Sobre las 14:45 horas de ayer un grupo de hombres estacionaron dos autos, uno de color azul y otro gris, en la puerta de la sucursal del Banco República (BROU) situada entre las calles Solferino y Monzón, a pocos metros de Avenida Italia en el barrio Malvín. Tres hombres bajaron del auto gris sosteniendo armas, dos de ellos encapuchados y el otro con su rostro descubierto y, mientras tanto, otros hombres (no se logró determinar si tres o cuatro) se quedaron esperando dentro del vehículo azul. Los tres delincuentes ingresaron a la sucursal bancaria con tranquilidad.

El conductor del auto donde estaban los cómplices bajó la ventana, le apuntó con un arma al cuidacoches Sebastián Cardoso que estaba trabajando allí y le dijo: “Quedate quietito porque si no te vuelo la cabeza”.

Al entrar a la sucursal, uno de los hombres le pegó un culatazo a una de las guardias de seguridad y robó su arma. Dos de los criminales se dirigieron directo a una habitación donde un funcionario estaba contando el dinero que habían sacado de las buzoneras. Le apuntaron con el revólver y le ordenaron que les entregara todo el efectivo. Mientras tanto, el tercero se quedó en la sala principal controlando a los demás empleados y a los clientes que estaban allí.

La Policía cree que los delincuentes tenían información sobre la hora en la que ocurriría el conteo del efectivo, según informó el jefe de Policía de Montevideo, Mario D’Elía. “Seguramente hubo, por lo menos, un trabajo de visualización de cómo se movían dentro de la sucursal”, indicó el jerarca en rueda de prensa.

El asalto duró cinco minutos aproximadamente, tal como relató el cuidacoches del lugar a El País. Los delincuentes se llevaron el dinero en maletines. Si bien las autoridades del BROU no lograron calcular el monto total del efectivo hurtado, se estima que fueron $ 1.000.000 y unos US$ 80.000.

Una vez realizado el asalto, los hombres se subieron a los dos autos y se fueron a toda velocidad en dirección al sur. Tiempo después, efectivos policiales encontraron el auto gris marca Hyundai en la calle Dalmiro Costa, esquina Santana, a unas nueve cuadras de la sucursal. El Ministerio del Interior decidió destinar un helicóptero a la búsqueda de los agresores.

A las 15:45, una hora después de la rapiña, la esquina de Solferino y Monzón se vio convulsionada. Había tres autos policiales estacionados en el lugar, una ambulancia y un equipo de la Policía Científica que ingresaba a la sucursal para comenzar a sacar fotos, revisar las cámaras de seguridad y tomar muestras.

Los clientes que fueron víctimas del asalto ya se habían retirado del lugar y adentro solo estaban algunos funcionarios a quienes les tomaron declaraciones. En la vereda se encontraba uno de los guardias de seguridad, dos funcionarios bancarios y algunos miembros de la Asociación de Bancarios del Uruguay (AEBU) que acudieron como gesto de solidaridad con sus compañeros.

Uno de los funcionarios que fue víctima de la rapiña estaba visiblemente afligido y minutos antes una de sus colegas se había descompensado por el shock que le produjo el asalto. El hombre dijo que aún no está en condiciones de hablar sobre lo sucedido. Seguía allí solo aguardando que la Policía le tomara declaración. A los 20 minutos, su pareja llegó a la esquina, lo abrazó y el funcionario rompió en llanto.

La única persona que resultó herida fue la guardia de seguridad que sufrió una contusión a raíz del culatazo, pero el resto de los empleados y clientes salieron ilesos. De todos modos, algunos tuvieron que recibir asistencia psicológica y fueron trasladados a un centro de salud.

El otro guardia de seguridad también esperaba afuera de la sucursal fumando un cigarrillo con nerviosismo y, al ser consultado por El País sobre el hecho, se limitó a decir: “La que la pasó peor fue mi compañera”.