones y pensiones o los distintos mensajes presupuestales que se han discutido en este período de gobierno.

“Desde el Partido Colorado intentamos trabajar con responsabilidad, haciendo aportes y propuestas para mejorar la Rendición de Cuentas, sabiendo que estas tienen que ser acordadas con el resto de la coalición”, remarcó Rodríguez.

Y además, el diputado colorado dijo no estar en condiciones de asegurar el alcance del último compromiso al que llegaron Delgado y Manini.

En las críticas a la actitud cabildante coincidió el diputado Iván Posada, del Partido Independiente. “Lo de Cabildo Abierto no es nuevo”, aseguró a El País. La diferencia es, apuntó, que ahora los cabildantes extendieron por más tiempo sus demandas frente al resto de sus socios.