Brilló en una aclamada serie de Netflix y se convirtió en el actor más joven a ser premiado en los Emmy

La tensión es absoluta. La psicóloga infantil Briony Ariston (interpretada por Erin Doherty) observa, inmóvil, mientras un adolescente la confronta con los puños cerrados y la mirada fija. Jamie Miller, el personaje que Owen Cooper encarna en Adolescencia, acaba de estallar. El vaivén del diálogo, que cambia de la ternura a la amenaza, se siente como un latigazo. Con esa escena, el mundo descubrió a un actor capaz de habitar las grietas emocionales con una naturalidad desconcertante.

“Quería aprovechar la oportunidad al máximo. Pero al principio no me sentía cómodo en los ensayos. La parte en la que tengo que acercarme a Erin y asustarla no es lo mío. No podía hacerlo. Pero Philip, Stephen y Erin (director, creador y actriz) me ayudaron, y después de un par de días y un par de tomas, ya estaba bien”, confesó el joven en entrevista con Screendaily. Tenía apenas 14 años cuando el rodaje comenzó. Y hasta poco tiempo antes, su único escenario había sido un pequeño teatro escolar en Manchester.

Cooper nació en diciembre de 2009 en Warrington, Inglaterra, en una familia sin vínculos con el espectáculo. Su padre trabaja en informática, su madre como cuidadora, y sus dos hermanos como electricistas. Él, en cambio, encontró en la escuela pública el espacio para algo distinto. Una maestra lo animó a probar teatro y esa chispa bastó.

El equipo creativo de Adolescencia buscaba un rostro nuevo, alguien fuera del radar de Londres, que transmitiera autenticidad. El director de la serie, Philip Barantini, insistió en abrir el casting a talentos de otras regiones y audicionaron 500 adolescentes. Cooper, con su timidez inicial y una mezcla de vulnerabilidad y firmeza —que se nota en la serie—, fue el elegido.

Coproducida por Plan B —la compañía de Brad Pitt— y Netflix, Adolescencia se convirtió en un fenómeno global. La trama, tan dura como íntima, sigue la historia de un chico de 13 años acusado del asesinato de una compañera de clase. El relato no se detiene en el crimen sino en las consecuencias que golpean a su familia, su escuela y su comunidad.

Los críticos destacaron no solo la tensión narrativa y la dirección precisa, sino la intensidad de un reparto donde brilla Erin Doherty como la psicóloga y Stephen Graham como el padre del acusado. En ese conjunto, Cooper no se diluyó, fue más bien el centro de gravedad emocional.

Cada episodio tiene cuatro en total- se filmó en una toma continua. No había margen para el error y una línea mal dicha o un movimiento fuera de tiempo obligaban al equipo a repetir toda la secuencia. El rodaje se extendió entre julio y octubre de 2024, con ensayos intensivos que, según ha contado el equipo en diversas oportunidades, exigían concentración absoluta.

Para un debutante de 14 años, el reto era descomunal. Pero Cooper sorprendió a todos. “Los actores se han entrenado durante la mayor parte de su vida para hacer lo que Owen hace instintivamente”, dijo Barantini a Screendaily. Los críticos coincidieron: aquella actuación debut era excepcional. The Evening Standard llegó a escribir que quizá era “la mejor actuación debut jamás vista de un actor joven”.

El pasado 14 de setiembre, en el escenario de los Emmy en Los Ángeles, y compitiendo contra pesos pesados como Javier Bardem, Peter Sarsgaard o Bill Camp, se escuchó su nombre. Owen Cooper, ahora con 15 años, recibía el premio a Mejor Actor de Reparto en Miniserie o Película para Televisión.

Con esa estatuilla, se convirtió en el actor masculino más joven de la historia en ganar un Emmy de interpretación. “Hace tres años yo no era nada. Ahora estoy aquí. Puede que esté mi nombre en este premio, pero en realidad pertenece a la gente detrás de la cámara”, dijo en su discurso.

Foto: Getty Images

Cabe recordar que el récord absoluto sigue siendo de Roxana Zal, quien ganó con 14 años en 1984 por Amelia, mi hija, mi amor. Pero lo de Cooper marcó un antes y un después para los actores varones: nunca alguien tan joven había llegado tan lejos.

Poco antes del premio, el joven había reflexionado sobre su trayecto: “Cuando empecé estas clases de teatro hace un par de años, no esperaba ni siquiera estar en Estados Unidos”. Ya en la ceremonia dejó una frase que resonó más allá de la gala: “Si escuchás, te concentrás y salís de tu zona de confort, podés lograr cualquier cosa. ¿A quién le importa si te avergonzás?”.

La frase, casi una consigna adolescente, resonó como un símbolo de su corta pero contundente trayectoria. En ella se condensa lo que significa que un chico de su edad -sin familia de artistas y sin academia prestigiosa que lo respalde- llegue a uno de los escenarios más exclusivos del mundo. Desde un aula de teatro en Manchester hasta el escenario de los Emmy, Cooper no encarna la típica historia de un niño prodigio moldeado desde la cuna. Es, más bien, el relato de alguien convocado y desafiado, que supo responder con disciplina y frescura.

Tras la serie, su nombre ya se perfila para varias producciones que buscan capitalizar el magnetismo que demostró en Adolescencia (ver recuadro).

Su triunfo es también un recordatorio de que las industrias culturales, cuando se atreven a mirar más allá de los circuitos cerrados, pueden encontrar voces que renuevan el arte.

Adolescencia arrasó en los Emmy: se llevó seis premios, entre ellos Mejor Serie Limitada, Mejor Guión y Mejor Dirección. Para la inicial pero ya destacada carrera de Owen, la estatuilla que se llevó a casa no es un broche final sino un trampolín. Prueba de eso es que su próximo desafío ya está en marcha: es parte de la nueva adaptación cinematográfica de Cumbres Borrascosas con estreno previsto para febrero de 2026-, bajo la dirección de Emerald Fennell (Una joven prometedora, Saltburn, La chica danesa), junto a nombres como Margot Robbie y Jacob Elordi. También es uno de los protagonistas de la nueva comedia dramática de BBC, Film Club, serie co-creada y protagonizada por Aimee Lou Wood (The White Lotus).

Estos nuevos y contundentes trabajos dejan en claro que la industria no lo ve como un fenómeno pasajero, sino como un talento capaz de sostener y ampliar lo que acaba de comenzar.