Para las familias de Cerro Norte, así como las de otros barrios de la periferia de Montevideo, un tiroteo podría ser uno más de todos los que se suelen escuchar a diario, y con los que han buscado la manera de convivir para sufrir el menor daño posible, aunque esto signifique limitar algunas de sus actividades diarias. Pero esta vez, aunque no fue la primera, la guerra narco entre la banda de Los Suárez y Los Colorados salió del barrio donde suele concentrarse y sumó un nuevo escenario en la Rambla de Buceo.
En un espacio donde el día soleado había invitado a varias familias a bajar a la rambla a tomar mate, caminar o simplemente disfrutar del clima del domingo —un área límite entre la jurisdicción de dos de las seccionales con menor cantidad de homicidios por año—, ocurrió un episodio que en minutos fue tendencia en las redes sociales.
Cerca de las 15:00 por la avenida Luis Alberto de Herrera se trasladaba en un auto Hyundai, de color gris, una familia de tres personas: un hombre de 23 años, apodado "El Colo", una mujer de la misma edad y un niño de cinco —hijo de ambos—. La familia había sido atacada más de una vez, ya que la Policía presume que "El Colo" es uno de los líderes de la banda Los Colorados de Cerro Norte.
Hay, de hecho, un recordado antecedente reciente: un bebé de un año, hijo de la pareja, así como el padre del hombre, fueron asesinados en un ataque parecido, que además dejó la mujer al borde de la muerte —como se encuentra ahora de nuevo— tras ser baleada mientras tenía a su hijo en brazos.
Lo de este domingo siguió el mismo patrón: cuando estaban por cruzar la Rambla Armenia, una moto se les colocó al lado y empezó a disparar contra el vehículo. En pocos metros, la Policía encontró 17 casquillos de bala. A pesar de que el ataque tenía como destino al hombre, las víctimas fueron el niño de cinco años —que recibió un roce de bala y se encuentra fuera de peligro—, y la mujer, que lucha por su vida tras recibir un impacto en la cabeza y otro en el pecho.
Para la tarde del lunes el barrio continuaba conmocionado. "Pensamos que eran caños de escape de motos que corren carreras por la rambla. Cuando sentimos los gritos, salimos afuera”, relató Santiago, un portero de un edificio a El País.
Julio, un repartidor de un comercio ubicado a pocos metros de donde ocurrió el episodio, dijo que llegó al lugar cuando se detuvo el auto en el que se trasladaban las víctimas. Al llegar vio a una mujer malherida dentro del auto. "Estaba desmayada. Vi que tenía un disparo en la cabeza y otro en el pecho. Su hijo pequeño preguntaba por su madre. El hombre que conducía el auto gritaba pidiendo ayuda", señaló.
El chofer del auto, al ver los primeros impactos, realizó un giro del volante y atropelló al sicario que iba en moto, que fue arrastrado por unos cincuenta metros, según relató un testigo a El País.
Cuando el auto se detuvo, el atacante, rengueando, corrió hacia la rambla Armenia en la intersección con Luis Alberto de Herrera, donde se encontraba un auto Chevrolet, modelo Onix, de color blanco.
Un video, de una cámara de un edificio, muestra al Chevrolet Onix doblar y salir a toda velocidad por la rambla Armenia en dirección hacia la Ciudad Vieja. El ruido de los neumáticos al partir del Chevrolet Onix hacen suponer a los investigadores policiales que el conductor del vehículo oficiaba de apoyo al sicario por si algo salía mal.
Así fue la fuga del delincuente que disparó en pleno Buceo. Más imágenes exclusivas de @TelenocheUy en @Canal4_UY pic.twitter.com/b6IVOWKY7E
— Santiago Clarens (@Sclarens) February 17, 2025
Diez minutos más tarde, el caos paralizó esa esquina. Ambulancias y móviles policiales llegaron al lugar. La mujer recibió los primeros auxilios y fue trasladada a un centro asistencial. Lo mismo ocurrió con el pequeño, que presenció el ataque a su madre desde el asiento detrás del conductor.
En la tarde de ayer, aún habían restos del ataque narco en el pavimento de la avenida Luis Alberto de Herrera: vidrios de la ventana del auto hechos añicos por los balazos, manchas de hierros en el pavimento causados por la moto del sicario arrastrada, y manchas de aceite y nafta derramados del tanque de la moto.
