Se registran menos homicidios por rapiñas y las causas generan distintas miradas en el Ministerio del Interior

La cartera sostiene que la baja en las rapiñas y en los homicidios tienen que ver con el mayor patrullaje y la colocación de cámaras de vigilancia en las calles.

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Patrullero de Policía en la rambla de Montevideo
Patrullero de Policía en la rambla de Montevideo.
Foto: Estefanía Leal

Cada año son asesinadas personas que estaban teniendo un día común y corriente: atendían su comercio, caminaban por la calle, conducían un auto, trabajaban como taximetristas o hasta se encontraban preparando la cena en su casa. De repente, aparecieron delincuentes e intentaron robarles, pero ante la resistencia de la víctima o por el simple hecho de no seguir sus instrucciones, los mataron. A algunos, incluso, los asesinaron “sin querer”. Estos casos siempre están bajo la lupa de cada administración al frente del Ministerio del Interior porque involucran a personas inocentes o que están totalmente alejadas del ámbito delictivo. El más reciente fue el asesinato del gerente de un supermercado Ta-Ta, Marcelo Demestoy, de 56 años, dos semanas atrás.

Ese lunes dos criminales con tapabocas ingresaron al local para robar el dinero de las cajas registradoras, le pegaron un culatazo al guardia de seguridad y luego uno de ellos fue al fondo del supermercado, donde disparó y la bala alcanzó “indirectamente” al gerente Demestoy. La bala impactó en su cabeza y el hombre murió en el momento. Luego del disparo, los rapiñeros tomaron 4.000 pesos y huyeron. El caso lo investiga la fiscal de Homicidios de 3° Turno, Adriana Edelman, y hasta el momento la Policía tiene a dos sospechosos de 19 y 24 años.

En los últimos 10 años hubo una disminución significativa de los homicidios derivados de rapiña y otros delitos contra la propiedad, como copamientos (ver gráfico). Durante este periodo, el récord fue en 2015 cuando se registraron 55 homicidios de este tipo en un total de 293 asesinatos, lo que representa un 19%. En 2018 la cifra también fue elevada, aunque estuvo asociada a un récord de homicidios globales en el país: hubo 50 casos de un total de 421 (12%), según datos del Observatorio Nacional Sobre Violencia y Criminalidad de la cartera.

A partir de 2020 se dio un descenso, año en el que -al igual que en 2021- la cifra fue menor a 30 casos y representó un 8%. En 2022, por su parte, hubo 15 casos entre un total de 383 homicidios (4%).

Esto también está acompañado por una disminución de los casos de rapiña, según datos del ministerio, dado que mientras que en el 2018 hubo 23.478 robos con violencia, en 2022 la cifra fue de 19.116.

Desde el Ministerio del Interior sostienen que la baja en las rapiñas y en los homicidios tienen que ver con el mayor patrullaje y la colocación de cámaras de vigilancia en las calles.

Fuentes de la cartera indicaron que se generó una disminución de los tiempos de respuesta policial, sobre todo a partir de la instalación de las cámaras. Pero también mencionaron el “trabajo transversal” en cárceles al igual que el seguimiento y apoyo del liberado, algo “no tan visible”, pero importante.

“Los mapas de calor a través de la Dirección de Convivencia y Seguridad Ciudadana y el estado analítico del comportamiento delictual son parte esencial de la estrategia que se aplica y ha dado resultados”, afirmaron.

Javier Donnángelo, director del Observatorio, explicó a El País que el factor más importante por el que los delincuentes deciden disparar durante el asalto es la resistencia de la víctima. “No van pensando en matar a la persona, su intención es hacerse del dinero sin necesidad de matar. Cuando lo hacen es porque algo se salió de control y recurren a la violencia. Influyen los nervios, sobre todo cuando son jóvenes y sin experiencia”, remarcó el investigador. Un agravante es que algunos criminales rapiñan bajo el efecto de las drogas.

De todos modos, la causa que más predomina entre los homicidios continúa siendo los conflictos entre grupos criminales o “ajustes de cuentas”, que en 2022 representaron un 47% de los 383 casos que hubo. Un 14% estuvo motivado por violencia intrafamiliar, el 12% ocurrió a partir de altercados espontáneos por fuera de lo doméstico (por ejemplo, entre vecinos) y un 22% fue por otros motivos o motivos desconocidos.

Para Donnángelo, más allá de la incidencia del accionar policial en la disminución de las rapiñas y de los homicidios que se desencadenan a partir de este delito, también se están dando algunos cambios sociales que inciden. El sociólogo mencionó el aumento de la videovigilancia en los comercios y la menor circulación de dinero en efectivo tras el aumento de los medios de pago digitales y las tarjetas de débito y crédito. “No ocurre solamente acá, sino que todo el mundo marcha en esa dirección”, aseguró.

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Familia del gerente pide conocer la investigación

“Queremos que paguen por el dolor que nos causaron”, reclamó una de las dos hijas de Marcelo Demestoy. Junto con su madre, la familia pidió conocer la investigación de la Policía en cuanto al caso del gerente de Ta-Ta ya que, hasta el momento, solo se sospecha de dos hombres de 19 y 24 años.

Siete asesinatos de 2022 fueron por copamientos

Tres de los 15 homicidios derivados de rapiñas que se dieron el año pasado fueron al asaltar comercios, siete ocurrieron en copamientos en domicilios, cuatro sucedieron en la calle cuando los delincuentes intentaron rapiñar a transeúntes y un caso se dio cuando asaltaron al conductor de un auto. Las situaciones varían en modalidad y sus víctimas van desde jóvenes de 20 años hasta ancianos de 80.

El 9 de marzo del 2022 dos delincuentes ingresaron con escopetas a rapiñar un autoservicio de Paso Carrasco y terminaron matando a una joven que se encontraba a la espera de ser atendida a las nueve de la mañana. Dos meses después, mataron a un hombre de 58 años que iba caminando por la calle Prusia (Cerro) a las seis de la mañana. Un rapiñero que iba en una moto lo abordó para asaltarlo, pero el hombre se resistió y el delincuente sacó un arma y le disparó.

El 19 de ese mismo mes, también hallaron a un hombre de 36 años muerto en su casa ubicada en Malvín Norte. Estaba atado de pies y manos. A partir del relevamiento de las cámaras de videovigilancia se supo que la víctima abrió el portón de su vivienda para dejar pasar a dos hombres, que lo mataron y más tarde salieron con un bulto. Diez días después asesinaron a un almacenero de 63 años en el barrio Peñarol un domingo de mañana. El 5 de junio también mataron a un anciano de 76 años que estaba en silla de ruedas. Vivía solo en su casa en Melo y un hombre de 24 años lo mató con un fierro de un metro tras ingresar a su casa. Un mes y medio después, dos criminales rapiñaron a un joven de 27 años que caminaba por Bañados de Carrasco y a raíz de que el hombre se resistió al asalto, lo mataron. Ya a finales de año encontraron sin vida a un hombre de 60 años en su casa en Artigas, luego de que le robaran su hogar y el 30 de diciembre un hombre de 80 años fue asesinado a golpes frente a su casa en Cerrito.

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