Redacción El País
Aunque poco conocida en nuestro país, el estafiate es una planta medicinal de amplia trayectoria en América del Norte y Central. Originaria de zonas cálidas y secas, crece de forma silvestre en México, Guatemala y el sur de Estados Unidos. Pero no es su hábitat lo que la hace especial, sino su papel en la medicina tradicional, donde se la valora por sus efectos sobre el aparato digestivo, el hígado y algunas dolencias respiratorias. Incluso, en contextos culturales específicos, también se la emplea con fines espirituales.
Esta hierba de hasta un metro de altura, con flores amarillas pequeñas y un característico aroma al estrujar sus hojas, crece en huertas familiares, bordes de caminos, terrenos abandonados y ecosistemas como matorrales y bosques de encinas o pinos.
Para problemas digestivos: un clásico rural que sigue vigente
En zonas rurales y hasta en hogares urbanos con tradición herbolaria, el estafiate es un recurso habitual frente a malestares estomacales. Se lo utiliza en infusión para aliviar dolores de estómago, cólicos, diarreas, gases y empachos. La medicina tradicional mexicana lo recomienda especialmente cuando los síntomas se atribuyen a comidas en exceso, alimentos fríos o estados emocionales intensos como el enojo. En muchos casos, se combina con otras hierbas como manzanilla, hierbabuena, ruda o epazote.
Su eficacia también se extiende al tratamiento de parásitos intestinales, consumiéndolo en ayunas junto a ajenjo o epazote. Además, se le atribuye capacidad para reducir inflamaciones hepáticas y calmar trastornos como el empacho, que suele venir acompañado de hinchazón abdominal, fiebre, vómitos y diarrea.
Apoyo para la salud femenina y respiratoria
El estafiate también forma parte de preparados recomendados por parteras tradicionales, especialmente para aliviar molestias durante el puerperio, regular la menstruación o incluso como estimulante del apetito en el embarazo. Se lo prepara en infusión, mezclado con otras raíces o hierbas medicinales.
En el plano respiratorio, se utiliza para calmar bronquitis, catarros, tos o dolor de garganta, ya sea como té, gárgaras o en vapores. Incluso se aplica de forma externa, en frotaciones, para tratar dolores musculares o reumáticos. En regiones como Michoacán, por ejemplo, se prepara un alcohol medicinal con estafiate, aguacate, alcanfor, aceite de oliva y jengibre, que se aplica sobre las articulaciones luego de exponerse al frío tras esfuerzos físicos intensos.
Más allá del cuerpo: usos espirituales del estafiate
En muchas comunidades indígenas, esta planta trasciende lo clínico. Se la asocia con rituales de limpieza y curación espiritual para tratar afecciones como el “mal aire” o el “susto”. Estas condiciones, según creencias tradicionales, se manifiestan con síntomas físicos como vómitos, diarrea, escalofríos o decaimiento, y afectan sobre todo a niños o personas con espíritu vulnerable. En esos casos, se aplican preparados alcohólicos con estafiate y otras hierbas, como albahaca, mediante fricciones o compresas.
También se lo ha utilizado en supositorios caseros o infusiones para tratar el “susto”, una reacción emocional intensa que afecta el equilibrio del cuerpo.
Una planta con historia y significado cultural
El Atlas de las Plantas de la Medicina Tradicional Mexicana destaca el valor simbólico del estafiate, al que las culturas prehispánicas consideraban sagrado y relacionado con el agua. En festividades dedicadas a las deidades del agua y la sal, se usaban coronas y ramos de esta planta como ofrenda y protección. Hoy en día, aún se emplea en rituales de “limpias” para tratar afecciones culturales como el mal de ojo o la caída de mollera.
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