Candela Contreras
La Nación / GDA
El concepto de ir a la oficina cambió y puso a las empresas frente a un nuevo dilema en un mundo pospandemia, donde el trabajo remoto en muchos casos llegó para quedarse. Ya no son un espacio al que «solo se va a trabajar», sino un lugar en el que generar formas cada vez más «deseables». Entonces, ¿cómo lograr que las nuevas generaciones vuelvan a la oficina pero sin sentirlo una obligación? La respuesta parece estar en una reinvención radical del concepto del espacio laboral.
«El 78% de las empresas en América Latina ya implementaron esquemas de regreso parcial o total a la oficina, mientras que en Argentina seis de cada 10 compañías están ampliando su inversión en espacios flexibles para atraer y retener talento», afirma un informe de la empresa de inmuebles comerciales CBRE. El dato explica por qué crecen los formatos de oficinas que priorizan el confort, el diseño y los servicios por sobre los metros cuadrados.
«Hay una resignificación del espacio de trabajo. Lo que antes era un lugar operativo, hoy debe ser también un lugar atractivo», sostiene Ana González Ferrero, senior managing director de Advisory en CBRE Argentina. «Las empresas que piden la vuelta a la presencialidad necesitan ofrecer algo más: entornos flexibles, con buena ubicación, luz natural, tecnología y servicios», enfatizó el ejecutivo.
En la misma línea, Eduardo Di Buccio, broker senior de CBRE, agrega: «La oficina dejó de ser un escritorio asignado para transformarse en un entorno que impulse productividad y cultura organizacional. La demanda está enfocada en productos nuevos».
Amenities, la clave
El grupo IRSA, dueño de los principales shoppings de Argentina, invirtió US$ 2,5 millones en un proyecto estilo «club empresarial», con foco en el bienestar y entretenimiento.
Inspirado en edificios emblemáticos del mundo como el Googleplex en EE.UU.; The Floor en Israel; El Cubo de Itaú, en Brasil; y el Spacieux F5, de Francia, se encuentra en la intersección en «T» de las autopistas General Paz y Acceso Norte Panamericana, un punto estratégico que permite captar público tanto de la ciudad de Buenos Aires como de la Provincia.
Ubicado en el ex edificio Philips, dentro del Polo DOT, Workplace by IRSA, combina coworking con amenities muy poco tradicionales: desde un siestario con camas para descansar, pasando por un espacio con sillones masajeadores, hasta cuatro canchas de pádel vidriadas en altura, visibles desde la Panamericana.
La empresa se hizo del edificio en 2017 y, tras una renovación, en 2023 abrió un espacio de trabajo flexible con foco en el bienestar. Son 10.000 metros cuadrados (m²) en total, con 8.000 m² construidos, que permiten alojar hasta 900 personas distribuidas en tres pisos de oficinas, enfocado principalmente en empresas de tecnología y startups.
«Lo que ofrecemos es un modelo pensado para que venir a la oficina sea una elección y no una obligación», dicen desde la compañía. El complejo, que arrancó con tres empresas, hoy cuenta con 50 compañías instaladas, entre ellas Rappi, Pomelo, Ripio, Henry, Casheo y Crafters, con una ocupación del 95%. El público predominante tiene entre 21 y 35 años, y en total ya hay 2.000 trabajadores dados de alta.
Los amenities comienzan a ser el valor principal de las empresas a la hora de atraer a los empleados. Hoy, ese espacio, se presenta como el «AAA plus de las oficinas», tal como lo definió Ben Elsztain, director creativo de Workplace by IRSA.
«Esta nueva generación no elige el lujo y detalles perfectos, pero sí amenities y lo que sucede en el edificio, poder hacer un asado, divertirse, es algo que valoran más. Somos un hotel 5 estrellas que no se duerme. Parte de la comunicación es que somos el primer club corporativo de emprendedores 5 estrellas, donde sucede mucho más que solo trabajar», agregó.
El diseño copia la estructura de un shopping, con oficinas privadas ubicadas como «locales» y espacios abiertos como «góndolas».
Los valores promedio de alquiler de las oficinas abiertas rondan los US$ 300 mensuales, con contratos mínimos de seis meses. En la actualidad, queda espacio libre para alquilar dos oficinas privadas y algunos espacios abiertos libres. «Aprovechamos el cm² no el m²», es una de las frases que resumen la filosofía.
«Lo que buscamos es ser partners estratégicos de las empresas, brindando espacios que potencien el networking y la sinergia entre miembros de este club 5 estrellas», expresó Rocío Belén Pérez Berzoni, líder de comercialización de Workplace.
Así, en la planta baja crearon un auditorio -con capacidad para 120 personas-, van a armar un pequeño gimnasio y una cancha de fútbol tenis. Pero el edificio también albergará la sede de la IAE Business School, que ocupará 1.500 m² con cursos y posgrados en educación ejecutiva.
