Una pausa hecha arquitectura: Terráneo, el proyecto efímero que celebra lo simple y lo sensorial

Hay espacios que parecen pensados para detener el ritmo. Terráneo, la cafetería creada por las arquitectas Carolina Fernández y Cecilia Lema, responsables del Estudio Clama, para la primera edición de Casa FOA Uruguay, es uno de ellos. Ubicado en el Espacio 25, en el piso 17 deCarrasco Boating, el proyecto -una construcción efímera- acaba de recibir la Medalla de Oro a la Arquitectura y el Diseño, el máximo reconocimiento del evento. Para Fernández y Lema, el desafío era crear un espacio funcional y emocional. “Queríamos que acompañara el ritual del café: ese momento para hacer una pausa y conectar contigo”, cuenta Fernández.

Terráneo se construye sobre la materialidad y la memoria: ladrillo, barro y lajotas, materiales nobles que evocan recuerdos de casas en la playa y tradiciones familiares. Las arquitectas eligieron reversionarlos: la forma clásica modernizada para mantener la esencia, pero presentada de manera distinta. Cada elemento busca generar un vínculo con lo elemental y lo cotidiano, invitando a detenerse y contemplar.

El mobiliario, seleccionado junto a una veintena de colaboradores, abraza el espacio en terracota y naranja oscuro, generando un impacto visual que acompaña la calidez de la paleta. Desde el cielo raso hasta los livings, cada rincón está pensado para que el visitante se sienta envuelto: mesas grandes para grupos de trabajo, espacios íntimos para amigas y parejas, la barra para quienes buscan un café rápido. Los visitantes se sienten tentados a tocar, mirar, explorar cómo están colocadas las piezas, descubriendo la textura y la intención detrás de cada una de ellas. “La idea es que te apropies del entorno según tu mood”, explica Lema.

L. Mainé

La barra, concebida como un elemento central de los tres ambientes de la cafetería (los que luego se transformarán en apartamentos), fue co-creada con el artista Juan Artola. La pieza, de madera con símbolos geométricos que evocan la taza de café, se complementa con luminarias de cerámica diseñadas por otro colaborador, consolidando un remate que integra funcionalidad, estética y narrativa. Cada decisión, desde la colocación de los ladrillos hasta la elección de la iluminación, responde al concepto poético de sus creadoras.

Así, Terráneo no solo invita a sentarse y disfrutar, sino a habitar el espacio con curiosidad, a descubrir texturas y formas que evocan memoria y calidez, y a vivir la pausa del café como una experiencia sensorial completa.

L. Mainé

El montaje de Terráneo fue un desafío a contrarreloj que puso a prueba la creatividad y la capacidad de improvisación de las creadoras de CLAMA, su equipo de construcción y colaboradores. “Entramos un martes y lo entregamos al otro lunes”, cuenta Fernández. Las arquitectas cuentan que “se quedaron a vivir” en el espacio para tomar decisiones en tiempo real: pegar ladrillos, pintar, experimentar con efectos de textura como el velvet en las paredes. Cada ajuste se hizo sobre la marcha, viviendo el proyecto desde adentro.

Desde la colocación de los ladrillos en posiciones no convencionales hasta la reutilización de ciertos elementos como unas parrillas de seguridad de maquinaria, cada elección buscó resaltar la esencia de lo cotidiano y lo elemental. La naturalidad del proceso, sin pretensiones, fue justamente lo que destacó el jurado de Casa FOA Uruguay: simpleza, creatividad y autenticidad en el uso de materiales de obra crudos.

“Alcanzamos un ambiente ideal para esta cafetería a velocidad de la luz y el resultado fue inesperado”, recuerda Lema sobre la medalla de oro. Entre los expertos que evaluaron el proyecto estuvieron los arquitectos Ezequiel Baremboin (Argentina), Carlos Ponce de León y Nicolás Guerra (Uruguay).

Más allá del reconocimiento, las arquitectas valoran la posibilidad de compartir su experiencia: “Queremos que alguien que quiera poner una cafetería venga y diga: ‘me llevo todo’. Se lo empaquetamos”, dice Lema entre risas. Terráneo, concebida como un proyecto arquitectónico efímero, puede ser visitada hasta fines de noviembre. Con todo, el espacio no solo celebra la tierra, los materiales y la calidez, sino también la experiencia de creación intensa y directa que transforma lo cotidiano en ritual.