Redacción El País
El ardor que sube desde el estómago hasta la garganta, ese malestar que muchos atribuyen a una comida copiosa o al estrés, puede ser más que una simple incomodidad. Según la Clínica Mayo, ignorar los síntomas del reflujo gastroesofágico (ERGE) puede tener consecuencias serias, desde lesiones en el esófago hasta el desarrollo de cáncer.
El reflujo ocurre cuando el contenido ácido del estómago regresa al esófago debido a una falla del esfínter esofágico inferior, una válvula que debería impedir ese retorno. Al no funcionar correctamente, el ácido irrita la mucosa del esófago y provoca síntomas como:
- Ardor o “pirosis” (sensación de quemazón en el pecho o la garganta).
- Regurgitación (retorno de líquidos o alimentos a la boca).
- Tos nocturna o dificultad para tragar.
Aunque parezca una afección leve, su evolución sin tratamiento puede derivar en esofagitis, úlceras, esófago de Barrett o cáncer de esófago. En casos severos, el ácido también puede dañar el esmalte dental o generar problemas respiratorios al pasar hacia los pulmones.
A pesar de las molestias, la mayoría de los afectados no consulta al médico. Esto prolonga el malestar y aumenta el riesgo de complicaciones que, en muchos casos, podrían evitarse con una intervención temprana. Los especialistas coinciden en que modificar los hábitos diarios es clave para prevenir el reflujo o reducir su impacto. Algunas recomendaciones son:
- Evitar comidas grasosas, picantes o muy abundantes.
- Reducir el consumo de alcohol, café y tabaco.
- Cenar al menos dos horas antes de dormir y elevar el torso al descansar.
- Mantener un peso saludable.
Si los síntomas persisten pese a estos cuidados, consultar a un gastroenterólogo es fundamental. El diagnóstico oportuno permite prevenir daños permanentes y acceder a los tratamientos más efectivos. Recibir la terapia adecuada puede marcar la diferencia entre una molestia pasajera y una complicación grave.
En base a El Tiempo/GDA
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