La orquesta que lleva el tango a otros territorios y presenta su segundo EP en un ciclo con artistas locales

Desde 2018, la Orquesta Las Señoras explora nuevas formas de hacer tango, con una identidad sonora propia que rescata tanto compositoras históricas como voces contemporáneas. Ahora presentan Rizoma en una serie de fechas compartidas.

Orquesta Las Señoras
Orquesta Las Señoras.
Foto: Daniela Álvarez

Durante décadas, el tango estuvo asociado a una imagen casi inamovible: orquestas típicas formadas por hombres trajeados, y mujeres relegadas al margen o apenas sugeridas en el repertorio. Sin embargo, desde hace un tiempo, esa postal comenzó a desdibujarse gracias a un movimiento de reapropiación del género por parte de nuevas generaciones que aportan miradas frescas y lo expanden. En Uruguay, varias propuestas están transformando ese escenario, y desde 2018 la Orquesta Las Señorases una de las que se suma a ese impulso renovador.

Integrado por Julieta Garrido, Mayra Hernández, Gisselle Fernández, Mariana Chilindrón, Virginia Álvarez, Verónica Rumbo, Gabriela Morgare y Paola Larrama, este grupo reescribe el tango con una estética propia y un repertorio que rescata tanto compositoras históricas como voces contemporáneas, ofreciendo una mirada afectiva, crítica y gozosa del género.

Con este horizonte, lanzaron hace poco Rizoma, su segundo EP. Lo presentarán en un ciclo de conciertos que no solo pone en circulación el nuevo material, sino también una forma de hacer música que es, ante todo, colectiva.

“Tiene que ver con lo transversal, con lo que compartimos, con los lugares de encuentro”, dice a Domingo la cantante Gabriela Morgare sobre el nombre elegido. Eso, afirma, atraviesa el contenido de las canciones —con historias que remiten a migraciones, maternidades y feminidades familiares—, y la manera en que se vinculan y crean. Acá todo se decide en red.

Musicalmente, Rizoma también desanda los caminos del deber de ser tanguero. Si bien la orquesta se nutre de ese género, se permite traducirlo y expandirlo. Es por eso que en este nuevo trabajo conviven temas como "Algunas formas de adiós", una zamba compuesta por Paola Larrama; el instrumental "Dulce Casero" de Sonia Possetti; una interpretación de "Los hijos de Gardel", de Laura Canoura; y "Hasta la raíz" —una versión tanguera del clásico de Natalia Lafourcade— para la cual publicaron un videoclip realizado a través de una convocatoria abierta a mujeres de todas las edades. La idea era juntarse y celebrar el movimiento como un encuentro.

“Son temas que ya tocábamos en vivo y que nos identifican, ya sea por las letras o por cómo nos hacen sentir”, explica Julieta Garrido sobre el material que fue editado por el sello argentino El Club del Disco y está disponible en todas las plataformas.

Para presentar esta nueva entrega, Las Señoras decidieron compartir cada concierto con proyectos de otras estéticas, encabezados por mujeres. La primera fecha fue el 21 de junio, cuando tocaron con Abeja Reina, un cuarteto de saxofones. La próxima será el sábado 26 de julio, con el trío Ninguna Higuera. Luego, el 16 de agosto tejerán el concierto junto a Laura Falero, y el 13 de setiembre cruzan caminos musicales con Isabella Acerenza y banda. Todas las citas serán en El Chamuyo (25 de mayo, 591), un escenario cargado de espíritu tanguero que abre sus puertas a nuevas propuestas. Las reservas se pueden hacer a través del número 094 468 849.

“Queríamos invitar músicas que admiramos y con las que pocas veces llegamos a coincidir en festivales o eventos. La idea era cruzarnos y generar nuevos vínculos”, dice Garrido. “En la primera fecha pasó que mucha gente fue a ver a Las Señoras y se sorprendió con Abeja Reina, y también al revés. Para nosotras eso es fundamental, porque todas venimos de experiencias musicales muy distintas”, suma Morgare sobre una manera de celebrar no solo la música, sino, además, los vínculos que la hacen posible. Con estas palabras también explica porque Rizoma es más que un disco o un ciclo de conciertos: es una forma de habitar la música desde el encuentro, el cuidado y la creación compartida, que resuena con lo personal y lo político.

Así, y de a poco, van mostrando que el tango ya no es uno solo ni se limita a determinados espacios. Como ellas, también puede moverse, transformarse y florecer en otros territorios.

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