El camino de Santiago: una uruguaya se enamoró del peregrinaje y comparte su experiencia

Sandra Candales peregrinó a Santiago de Compostela y asegura su vida cambió; ahora impulsa a que otros lleguen a Galicia.

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Pilgrims walk along the Camino De Santiago
Caminando hacia Santiago
Foto: Gentileza.

Ayer 25 de Julio fue el día de Santiago el apóstol y hubo fiesta en Santiago de Compostela. No es para menos, el patrón de España convoca a viajeros de todo el mundo, también a algunos uruguayos. Sandra Candales descubrió las maravillas de hacer el Camino de Santiago y creó @Caminouy, iniciativa que se especializa en llevar a nuevos peregrinos a recorrer un sitio, literalmente, mítico en Galicia.

“El camino pone a prueba nuestra fortaleza, límites, esfuerzo e invita a la aventura de ser uno mismo”, remarca.

El peregrinaje —porque de eso se trata— hacia la capital gallega es conocido como “Camino de Santiago” y su origen se remonta al Medioevo, cuando los fieles caminaban hacia la tumba de Santiago el Mayor (ver más abajo). Aclaración: no hay un único Camino de Santiago. Puede llegar a esa ciudad partiendo desde distintos lugares, como también aclara la emprendedora.

¿Cómo surgió la idea? Candales había planificado hacer el camino hace unos años, pero el coronavirus la obligó a postergar el viaje. Cuando finalmente lo hizo, quedó tan maravillada que empezó a preguntarse por qué, desde Uruguay, parecía haber tan poco interés en ofrecer viajes que tuvieran como destino Santiago de Compostela.

¿Será que la asociación entre el peregrinaje hacia la ciudad y el catolicismo es algo que choca contra la supuesta laicidad y el anticlericalismo uruguayos? “Me lo he preguntado muchas veces”, comenta Candales y añade que puede haber algo de eso.

Pero en caso de que realmente fuera así, reflexiona, muchos se estarían perdiendo de una experiencia turística diferente y extraordinaria, no solo por los paisajes y la gastronomía. Candales acota que ella ni siquiera es católica, pero ese viaje poco menos que le cambió la vida. “Más allá de lo religioso, hacer ese camino es muy sanador. Es algo muy de uno mismo”, cuenta.

Mientras habla, no es difícil imaginar caminatas kilométricas en la campiña gallega; tal vez apoyándose en un bastón de trekking mientras los gorgojeos de los pájaros llenan los oídos y uno va con los ojos entrecerrados por el sol, para abrirlos de par en par ante un paisaje que deslumbra.
A eso se le pueden sumar varios ingredientes más. Uno, apunta Candales, es que el Camino de Santiago es una experiencia transformadora, en el sentido que a uno le abre los ojos al mundo. Una cosa es enterarse a través de distintos medios de la globalización y otra, muy distinta, es experimentarla en vivo.
Tal como ocurre en el peregrinaje hacia La Meca, el Camino de Santiago congrega a personas de todo el mundo y no únicamente a católicos. Gente de todos los pigmentos, credos y culturas recorren los senderos que conducen hacia la capital de Galicia.

Otro imán: la gastronomía. La comida gallega no es mundialmente famosa por nada. Pulpo a feria, caldo gallego, xoubas (sardinas), empanada gallega... La boca se hace agua. “Además, la comida en Galicia es muy accesible en cuanto a precios”, aporta Candales. Eso es importante a tener en cuenta, en particular porque ahora los precios de los pasajes han aumentado considerablemente en comparación con los niveles de hace tres años, antes de la pandemia y la guerra en Ucrania.

Candales afinó el lápiz, se asoció con BN Tours, hizo los cálculos y los da a conocer en Instagram en @caminouy. Allí cuenta qué incluye el viaje y comparte información útil. El trayecto que invita a recorrer y conoce gracias a su propia experiencia, abarca ciento y pocos kilómetros y ve de Sarria a Santiago de Compostela. Esta ruta es una de muchas que pueden hacerse, dependiendo del presupuesto disponible, el tiempo que uno puede destinarle a la caminata (hay tramos que llevan hasta 40 días) y cuán rápido se camine. Cuanto más entrenado se esté, más rápido se completará la distancia.

Pero la emprendedora resalta que cualquiera puede realizar el Camino a Santiago, independientemente de edad y estado físico. Incluso personas con dificultades de movilidad, dependientes de una silla de ruedas, pueden hacerlo. Habrá que hacer planes que contemplen todos esos elementos, pero todo es posible si uno quiere emular los viajes de aquellos peregrinos que, impulsados por su fe (y las ganas de conocer lo que estaba más allá de su comarca) partían desde distintas ciudades y pueblos para arribar en la capital gallega.

“Hay muchas maneras de hacer este camino, y la distancia mínima que hay que recorrer es de 100 kilómetros”, explica y agrega que cuando se llega a destino se recibe una certificación que comprueba que uno se forma parte de un comunidad que, de una manera u otra, camina hacia Santiago de Compostela desde hace siglos. La experiencia del viaje, es asegura, única.

La tumba de un apóstol que atrae a miles

El Camino de Santiago la maravilló y ahora contagia su pasión a viajeros

Hay cinco “Caminos de Santiago”, que a su vez tienen varios subtramos. El más extenso de todos es el Pirenaico, cuyos puntos de partida están pegados a la frontera con Francia, como Irún o Somport y atraviesan, de punta a punta, todo el norte español. Los demás tramos se denominan “Valle del Ebro” (que comienza en Puente la Reina en País Vasco), “La Meseta”, cuyo punto de partido está cerca de Burgos, “El Bierza” (Astorga) y finalmente “Galicia”, que parte desde Sarria. Los distintos caminos se recorren a pie y arriban a la tumba de Santiago el Mayor, uno de los doce apóstoles de Jesucristo. De acuerdo a los eruditos en Historia, el Camino de Santiago comenzó a recorrerse en el siglo IX, o sea que es un camino que se viene haciendo desde hace aproximadamente 12 siglos. Se calcula que unas 200.000 personas realizan alguno de los tramos .

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