El grupo de mujeres que encontró en la danza una herramienta de cambios y ahora lleva una obra al Sodre

El baile como forma de encontrarse a sí mismas, de gozo, de protesta, de duelo colectivo. O, solamente, el baile por el simple hecho de bailar. Para las mujeres de la Colectiva Esquineras, todo comenzó así, con la búsqueda de un espacio donde cuestionar, reflexionar, y poder expresarse a través de la danza.

“Empezamos a convocar compañeras, a escuchar ideas, propuestas, intereses, y se formó este grupo diverso, fuerte, con muchas ganas de aprender, compartir y hacer cosas juntas”, cuenta Patricia Lemos, integrante del grupo, conformado por 14 mujeres de distintas edades y trayectorias.

La colectiva nació en 2023 a partir de un taller con Leticia Erlich, docente de danza contemporánea de la Escuela Esquinera, iniciativa del Departamento de Cultura de la Intendencia de Montevideo. Desde entonces realizan intervenciones en diferentes espacios de la ciudad sobre ejes como violencia de género, diversidad, salud mental, entre otros, con la intención de sensibilizar y reflexionar en torno a estas temáticas.

La idea, cuenta Lemos, es practicar la danza individual y colectiva como herramienta de encuentro, contención, transformación y construcción de nuevas subjetividades.

“Nos interesa poder decir a través del cuerpo, danzando, lo que nos moviliza, nos preocupa, nos atraviesa en el día a día; con ese mismo cuerpo que recibe tantas violencias naturalizadas, pero también celebra y se transforma en la danza y en el encuentro con el otro”, sostiene.

Ahora, tras un año de trabajo, presentarán en el Sodre Un lugar donde todas podemos estar, pieza de danza contemporánea que relata historias que las unen (ver abajo). La diversidad del grupo, sostiene, es un punto clave y hace la riqueza de la obra.

“No buscamos ser ‘un cuerpo’ de baile, todas iguales, sino que somos muchos cuerpos, y esa es una de nuestras fortalezas”, comenta Lemos. Y remata: “Antes de ser bailarinas somos mujeres, y compartimos mucho más que un espacio de creación artística. Desde el comienzo del proceso hubo una entrega de cada una de nosotras, un compromiso, una pasión por bailar, crear y estar juntas. La belleza está en esta entrega. Para nosotras lo importante es que la danza sea un territorio de libertad, de encuentro, de disfrute. Nos apoyamos en las coincidencias y en las diferencias”.

“Danzar es una forma de recordar quién soy cuando el mundo me confunde”, ha dicho alguna vez el reconocido coreógrafo y bailarín bangladeshiano Akram Khan. En el trabajo de Esquineras, se encuentran elementos de esta búsqueda.

“Hay algo muy primario y terrenal en moverse cuando escuchamos música. Cuando tomamos una clase de danza, cuando entrenamos nuestro cuerpo, lo disciplinamos para luego liberarnos”, describe Lemos y hace hincapié en el poder liberador de hacerlo sin autoexigencias, a contramano de un mundo que vive de prisa y en la búsqueda de una supuesta perfección.

“Vivimos en una sociedad que nos está siempre exigiendo, nunca tenemos tiempo, siempre estamos apuradas, cansadas. En ese sentido, el bailar puede ser liberador, permite conocernos, saber nuestros límites, nuestras posibilidades”, sostiene.

Foto: Paula Bentura

El grupo plasmará este trabajo el 11 y el 12 de junio en el escenario de la Sala Hugo Balzo del Sodre con Un lugar donde todas podemos estar, una obra que busca contar la experiencia de ser mujeres y disidencias, teniendo en el horizonte la complejidad y diversidad de vivencias que eso conlleva.

“Esta obra es un proyecto que empezó en marzo del 2024. Estrenarla en la Sala Hugo Balzo será un placer, porque se dan todas las condiciones técnicas para que sea un espectáculo de calidad”, expresa la docente y coreógrafa Leticia Erlich.

“Contamos una historia individual y colectiva. Hablaremos sobre el cuerpo y sus memorias, ese recuerdo, ese color, ese olor, esa canción, ese momento que atraviesa el tiempo, se detiene y se hace danza”, detalla Erlich. Las entradas están a la venta en Tickantel.