Los dos narcos que se fugaron con certificados truchos y ahora son buscados por Interpol

Sus historias son similares: son narcotraficantes, los atraparon tras operativos policiales, lograron prisiones domiciliarias gracias a certificados falsos y ahora están prófugos.

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Miguel Ángel Leal (izquierda) y Juan Antonio González Bica (derecha)
Notificación roja de Interpol sobre Miguel Ángel Leal (izquierda) y Juan Antonio González Bica (derecha).
Foto: Interpol

Redacción El País
Juan Antonio González Bica y Miguel Ángel Leal Da Costa Porto tienen varias cosas en común. Son narcotraficantes, fueron atrapados y condenados, lograron la excarcelación con el beneficio de la prisión domiciliaria por enfermedades renales que no tenían, usaron certificados médicos truchos para engañar a la Justicia y se fugaron.

González Bica, según documentación a la que accedió El País, fue condenado a través de un juicio abreviado el 12 de junio de 2022. Ese día, los cómplices que trabajaban con él también recibieron una condena. Todos cayeron por haber ingresado al país, a través de una avioneta que aterrizó en un campo, 149.417 gramos de clorhidrato de cocaína y 242.405 gramos de cocaína en forma de pasta base.

Juan Antonio González Bica
Alerta roja de Interpol sobre Juan Antonio González Bica
Foto: Interpol

En la casa de González Bica, además, encontraron armas y más cocaína, que el propio narcotraficante confesó que la venía distribuyendo en Uruguay desde hacía un año y medio.

Fue condenado a cuatro años y 11 meses de penitenciaría, pero la jueza de Crimen Organizado María Helena Mainard le otorgó la prisión domiciliaria en el pasado mes de mayo. Lo hizo luego de que se le entregaran tres informes: uno del Instituto Técnico Forense (ITF), otro del comisionado parlamentario para el sistema carcelario Juan Miguel Petit y otro de sus supuestos médicos tratantes. Todos ellos eran falsos: advertían que el narcotraficante tenía problemas renales y no podía dializarse en el Penal de Libertad, donde estaba recluido.

Según documentación a la que accedió El País, la OSLA, dependiente del Ministerio del Interior, envió un escrito el pasado 20 de julio a la jueza Mainard que decía que González Bica había incumplido al menos dos veces con las condiciones de prisión domiciliaria: el 13 de junio y el 19 de junio. Aunque solo tenía permitido ir a su centro de salud para dializarse, había estado en Casavalle, el Prado, en el nuevo y también en el viejo aeropuerto.

Gonzalez Bica, finalmente, rompió su tobillera y se fugó en el mes de agosto. El 8 de setiembre la misma jueza Mainard emitió una orden de detención y hay un pedido de captura internacional.

Leal, en tanto, había caído tras una investigación internacional que se abrió el 8 de diciembre de 2021. Se trató de la Operación Babilonia, destinada a “destrabar la actividad ilícita del tráfico de sustancias prohibidas en modalidad de distribución” por parte de un grupo de delincuentes. La Policía había descubierto que un hombre había alquilado una habitación y un baño en una chacra, y que ahí recibía por parte de otros narcotraficantes cocaína “en forma de ladrillo”, la que luego era distribuida por dos hombres. Uno de ellos era Leal.

Miguel Ángel Leal
Alerta roja de Interpol sobre Miguel Ángel Leal.
Foto: Interpol

Dos meses después, el 8 de febrero de 2022, la operación llegó a la detención de un vehículo al que se le incautaron 15 paquetes de cocaína, y el conductor era, justamente, Leal. La Policía lo venía vigilando y esa era la tercera vez que iba a entregar drogas.

Además, en el domicilio de su pareja se encontró una pistola marca “Llama”, calibre 45, y cuatro cartuchos. El narco reconoció que le pertenecía y dijo que la había comprado en una feria vecinal, sin documentos. Juró, además, que la había adquirido para su protección personal, que la había escondido arriba del ropero y que su novia no sabía que la tenía. El arma, se supo después, estaba relacionada a tres hechos delictivos caratulados como “Disparos de arma de fuego”.

Así fue que Leal fue condenado por un delito de tráfico ilícito de sustancias estupefacientes prohibidas en la modalidad de posesión y transporte, y un delito de tráfico interno de armas de fuego en reiteración real. La jueza Adriana Chasmarian, de Crimen Organizado, le otorgó una pena de 4 años y 7 meses de penitenciaría.

Sin embargo, Leal estuvo solo tres meses y 15 días en la cárcel, puesto que en mayo de 2022 fue excarcelado por la propia Chasmarian. La jueza se basó en documentos, también falsificados, presentados por la defensa del delincuente, que señalaba —igual que con Bica— la existencia de enfermedades renales.

El Ministerio del Interior, según informó El Observador, también había advertido a Chasmarian sobre la posibilidad de que el narco se fugara. Leal, además, tuvo el beneficio de la prisión domiciliaria sin tobillera.

Se presume que la fuga de Leal se concretó durante la primera semana de setiembre. El día 22 de ese mes, Chasmarian emitió una orden de detención y captura, y se le dio aviso a Interpol para que se lo buscara internacionalmente. La misma jueza fue quien se dio cuenta que los documentos que se habían presentado para pedir la prisión domiciliaria podrían ser falsos y lo notificó a la Suprema Corte de Justicia, que la semana pasada dispuso un sumario y un traslado.

Según lo informado hoy por El País, la Suprema Corte de Justicia investiga la actuación de por lo menos cinco juzgados penales que liberaron narcotraficantes debido a adulteraciones de expedientes realizadas por el falsificador Matías Campero, hoy en prisión preventiva.

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