Mientras que el espacio de las oficinas se ubica en tres de los cuatro pisos que tiene el edificio. En el primero, el foco está puesto en el esparcimiento y el encuentro informal, además de oficinas privadas y espacios abiertos, hay una terraza con parrillas, reposeras, minigolf, quincho techado y hasta cabina de DJ para after office. También una sala de juegos con ping pong, futbolito y mesa de pool y un espacio de relax con sillones masajeadores.
Al subir al segundo piso, además de oficinas, se concentran algunas de las novedades más disruptivas: el siestario, una sala de brainstorming con inteligencia artificial (IA) incorporada, una sala de videojuegos tipo Neverland con consolas retro y PlayStation 5, y espacios de relax.
En el tercer piso se destacan los espacios exclusivos: Rappi ocupa 800 m² diseñados a medida, mientras que la empresa Bidcom tiene un semipiso de 1.000 m². Pero también funciona una sala de grabación de podcast y streaming.
En el último piso está la joya del proyecto: cuatro canchas de pádel vidriadas en altura y un rooftop con vista panorámica a todo el barrio de Saavedra, una zona en pleno crecimiento. Además, se organizan charlas de tarot, de IA y after office para fomentar el networking.
Flexibilidad
En la búsqueda de redefinir la experiencia del trabajo, en una de las zonas más codiciadas de la ciudad, se inauguró HIT Polo, la nueva sede de HIT Cowork, ubicada en Palermo, más específicamente en el nuevo Paseo Gigena.
«El futuro del trabajo no se trata solo de metros cuadrados, sino de experiencias que potencien a las personas y a las empresas», explicó Uri Iskin, CEO y cofundador de HIT Cowork, durante la presentación del nuevo edificio.
Con una inversión de US$ 5 millones y 5.000 m² de oficinas flexibles, el edificio ofrece salas de reuniones, espacios sociales y amenities impensados para una oficina: desde una cava de vinos, pasando por una peluquería, siestario con camas, sala de masajes, auditorio para más de 250 personas, running track, consultorios médicos y una cafetería.
«Las empresas ya no quieren comprometerse con contratos de 10 años ni hacerse cargo de la gestión de un edificio. Buscan agilidad, foco en su negocio y bienestar para sus equipos. El coworking resuelve esos puntos y les da libertad para crecer o achicarse sin fricciones», detalló Iskin.
La ocupación inicial incluye empresas de sectores como consultoría, minería y finanzas, y un auditorio para 250 personas junto con una sala de streaming profesional ya operativa. Mientras que el resto de los amenities (la cava, el siestario y la peluquería) estarán inaugurados antes de fin de año.
El complejo forma parte de la estrategia de expansión del grupo, que nació como desarrolladora inmobiliaria en 2011 en el Distrito Tecnológico de Parque Patricios. Desde entonces, la empresa sumó más de 50.000 m² distribuidos en 13 sedes en Buenos Aires, Chile y Perú.
El primer edificio de la empresa tenía solo 100 puestos de trabajo. Hoy, administra un ecosistema con una unidad de negocio para eventos corporativos y sociales, además de cafés de especialidad dentro de las sedes y un programa de bienestar que introduce servicios de salud y recreación dentro del entorno laboral.
Estas nuevas formas de pensar en las nuevas formas de trabajar, hacen recapacitar a las empresas sobre qué hacer para volver a captar a los talentos, pero sobre todo a pensar en que la oficina del futuro será un lugar al que se quiera ir, no al que se deba ir.
El cambio no solo se ve en los edificios corporativos de gran escala, sino también en los espacios compartidos. Martín Potito, director comercial de LJ Ramos, explica que «el coworking ya existía antes de la pandemia, pero hoy se consolidó como una opción intermedia entre el teletrabajo y la oficina tradicional». Según el ejecutivo, «las empresas lo usan como trampolín, especialmente las tecnológicas o startups con empleados jóvenes, que buscan entornos colaborativos y flexibles. Ya no alcanza con alquilar metros cuadrados: las oficinas tienen que ser espacios vivos y adaptables».
En este nuevo escenario, la flexibilidad se volvió una palabra clave. «Lo que los espacios de coworking hacen no es solo atraer a nuevas generaciones -advierte Domingo Speranza, CEO de Newmark Argentina-, sino ofrecer soluciones integrales: contratos más simples, servicios incluidos y la posibilidad de crecer o reducir superficie sin grandes inversiones. Además, te rodeás de otras empresas, lo que genera sinergia y una sensación de comunidad muy fuerte».
-
La dueña de Sinergia Faro (ex Sheraton) y hotel Aloft cancela anticipadamente la deuda emitida en el mercado
Cosmos: el hito urbano que redefine Montevideo ya entregó sus primeras unidades residenciales
Distrito El Globo inaugura Casa El Globo: el nuevo epicentro de negocios, arte y tecnología de América Latina
Faros de Carrasco: el último capítulo de un ícono frente a los lagos
Eduardo Campiglia: de la actualidad de la construcción a la educación como el "principal problema del país"
Grupo inversor uruguayo desembolsa US$ 4 millones en un nuevo hotel boutique en Punta del Este
Entrevista a Carlos Lecueder: shoppings, impacto del Impuesto Global, el gobierno de Orsi, inversiones y más