Adolescente disparó y mató a amigo de 14 años “sin querer”; el joven estaba amenazado y se entregó

Los efectivos policiales fueron recibidos con disparos antes de que se entregara el presunto homicida de su amigo adolescente. La Policía cree que allí funciona una boca de droga.

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Operativo policial por homicidio en supermercado Tata
Los efectivos policiales fueron recibidos por disparos.
Foto: Estefania Leal/Archivo El Pais

En la madrugada de ayer falleció el adolescente de 14 años que había sido baleado cerca del mediodía del domingo en el barrio Cerrito de la Victoria. El joven se había ido de su casa la noche anterior luego de tener un entredicho con sus padres.

Según relataron fuentes de la investigación, luego de discutir con sus padres partió rumbo a la casa de algunos amigos. Allí la Policía sospecha que funciona una boca de venta de drogas, y por cincunstancias aún no aclara- das el menor recibió un disparo que luego le ocasionó la muerte.

La vivienda en la que ocurrió el letal desenlace se encuentra en las calles Martín Rodríguez y Chimborazo. La Policía fue notificada tras un llamado al 911, y encontró al joven con un disparo en la cabeza.

Fue trasladado todavía con vida al Hospital Español y posteriormente a la Asociación Española. Minutos más tarde de haber sido ingresado se le realizó un diagnóstico de muerte cerebral irreversible y oficialmente se notificó sobre su fallecimiento en la madrugada de ayer.

El sospechoso principal es un menor de 17 años que dijo ser amigo del fallecido, y que se entregó a las autoridades durante las primeras horas de ayer.

Fuentes policiales indicaron a El País que horas después del presunto asesinato, el adolescente que habría disparado llamó a su madre por teléfono y le pidió para hablar cuando llegue a su casa. Allí le hizo la confesión, diciendo que se “mandó una macana” y le aseguró haber matado a su amigo “sin querer”. Según el relato de las fuentes vinculadas a la investigación, al momento de confesarle el crimen a su madre, también le expresó su voluntad de entregarse a la Policía “por miedo de que lo fueran a buscar para matarlo”, ya que dijo haber recibido múltiples amenazas.

La madre llamó al 911 para entregar a su hijo. Al poco tiempo llegaron efectivos policiales a su vivienda, ubicada en las calles Sorata y Granaderos, a cuatro cuadras de donde había ocurrido el incidente. Sin embargo, el joven recibió a la Policía con disparos. Los efectivos, al ver ese escenario, debieron pedir apoyo para que concurra más personal.

La madre habría sido quien lo convenció de dejar el arma en el piso y entregarse con las manos en alto.

Ya detenido, intentó justificar el ataque a los policías diciendo que creyó que se trataba de otros delincuentes que lo habían ido a buscar por represalias.

El presunto homicida -que no cuenta con antecedentes penales- está a disposición de la Justicia. Si bien él asegura ser amigo del fallecido, se busca confirmar cuál era el vínculo entre la víctima y el victimario.

El arma fue incautada y se esperan pericias para terminar de confirmar si desde allí partió el disparo que derivó primero en la muerte cerebral del adolescente de 14 años, y luego en su fallecimiento. La investigación se está llevando por personal de Homicidios y la Fiscalía de Adolescentes, encabezada por el fiscal Ricardo Chiecchi.

El barrio

El País dialogó con algunos vecinos y comerciantes de la zona -que prefirieron mantener su identidad bajo reserva- quienes transmitieron percepciones divididas en relación a cuál es la situación de inseguridad en el Cerrito de la Victoria.

Algunos manifestaron que en los últimos meses se han visto episodios de violencia inusuales, aunque aclaran que fueron de forma esporádica.

Los vecinos se refieren a algunos tiroteos que se agregan a los cuatro homicidios que se han registrado en la zona durante 2023 -sin contar este caso-, todos con armas de fuego y uno de ellos con vinculación confirmada a un enfrentamiento entre bandas criminales del barrio Marconi.

Por otra parte, otro grupo de vecinos y comerciantes sostiene que se trata de “un barrio tranquilo” que padece la misma inseguridad que otros lugares. “Es como cualquier otro barrio”, afirmó un adulto mayor que vive a pocas cuadras del lugar del crimen.

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