El 27 de febrero de 1948, Perón mantuvo un encuentro singular con el presidente uruguayo Luis Batlle Berres: fue en el medio del Río de la Plata. El mandatario uruguayo llegó a bordo del buque Capitán Miranda y el argentino en el yate Tacuara. Los acompañaron sus respectivas esposas, Matilde Ibáñez (argentina de nacimiento) y Eva Duarte. Y se entrevistaron en el Capitán Miranda.

Sin embargo, las relaciones se fueron enfriando debido a que desde aquí Perón era visto como demasiado autoritario para las tradiciones nacionales, aunque sectores como el herrerismo lo apoyaban. La tensión se incrementó cuando Uruguay dio asilo a políticos antiperonistas.

Derrocado por un golpe en 1955, Perón inició un largo exilio mientras en su país desfilaban fracasados gobiernos militares. Finalmente fue autorizado a regresar y presentarse otra vez como candidato en las elecciones de septiembre de 1973. En una fórmula junto a su nueva esposa, María Estela Martínez, “Isabelita”, arrasó en esos comicios e inició su tercera presidencia.

Poco después, en noviembre de ese año, Perón realizó un viaje relámpago a Montevideo para firmar con su par uruguayo Juan María Bordaberry, ya dictador luego de haber disuelto el Parlamento, un acuerdo sobre la administración del Río de la Plata y el frente marítimo.

En esa ocasión los antiguos roces quedaron olvidados y miles de personas salieron a las calles a aplaudir el coche en el que viajaba el líder argentino.
La esperanza de una reconciliación argentina que encarnaba Perón en 1973 se desvaneció pronto en días de violentas divisiones. Un año más tarde fallecería y su viuda asumiría la presidencia.

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