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La clave del TLC con China: bajar aranceles mayores al 15%

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Reunión en 2016 entre los presidentes de Uruguay y China, Tabaré Vázquez y Xi Jinping. Foto: AFP (archivo)
Uruguay's President Tabare Vazquez (R) meets with his Chinese counterpart Xi Jinping (L) at the Great Hall of the People in Beijing on October 18, 2016. / AFP / POOL / Naohiko Hatta CHINA-URUGUAY-DIPLOMACY
NAOHIKO HATTA/AFP

FA LO INTENTÓ EN 2016

La decisión del gobierno de Lacalle Pou es avanzar a la mayor velocidad posible. El mandatario dijo que el estudio de prefactibilidad será clave.

Uruguay ya tiene un camino recorrido con China en cuanto a la posibilidad de sellar un Tratado de Libre Comercio (TLC). Fue en 2016 cuando el gobierno de Tabaré Vázquez diseño y entregó a las autoridades del gigante asiático los “términos de referencia” sobre los que se buscó avanzar. Y el centro estuvo puesto en las carnes, los lácteos, los cítricos y los vinos.

El presidente Luis Lacalle Pou anunció el martes que recibió una respuesta del gobierno chino para avanzar, otra vez, en un acuerdo de TLC. Por eso se iniciaran, lo antes posible, los estudios de prefactibilidad.

En 2016, el entonces presidente Vázquez viajó a China, junto con el canciller Rodolfo Nin Novoa y la ministra de Industria, Carolina Cosse. En el encuentro con el primer mandatario chino Xi Jinping, dejaron establecida la intención de concretar un TLC antes de 2018. En el encuentro ambos mandatarios lograron firmar 16 acuerdos marco donde se incluyeron protocolos para cítricos y soja, cooperación en materia forestal y un plan quinquenal para el sector agropecuario.

También se presentaron intenciones en materia de energía, deporte, tecnología, turismo, comunicaciones, defensa, asuntos aduaneros, y la exención de visados en pasaportes. Sobre algunos de esos temas la entonces ministra Cosse avanzó en una posterior misión oficial en 2018.

Pero a su vez, en la reunión entre cancilleres, Uruguay entregó los “términos de referencia” sobre los que pretendía discutir en materia de bienes, obstáculos técnicos, facilitación del comercio, protocolos sanitarios (por ejemplo para la venta de carnes), protocolos fitosanitarios (claves para los cítricos), propiedad intelectual y solución de controversias.

El siguiente paso era la devolución de los “términos de referencia” de parte de China, pero este no se concretó.

El avance uruguayo buscaba colocar productos cárnicos, lácteos, vinos y otros bienes en la lista de prioridades. Esos productos son de los ítems que actualmente tienen aranceles más altos para el ingreso a ese país.

Exportaciones en puerto de China. Foto: Archivo El País
Exportaciones en puerto de China. Foto: Archivo El País

La concreción de un TLC entre Uruguay y China permitiría generar una zona de libre comercio entre ambas naciones, flexibilizando las restricciones comerciales. Ese marco permite ampliar las oportunidades de negocios, ya que se eliminan los aranceles con los que se graban determinados productos y servicios entre los estados.

En el caso de los productos cárnicos, y de algunos lácteos, hoy los aranceles están en el entorno del 15%, mientras que -por ejemplo- los productos con mayor valor agregado como los vinos alcanzan aranceles por arriba del 20%.

La decisión del gobierno de Lacalle Pou es avanzar a la mayor velocidad posible. El mandatario dijo que el estudio de prefactibilidad será clave: “Veremos quiénes serán ganadores y perdedores de estos acuerdos y si hay medidas compensatorias”, dijo el presidente.

No hay vuelta atrás.

Lacalle Pou ya asumió la decisión política de “pasar de las palabras a la acción” y dejar de esperar por los socios del Mercosur para negociar acuerdos comerciales con otros países.

Su movida desató la reacción de Argentina, donde sostienen que si Uruguay toma ese camino se expone a quedar fuera del bloque regional.

La postura del gobierno de Alberto Fernández es que un TLC entre Uruguay y China viola la cláusula 32 del Mercosur, la que establece que los acuerdos comerciales deben ser negociados y aprobados por los cuatro países miembros plenos.

Uruguay, en tanto, sostiene que eso no es así, ya que es cláusula 32 no fue internalizada por los parlamentos de los países miembros.

Paraguay decidió mantenerse en silencio por ahora, pero Lacalle Pou sí consiguió un aliado clave e importante: el Brasil comandado por Jair Bolsonaro.

“Entiendo que la iniciativa de Uruguay está en línea con lo que se viene defendiendo desde el Ministerio de Economía, es decir, la modernización del Mercosur, con mayor flexibilidad negociadora para los países miembros. Este es un ejemplo más de una realidad que se impone, dada la pérdida de dinamismo del bloque, observada en las últimas décadas”, dijo el secretario de Comercio Exterior brasileño, Lucas Ferraz según recogió ayer el diario O Globo.

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