La investigación avanza
Poco después del ataque y a seis kilómetros de distancia, el Chevrolet Onix estacionó en la calle Domingo Aramburú, casi Martín C. Martínez, en el barrio La Comercial. El conductor ingresó a una casa.
Horas después, la Policía llegó al lugar y lo detuvo, a pesar de que el hombre manifestó que le habían robado el auto, pero la versión no resultó verosímil para los investigadores. Luego de detenerlo, los funcionarios comenzaron a buscar huellas dactilares dentro del vehículo y la posible existencia de armas, según dijeron vecinos a El País.
A las 22:00 llegó una grúa y trasladó el auto a una dependencia policial para continuar, en forma más exhaustiva, con la búsqueda de indicios.
La investigación, que es llevada adelante por la fiscal de Homicidios, Mirta Morales, continúa y en la tarde de ayer se realizaron allanamientos en el mismo barrio, que permitieron detener a una segunda persona, que presumen que estuvo vinculada con el episodio.

Intensifican patrullaje en "zonas calientes"
Desde el Ministerio del Interior dijeron a El País que si bien no se maneja tomar ninguna medida concreta en respuesta al episodio de este domingo en Buceo, se intensificará el patrullaje en zonas calientes, como Cerro Norte, que es desde donde proviene el conflicto entre las bandas involucradas.
"Creemos que es una excepción. No significa que sea un conflicto que se vaya a instalar, sino que por alguna razón ocurrió donde ocurrió", dijeron fuentes de la cartera, aunque aclararon que "no hay que ser injustos" con respecto a los barrios en los que usualmente ocurren estos episodios, "ni tampoco indignarse solo por donde pasó".
La criminóloga y docente de la Facultad de Ciencias Sociales, Clara Musto, dijo a El País que "no se cuenta con elementos" para poder afirmar que existe un corrimiento del delito hacia los barrios costeros.
Consultada sobre tendencias internacionales a las que Uruguay debería prestar especial atención destacó las cárceles, asegurando que "el vínculo entre las prisiones y el delito repercute afuera". "Las condiciones de reclusión, el encarcelamiento masivo, el terreno ganado por el narcotráfico, generan un círculo vicioso de violencia y consolidación de mafias", señaló.
Mataron al padre, al bebé y su esposa está grave
Como en toda guerra, ambos bandos —en este caso, Los Colorados y Los Suárez— han sufrido bajas en los últimos meses, aunque Los Colorados han sido los más golpeados. En una seguidilla de ataques a familiares directos de los líderes, el primero en ser asesinado fue el hombre con el apodo que le da nombre a la banda.
El Colorado, como era conocido el hombre de 59 años, contaba con varios antecedentes penales y era el padre de uno de los líderes de la banda —el atacado este sábado cuando iba en el auto con su familia. El 4 de julio del pasado año, se encontraba en su camioneta en Camino Cibils y Ruta 1, cuando llegaron dos hombres en moto y dispararon más de 20 veces. Murió en el lugar.
Semanas más tarde, el 12 de octubre, dos menores arremetieron a disparos con fusiles de asalto hacia uno de los pasajes de Cerro Norte. Si bien los investigadores presumen que el ataque iba dirigido al líder de la banda, las víctimas fueron el bebé de un año —que murió en el momento—, y su esposa, que había conseguido sobrevivir.
Si bien otros grupos de menor calibre operan en el barrio, estas dos bandas son las que cuentan con mayor poder de fuego y se disputan por el control de territorio y la venta de drogas.
La llamada “zona caliente” es casi un rectángulo delimitado por cuatro calles que han sido las principales protagonistas de varios episodios de violencia. Estas son Santa Cruz de la Sierra, Porto Alegre, Puerto Rico y Santín Carlos Rossi.
El tamaño del barrio hace que los grupos criminales convivan a pocas cuadras de distancia, y ambos se encuentran dentro de la denominada zona caliente.
Estos grupos han reclutado personas que, en su mayoría, apenas superan los 20 años y carecen de antecedentes con el objetivo de no estar en el radar de la Policía. “Si no sos del barrio se dan cuenta enseguida”, explicó una fuente policial a El País.

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