El 11 de mayo de 1992 nació Bobi, un Rafeiro do Alentejo de raza pura oriundo de la ciudad de Leiria, Portugal. Hoy tiene 31 años y fue certificado por los Guinness World Records (GWR) como el perro más longevo del mundo. Su historia de vida es un gran ejemplo de cómo cuidar a las mascotas para que vivan más y mejor.

Según Leonel Costa, propietario de Bobi, los Rafeiro do Alentejo —también llamados mastín del Alentejo o mastín portugués— son una raza de perro guardián de ganado y tienen una esperanza de vida promedio de 12 a 14 años. Uno de los aspectos que contribuyeron a que Bobi duplicara ese promedio es el “ambiente tranquilo y pacífico” en el que vive, señaló Leonel a los GWR.

El animal creció en un pueblo rural, nunca ha estado encadenado ni atado a una correa y siempre ha disfrutado de pasear con libertad por las áreas verdes que rodean la casa de los Costa.

De hecho, para la veterinaria especializada en homeopatía Martha Boubet, el entorno está directamente relacionado con la esperanza de vida de los perros: “Cuanto más libres sean y más estén en su medio, más tiempo vivirán”, afirmó.

En la misma línea, María Eugenia Medina, también veterinaria, sostuvo que hay algunos perros que tienen menos chances de vivir muchos años en espacios pequeños. “Los Border Collie, por ejemplo, están hechos para correr en el campo, y si están todo el día encerrados en un apartamento empiezan con problemas comportamentales o de obesidad”, expresó.

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Otro aspecto clave de la vida de Bobi es que siempre fue alimentado con comida casera y no con ración. Para Leonel, no hay duda de que esto también influyó en su longevidad. Boubet apoya esta visión e incluso cuenta que alimenta a sus propias mascotas con comida casera. “No quiere decir que nunca coman raciones, pero en general les doy comida natural”, mencionó.

Por su parte, Medina expuso que hoy en día hay muchos perros con patologías como podemos tener los humanos, como problemas hepáticos, insuficiencia renal, cardiopatías o lupus, y que por eso cada vez más gente opta por nutrirlos con alimentos naturales.

Sin embargo, subrayó: “Hay que tener mucho cuidado y siempre consultar con un veterinario especializado en nutrición animal, porque tampoco es darles arroz con pollo así nomás”.

Boubet también aclaró que la alimentación debe adecuarse a la edad del animal. “Por ejemplo, en los perros muy mayores hay que balancear un poco más el tema de la proteína, la fibra y los carbohidratos, porque no pueden comer 100% carne”.

En ocasiones, las causas de ciertas enfermedades en perros son el estrés y la ansiedad. De acuerdo a Boubet, esto se ve sobre todo en animales de ciudad que viven en apartamentos y están muchas horas solos porque sus dueños trabajan o estudian. Medina estuvo de acuerdo y expuso que “ahí empiezan problemas de comportamiento, de agresividad y temas de la piel, como dermatitis por rascado”.

Al respecto, Boubet resaltó: “Si vivo en un lugar chico y estoy fuera de casa muchas horas, habría que evaluar si puedo realmente tener una mascota, porque cuando los perros están encerrados y solos, se enferman”.

Otra situación que puede estresar a los perros es cuando son muy mayores y llega un cachorro a vivir con ellos. “Lo mejor es integrarlos de forma gradual, no juntarlos todo el tiempo y que el nuevo sepa que está en el territorio de otro”, sugirió la veterinaria y homeópata.

La vejez de Bobi no vino sola: ya no se mueve con la misma facilidad que antes, su vista ha empeorado y descansa más de lo usual, según indican los GWR. No obstante, no ha tenido grandes crisis de salud, salvo en 2018 cuando fue internado como resultado de una dificultad para respirar. Ahora lo llevan regularmente al veterinario para hacer los chequeos correspondientes.

Los exámenes médicos son importantes, especialmente en los perros de mayor edad. En este sentido, Medina señaló que la salud de las mascotas depende, en parte, de la responsabilidad de sus dueños.

“En general, se consideran adultos mayores luego de los siete años, y a partir de allí es fundamental revisar el nivel de sangre en los riñones y el estado del corazón y las articulaciones, al menos una vez al año”, aseguró.

A su vez, Boubet indicó: “Hay que cuidar las vacunas; al menos entre el primer y el séptimo año de vida conviene que las reciban una vez al año”. Por fuera de eso, mientras menos visiten al veterinario, mejor: “Si están sanos, bien alimentados y libres, se enferman poco”.

Finalmente, destacó: “Las mascotas no están solamente para nuestro propio beneficio. Hay que darles tiempo, compañía, alimentación, y tratar de tenerlas en su hábitat, lo más natural posible”. Y agregó: “Así como se estudia a las personas cuando quieren adoptar niños, habría que evaluar quiénes pueden tener mascotas y quiénes no”.