EL PERSONAJE
El cantante de la canción más importante de la historia de la música uruguaya continuó su carrera en Miami, donde vive desde 2019, y hace averiguaciones legales por sus derechos como intérprete.
En los sueños del niño Charly Sosa (47) siempre había una pelota, nunca micrófonos. Es que el intérprete de Mayonesa -la canción que más dinero recaudó por derechos de autor en Agadu- no pintaba para músico. Su coqueteo con el arte era fugaz e inconsciente -estudiaba guitarra porque un disco de Queen le había volado la cabeza con 12 años- pero estaba convencido de que su talento estaba en sus piernas. En 1993 tuvo un intervalo de rebeldía, no quiso jugar en La Luz, quedó sin club y arrancó para las ocho horas. Una tarde como tantas, Rafael Antognazza lo oyó cantar un tema de Luis Miguel en la ducha de la Cooperativa Bancaria, donde trabajaba, y lo llevó a los empujones a un casting para integrar la antimurga BCG. Su olfato no falló: eran 13 para un puesto y lo ganó caminando.
“Fue como haber debutado en el Real Madrid sin haber pasado por las inferiores”, asegura Charly Sosa a Revista Domingo desde Miami, donde reside hace tres años.
El niño que soñaba con jugar a la pelota el día entero no puede evitar las analogías futboleras. Quiso ser recordado por sus goles y no estuvo tan lejos: la clavó en el ángulo con Mayonesa. Quiso llevar a Uruguay a lo más alto y cumplió con creces su anhelo, aunque no haya sido con una casaca celeste.
Gracias a ese hit dio la vuelta al mundo, cantó en sitios impensados, logró que ídolos de la talla de Daddy Yankee o Marc Anthony le pidieran una foto -“quedo extasiado porque son mega artistas que admiro”, dice maravillado-, trascendió generaciones y sigue vigente. Tanto que la compañía estadounidense Iconix Music lo llamó en 2019 interesada en relanzar su carrera. “Decían que como intérprete de la Mayonesa mi carrera tenía que tener más proyección a nivel mundial”, cuenta.
La canción compuesta en el año 2000 por Alejandro Jasa y el fallecido Eduardo Britos, cuyas reproducciones en YouTube hoy ascienden a 18 millones, fue un golazo en la hora para el género tropical y la música uruguaya. Fue una hazaña difícil de repetir y un tesoro, pero estuvo lejos de ser una mina de oro para Charly Sosa.
“No me dio plata, me dio una llave que abre puertas. Nunca me pagaron los derechos mundiales como intérprete de esa canción. Tengo asistentes legales que están haciendo las averiguaciones para ver si puedo recuperar eso que creo que como intérprete me corresponde”, revela.
Esencia
Nació en Mercedes y allí vivió junto a su abuela Celia y lejos de su madre Suzy hasta los 7 años. Esa joven de 18 años debió mudarse a la capital para encontrar un trabajo que le permitiera darle de comer a su hijo, porque el padre de Charly los abandonó cuando él era un bebé.
Su tío le regaló el disco The Game, de Queen, cuando tenía 12 años y marcó a fuego su gusto musical. Tanto que la decisión de dejarse el pelo largo que lo caracteriza desde hace más de dos décadas fue por querer parecerse a los músicos que tanto admiraba: “Siempre me cautivó que los rockeros tuvieran el pelo largo, así que no lo tomé por el lado tropicalero”.
En 2006 pensó en cortarse la melena para lanzar su carrera solista renovado, pero apenas se enteraron los productores del sello discográfico le bajaron la idea de un hondazo. Es que Charly, al igual que Sansón, perdería su fuerza y su flow con el pelo corto. “En todas partes del mundo donde voy dicen: ‘Ahí va el de pelo largo que canta la Mayonesa’. Es una patente y obviamente me ayuda”, asegura.
A Jorge Esmoris no lo cautivó con su melena enrulada porque en 1994 aún no la ostentaba, pero el dueño de la BCG captó su carisma de inmediato aquella tarde en el teatro de AEBU. Cantó dos estrofas del cuplé La Mona In Mobile y ya estaba adentro de la antimurga. Charly se acercó para agradecerle la oportunidad del casting y Esmoris le respondió: “No te vayas, quedate que este es tu primer ensayo”.
Eduardo Ribero, creador deKaribe con K, se topó con Charly en el tablado del Liverpool ese febrero y también le vio uñas para guitarrero. Lo invitó a sumarse al grupo Imágenes, una especie de Sub 20 de Karibe con K, y así se coló en el ambiente tropical con 19 años y sin formación. “Me descubrió la música y después me formé en canto”, cuenta.
-¿Te has sentido discriminado por venir del ambiente de la música tropical, para muchos considerado “terraja”?
-Me ha pasado en muchas oportunidades. Te discriminan por el simple hecho de la música a la que pertenecés, te llaman ‘terraja’, ‘groncho’, ‘grasa’ sin siquiera darte la oportunidad de decirles ‘hola’. No saben si estudiaste o estás formado: tenés el estigma antes de que te conozcan. También me ha pasado de que me digan, ‘wow, este tipo no es terraja’. Es parte de lo que me toca por pertenecer al género que pertenezco, del que no me arrepiento y estoy sumamente feliz.
-Sos rockero de alma, ¿nunca pensaste en cambiarte al rock?
