Entre docencia y creación, Lucía Gatti presenta "Puente de cuerdas", un cancionero que abre caminos para el chelo

La chelista, compositora y docente lanzará, el próximo jueves en la librería Escaramuza, un libro que es el resultado de más de 20 años de enseñanza y propone acercar el violonchelo a la música popular latinoamericana.

Lucia Gatti
Lucía Gatti.
Foto: Santiago Allen

Aunque en su familia había músicos —y siendo bisnieta del escritor y pianista Felisberto Hernández—, en la vida de Lucía Gatti el contacto con la música no fue tan cercano en la infancia y el llamado del violonchelo le llegó por otro lado. Fue un flechazo en el Teatro Solís, cuando el músico brasileño Egberto Gismonti tocó junto a Jaques Morelenbaum. En un momento del concierto, todos se retiraron del escenario y quedó el chelo solo. “Ahí fue un amor total. Me dije: quiero estudiar eso”, cuenta la chelista en charla con Domingo.

Aquella fascinación inicial fue el motor para construir una trayectoria atravesada por la docencia, la investigación y la creación. Después de más de 20 años enseñando, Gatti —que es formada en la Escuela Universitaria de Música, participó en la grabación de más de cincuenta discos y es fundadora del quinteto de tango La Mufa—, acaba de dar forma a un proyecto que soñaba hacía tiempo: el cancionero para chelo Puente de cuerdas.

El libro será presentado el jueves a las 21.00 en la librería Escaramuza (Pablo de María, 1185), en un encuentro junto al investigador y crítico Guilherme de Alencar Pinto. El cierre tendrá un condimento especial: Gatti compartirá algunas piezas a tres violonchelos junto a Venus González y Caterina Restuccia.

El cancionero surge de una inquietud personal y pedagógica: la falta de materiales que acerquen el violonchelo a la música popular desde los primeros pasos del aprendizaje. “Cuando yo empecé a estudiar, tuve una formación clásica muy buena, pero concebida para entrar a una orquesta. Y si uno tiene otras inquietudes, tiene que desarrollar otras habilidades”, explica.

Ese vacío la llevó a imaginar qué hubiera querido tener a mano en sus inicios: canciones que motivaran, que entusiasmaran al estudiante y que, al mismo tiempo, permitieran crecer técnicamente. Puente de cuerdas propone justamente eso, melodías familiares, de distintos géneros latinoamericanos, adaptadas para dos o tres violonchelos.

“En los instrumentos de arco muchas veces el comienzo se siente como algo inaccesible. Es complejo encontrar la afinación y el sonido con el arco. Pero si toco una melodía que ya tengo en el oído, llevarla al instrumento es mucho más fácil”, sostiene.

Lucia Gatti
Lucía Gatti tiene una trayectoria de 20 años en la enseñanza del chelo y ahora presenta "Puente de cuerdas".
Foto: Valentina Gatti

El chelo más allá de la orquesta

Hace 20 años, ver un violonchelo fuera de la orquesta era inusual en Uruguay. Hoy es cada vez más común que aparezca en bandas de música popular o en proyectos de cámara experimentales. Ese cambio, dice Gatti, abre también la necesidad de renovar la enseñanza. “Hay muchos chelistas proponiendo otras cosas. Está bueno acompañar esa inquietud con un material pedagógico que apoye esos caminos”.

El libro, posible gracias a los Fondos Concursables y al FONAM, ofrece arreglos pensados para la práctica entre profesor y estudiante, o entre varios alumnos. Incluye pequeñas reseñas de los géneros —del tango al candombe, de músicas brasileñas a canciones del folclore latinoamericano—, fruto de una investigación que combina cercanía y descubrimiento. “No es un análisis musicológico, pero sí una información cuidada, que permite trabajar con propiedad cada estilo”, anota.

Las canciones seleccionadas van de referentes de la música uruguaya como Alfredo Zitarrosa, Jaime Roos o Eduardo Mateo, hasta figuras icónicas de la música latinoamericana como Violeta Parra, Chabuca Granda, Chico Buarque y Hermeto Pascoal.

Libro Lucía Gatti
"Puente de cuerdas", el cancionero de Lucía Gatti.
Foto: Difusión

La traslación de canciones populares al chelo fue un trabajo artesanal, ya que muchas de ellas estaban pensadas para guitarra y voz. Pero, más allá de la técnica, lo que Gatti propone a través del cancionero es ejercitar otras dimensiones que suelen quedar un poco relegadas en la formación académica tales como la libertad de creación.

“Si esas cosas no se trabajan desde el comienzo, después cuesta más desarrollarlas. Me interesa que este libro ayude a abrir posibilidades y a que cada estudiante encuentre su propio lugar en la música”, afirma.

En definitiva, con Puente de cuerdas Gatti busca acercar al aprendizaje del violonchelo la chispa de entusiasmo que la marcó aquella noche en el Solís, cuando el sonido de Morelenbaum le reveló que ese instrumento podía ser, también, pura emoción.

“Me hubiera encantado contar con canciones desde el inicio, no solo técnica. Porque cuando tocás algo que te gusta, que te vincula afectivamente, eso genera entusiasmo. Y el entusiasmo es el motor fundamental para avanzar”, cierra.

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