No, perder pis no es el resultado inevitable de haber tenido partos o envejecer. Es frecuente, sí; pero no por eso es normal, aunque muchas mujeres crean lo contrario. Se trata de un mito ampliamente difundido que se cae por su propio peso cuando se conoce un poco más acerca del piso pélvico, un conjunto de músculos y ligamentos que —entre otras funciones— sostienen los órganos de la pelvis.
Las médicas ginecólogas Josefina Tarigo y Violeta Quintela decidieron especializarse en el cuidado del piso pélvico para terminar con la indiferencia, la falta de información y la desigualdad que rodean al tema. “No es algo de lo que se hable ni estudie tanto porque no se le otorga mucho dinero a la investigación en la mujer fuera de la edad reproductiva, que es cuando más aparecen estas afecciones”, señaló Tarigo.
Muchas mujeres asumen la incontinencia urinaria como parte normal de la vida y modifican su rutina en función de su patología —agregó Quintela—, por ejemplo, dejando de ir a lugares donde no hay un baño cerca por miedo a mancharse. “Al iniciar la conversación nos encontramos con que hay un montón de personas que lo viven en silencio y lo ocultan por vergüenza”, contó.
Patologías del piso pélvico
Hablemos, entonces, del piso pélvico. Está formado por músculos y tejidos; entre ellos, el llamado ‘elevador del ano’ que ocupa la mayor cantidad de espacio. También están el transverso superficial del periné, el bulbo esponjoso y otros músculos accesorios que actúan en sinergia con ligamentos e inervaciones nerviosas para dar sostén y afrontar las presiones que soportan los órganos del aparato urinario, reproductivo y digestivo.
No es exclusivo de las mujeres. Los varones tienen piso pélvico y los músculos que lo integran también pueden debilitarse, provocando disfunciones vinculadas a la erección o la eyaculación, entre otras.
En el caso femenino, el problema más común —según las ginecólogas— es la incontinencia urinaria, que sucede cuando se afecta la porción del piso pélvico que sostiene a la vejiga y la uretra. Otra patología asociada es el prolapso genital, caracterizado por el desplazamiento de los órganos genitales femeninos más allá de su posición normal.
A su vez, el debilitamiento del suelo pélvico puede tener que ver con la constipación y la incontinencia fecal, que es la pérdida del control sobre las evacuaciones, resultando en escapes involuntarios de heces o gases. Incluso puede afectar la función sexual al generar molestias durante las relaciones sexuales.
Pero aún hay más. “Siempre que hay un grupo de músculos debilitados, cualquiera de los otros sistemas del organismo pueden verse afectados. Por ejemplo, un prolapso puede provocar problemas respiratorios, porque los músculos funcionarán distinto y la respiración no será tan efectiva, o posturales, porque el piso pélvico influye en el equilibrio”, explicó Tarigo.
Otra posibilidad —aunque menos frecuente— es la hipertonía del piso pélvico, que implica la contractura de estos músculos y puede generar dolor pélvico crónico, dolor en las relaciones sexuales y vaginismo, entre otros trastornos. Se da, sobre todo, como manifestación de la endometriosis o como respuesta física a eventos traumáticos, señalaron las médicas.
Entrenar con consciencia pélvica
A veces se cree que las patologías del piso pélvico son cosa de mujeres mayores, pero también le pasa a jóvenes, vinculado, por ejemplo, al ejercicio físico con levantamiento de peso, mencionó Quintela. En la misma línea, Tarigo sostuvo que, en general, “los docentes de educación física y entrenadores no tienen formación específica en piso pélvico y eso hace que diseñen pautas de entrenamiento que no consideran ese grupo muscular.
Cuando se hace mucho ejercicio y se fortalece el resto de la musculatura sin un ejercicio particular para el piso pélvico, estos músculos se debilitan”. Por supuesto que no se trata de no hacer ejercicio —remarcó Quintela—, sino de tener una rutina que tenga en cuenta qué tan fortalecido está el piso pélvico y, a medida que mejora, exigirle más. “Si le ponemos mucho peso sin que esté preparado, puede debilitarse, y ahí es cuando aparecen los problemas”, afirmó.
Cómo cuidar el piso pélvico
Para prevenir las patologías del piso pélvico es importante mantener estos músculos tonificados. Si bien es real que los partos y la llegada de la menopausia pueden facilitar su debilitamiento, “un músculo que está ejercitado y sano se recuperará más rápido y podrán evitarse complicaciones a largo plazo”, sostuvo Quintela.
Pero, ¿cómo ejercitar los músculos del piso pélvico? Los ejercicios de Kegel aparecen con frecuencia en Internet, pero las ginecólogas instan a probarlos siempre con el acompañamiento de un fisioterapeuta. “Es difícil tomar consciencia de la contracción y relajación de estos músculos, así que lo más adecuado es hacerlo con la guía de un profesional para luego sí poder incorporarlo de forma autónoma”, expresó Quintela.
Y agregó: “Incluso hubo un momento en el que se pusieron de moda las bolas chinas… Y sí, son herramientas que pueden funcionar, pero que tienen su indicación y su momento para utilizarlas; no es siempre, no es a todas. A veces pueden generar complicaciones, entonces es importante el asesoramiento”.
A su vez, no basta solamente recordar que tenemos piso pélvico cuando cursamos un embarazo o envejecemos. El cuidado debe comenzar desde una edad temprana —aseguró Tarigo—, enseñando a las niñas que no deben aguantar el pis durante horas y que está bien movilizar el intestino si tienen ganas, aunque no estén en su propia casa.
Otra forma de cuidar este conjunto de músculos y ligamentos tiene que ver con defecar y orinar de forma adecuada. La posición es importante —por ejemplo, apoyando los pies sobre un banquito para mejorar el ángulo—, pero también lo es ser consciente de no hacer fuerza abdominal y dejar que el piso pélvico se relaje.
Más allá de la prevención, cabe señalar que una no tiene por qué conformarse con la urgencia miccional, la incontinencia urinaria, el prolapso genital u otras patologías. Hay múltiples opciones para revertir la situación, desde rehabilitación con fisioterapia hasta tratamientos farmacológicos, cirugías o la utilización de energías como el láser, indicó Tarigo.
Ambas especialistas invitaron a las mujeres a tomar acción por su piso pélvico hoy, dejando atrás los mitos, la vergüenza y el miedo.
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