-Queen, Doors o Creedence son mi música de cabecera, pero lo otro es mi trabajo y me sentiría un atrevido si me cambiara hoy por hoy. Sentiría que le estoy faltando el respeto al rock por decir ‘ahora recién vengo a intentar hacer esto’. Y me sentiría muy ingrato con un género que me ha dado tanto.
Apadrina los sueños de niños de la Pérez Scremini
Aterrizó en Miami tres años atrás con distintos proyectos musicales que quedaron truncos por la pandemia. En ese ínterin, aprovechó para hacer mucha prensa y así evitar que “se desinflara el producto”, pero también para colaborar con los más necesitados. Ayudó en un hospital y se movió para conseguir sponsors para distintas ollas populares de Uruguay. También realizó shows gratuitos cada viernes que regaló a sus fanáticos a través de sus redes.
Apenas llegó a EE.UU. se vinculó con la Fundación Unidos por un Sueño, que lleva niños de la Pérez Scremini que se han curado de cáncer a conocer Disney, y fue nombrado padrino de la institución. “Se hacen shows a beneficio y voy a cantar gratis”, cuenta.
Charly Sosa solía participar de distintas campañas solidarias en Uruguay pero sin hacer ruido: “Uno tiene que ser solidario en silencio. En este caso necesito hacer propaganda para recaudar fondos y así poder traer a los chicos”. El próximo viaje será en octubre y en un mes se lanzará la plataforma www.unidosporunsueño.com desde donde se podrán hacer donaciones. “Hoy traemos gente de Uruguay pero más adelante queremos traer niños de todo el mundo”, adelanta Charly Sosa, quien también es embajador de ONU de la Paz y Embajador en Defensa de la Mujer.
Luces y sombras
La vida de Charly Sosa hubiese sido otra si Antognazza no lo hubiera escuchado cantar Luis Miguel, pero también si Jasa y Britos no hubieran compuesto Mayonesa. La canción marcó un antes y un después en la historia de la música uruguaya y también en su carrera. Se siente bendecido por haber cantado este hit mundial, primero con la banda Chocolate y luego como solista. La canción se le fue de las manos al extremo de que “si hoy no canto Mayonesa no me pagan. En un concierto que di en España tuve que cantarla cuatro veces”, cuenta.
El pop latino ardía en la década del 2000 y Chocolate llegó a hacer 20 shows por fin de semana. No tenían un solo día libre: ni siquiera los lunes. Hubo quinceañeras que cambiaron la fecha de su fiesta para tener a la banda cantando Mayonesa en vivo.
La canción sigue sonando en boliches y fiestas de Uruguay y el mundo. El suceso traspasó fronteras y trascendió generaciones. No hay lugar en el planeta donde no lo reconozcan. Agradece “a Dios y a la vida” por este himno, aunque también siente saturación por vivir a la sombra del hit.
“He tenido otras canciones que me han dado un montón de logros como Me levantó la mano, que habla de la violencia doméstica: fue nombrada himno por Presidencia de la República y me dieron el cargo de Embajador en Defensa de la Mujer. Y a veces digo, ‘ay, siempre Mayonesa’”, reflexiona.

-¿Es difícil no marearse con tanto éxito?
-Es difícil pero siempre tuve los pies en la tierra. Mi familia siempre me inculcó que tengo que ser humilde y agradecido. Siempre tuve como abecé no marearme, no cambiar, dar gracias a lo que me da la gente, los medios, los managers y siempre tener mi perfil de humildad.
Charly no amasó fortunas por ser el cantante de un mega hit. Y no se lo había cuestionado hasta que se mudó a Estados Unidos y le abrieron los ojos.
“Todo el mundo me preguntaba cuánto había ganado por poner mi voz en Mayonesa. Muchos me decían: “Tendrías que haber cobrado esto”. Y quedan tristes porque sienten que ese dinero no llegó a mí o que alguien se lo quedó. Tengo asistentes legales haciendo averiguaciones y va a ser muy fuerte porque alguien lo tiene que tener. Los autores (Jasa y Britos) cobran por Agadu, pero pongo las manos en el fuego que nunca cobraron nada de lo mío”, asegura.
Su presente consiste en retomar el lanzamiento de Se altera, su primera canción “de Miami para el mundo”, y viajar a Uruguay en junio para hacer presentaciones, y abrazar a su madre y sus hijos tras dos años sin verlos. Su anhelo más ambicioso es ganar un Grammy latino y regalar otra hazaña a la música tropical uruguaya.
Sus cosas
Su seña particular: El mundo entero lo conocen por ser el de melena larga y enrulada que canta Mayonesa. Se corta las puntas cada tres meses y no tiene peluquero de cabecera. Se lo lava todos los días y aunque no es obsesivo, siempre lo tiene limpio y “con rico olor”. Es más, “hay gente que se me acerca para olerme el pelo”, revela.
Su hit: Haber sido elegido para cantar Mayonesa fue el mojón más importante de su carrera. La canción compuesta por Alejandro Jasa y Eduardo Britos es la que más dinero recauda por derechos de autor en Agadu. Charly Sosa grabó este hit en el 2000 con la banda Chocolate y siente que los uruguayo no le damos la magnitud que tiene.
Su veta desconocida: Es muy solidario. En 2005 quiso imitar la conducta de Diego Forlán como embajador de UNICEF, mandó un mail a la ONU y ese mismo día le respondieron que sería un honor tener a los integrantes de la banda Mayonesa como embajadores. “Cada vez que me convoquen para algo solidario tengo que asistir. Para mí es un privilegio”, asegura.