Durante los últimos años, una y otra vez, los votantes han dicho a los encuestadores y expertos que están furiosos por la inflación. Bueno, acabamos de elegir a un presidente que, si cumple dos de sus promesas de campaña centrales (aranceles generalizados y deportación masiva de inmigrantes que no tengan un estatus legal permanente), probablemente causará una inflación vertiginosa.

¿Cómo reaccionarán los votantes?

He escrito en varias oportunidades sobre el probable impacto inflacionario de las políticas de Donald Trump. Todo eso sigue en pie. Pero hay un tema en el que no he hecho tanto hincapié como probablemente debería: los efectos específicos de sus propuestas de deportaciones sobre los precios de los alimentos y la vivienda, que han sido puntos de conflicto político.

Primero, una palabra sobre los déficits para preparar el terreno: el Comité no partidista para un Presupuesto Federal Responsable estima que los planes fiscales de Trump añadirían casi 8 billones de dólares a la deuda durante la próxima década.

Trump ha afirmado que puede compensar los recortes de impuestos con los ingresos procedentes de los aranceles y enormes recortes del gasto público, pero esas afirmaciones son tremendamente irreales.

Los déficits, al contrario de lo que a veces se oye, no siempre causan inflación. Después de la crisis financiera de 2008, las advertencias sobre la inflación impulsada por el déficit resultaron erróneas porque (como predijo la economía básica) los déficits no son inflacionarios en una economía deprimida. Incluso el gran gasto del presidente Joe Biden en 2021 se produjo en una economía con un empleo deprimido, y el impacto inflacionario se vio mitigado aún más por un aumento de la inmigración, que amplió la fuerza laboral y ayudó a crear la capacidad para satisfacer una mayor demanda.

Sin embargo, con la economía partiendo, esencialmente, del pleno empleo en su segundo mandato, Trump, con deportaciones masivas, degradaría la capacidad productiva, inflaría los déficits y, sí, haría que la inflación volviera a dispararse, cumpliendo una sombría promesa sobre una política migratoria punitiva mientras que incumplía una sobre la prestación de alivio a los consumidores estadounidenses.

Esto es lo que quiero decir: si ahora estás molesto por los precios de los alimentos, mira lo que sucede si Trump ataca a una gran parte de la fuerza laboral agrícola; los inmigrantes representan alrededor de tres cuartas partes de los trabajadores agrícolas, y aproximadamente la mitad de ellos carecen de estatus legal permanente. (¿Y realmente dudas de que muchos trabajadores que están aquí legalmente serán atrapados en las redes de redadas con las que Trump amenaza?) Los inmigrantes que viven en el país ilegalmente también juegan un papel importante en el procesamiento de alimentos. Por ejemplo, representan aproximadamente entre el 30% y el 50% de los trabajadores en las empacadoras de carne.

Si estos trabajadores son deportados, la industria alimentaria probablemente tendrá grandes dificultades para reemplazarlos. Incluso en el mejor de los casos, la industria tendrá que ofrecer salarios mucho más altos y, por supuesto, estos salarios más altos se reflejarán en precios más altos (y aunque producimos la mayor parte de lo que comemos, también importamos una gran cantidad de alimentos, cuyos precios aumentarían con los aranceles).

Y cuando se trata de los efectos económicos posteriores de las deportaciones, no se trata solo de los precios de los alimentos; también se trata del costo de la vivienda. La respuesta a ese problema es construir más unidades de vivienda. Pero los inmigrantes sin permiso legal representan más de una quinta parte de la fuerza laboral de la construcción, por lo que las deportaciones obstaculizarían gravemente los esfuerzos para aumentar la oferta de viviendas. (Y no, contrariamente a lo que dijo JD Vance, la inmigración no ha impulsado el aumento reciente en los costos de la vivienda).

¿Podríamos compensar fácilmente la pérdida de estos trabajadores reemplazándolos con trabajadores nativos? No. El empleo entre los adultos nativos en sus mejores años laborales es mayor que en cualquier momento durante el primer mandato de Trump. Simplemente no hay una gran cantidad de estadounidenses nativos ociosos pero empleables para ponerlos a trabajar.

¿Qué hará Trump si aumenta la inflación? Tenga en cuenta que su campaña estuvo repleta de afirmaciones falsas sobre inmigración, empleos, inflación, delincuencia y más. Y una de sus tácticas habituales para descartar los datos que muestran que sus afirmaciones son falsas es insistir en que los datos son falsos.

Así que si impone aranceles elevados y sigue adelante con sus planes de redada contra los inmigrantes —y una parte crucial de nuestra fuerza laboral se diezma y los estadounidenses comienzan a sentir las consecuencias inflacionarias— no esperen que Trump reconozca que calculó mal. El escenario mucho más probable es que niegue la realidad o culpe a los malos actores e intente ordenar que los precios vuelvan a bajar. Pero si creen que el presidente puede simplemente agitar las manos y reducir el costo de una docena de huevos, tengo noticias para ustedes. Quizá valga la pena señalar que el primer ministro de Hungría, Viktor Orban, a quien Trump admira, ha tratado de suprimir la inflación imponiendo controles de precios, lo que le salió muy mal.

Y no perdamos de vista el componente humano. La perspectiva de que millones de personas que han venido a Estados Unidos para tener una vida mejor sean detenidas y enviadas al extranjero es espantosa. Para tomar prestada una frase, la crueldad de las deportaciones propuestas por Trump es parte del punto. Pero en la medida en que Trump ha vendido la idea de expulsar a los inmigrantes que carecen de estatus legal permanente, la deportación de inmigrantes que no tienen estatus legal permanente es una de las razones.