Desde ahuyentar insectos hasta mejorar el brillo del pelo: seis formas de reutilizar los restos de café molido

Para muchos, el café es un ritual indispensable cada mañana. Pero, una vez que la bebida está lista, los restos de café molido suelen terminar en la basura. Lo bueno es que eso, que parece un simple desecho, puede convertirse en un recurso valioso para el hogar, el jardín y el cuidado personal.

Reutilizar el café molido no solo es una forma de reducir residuos, sino también una manera creativa y sustentable de sacarle provecho a algo que usamos todos los días. A continuación, consejos para aprender como reutilizar el café molido y darle una segunda vida.

El café molido es rico en nitrógeno, potasio y otros minerales beneficiosos para el suelo. Es ideal para plantas que prefieren suelos ácidos, como las hortensias, las azaleas o los helechos. Se puede esparcir el café directamente sobre la tierra o mezclarlo con el compost para enriquecerlo.

Además, ayuda a mejorar la estructura del suelo, incrementando su capacidad para retener agua y aire. Eso sí, siempre evitar usarlo en exceso, dado que puede alterar el pH del suelo o impedir la correcta absorción de otros nutrientes.

El café molido también puede actuar como un repelente natural. Su olor fuerte y sus propiedades ácidas alejan a plagas comunes como hormigas, babosas, caracoles y hasta gatos del jardín. Para aprovechar este beneficio, simplemente hay que esparcir una capa alrededor de plantas o en zonas que quiera proteger.

En el hogar, pueden colocarse pequeños recipientes con café seco en rincones donde suelen aparecer insectos. Esto ayuda a mantener alejados a mosquitos y cucarachas sin necesidad de usar productos químicos.

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El café molido tiene una gran capacidad para absorber y neutralizar olores fuertes. Por ejemplo, si un recipiente huele mal o la heladera acumula aromas desagradables, solo hay que colocar una taza con café molido seco en el interior y dejarla actuar durante unas horas o toda la noche.

También pueden armarse pequeñas bolsitas de tela con café y colocarlas dentro de los zapatos, en cajones, el auto o incluso en el baño. Una solución simple, natural y muy efectiva.

Gracias a su textura y sus propiedades antioxidantes, el café molido es un excelente exfoliante para eliminar células muertas y revitalizar la piel. Puede utilizarse solo o mezclarse con aceite de coco, miel o yogur natural para crear una mascarilla casera.

Se recomienda aplicar con movimientos circulares sobre la piel húmeda (especialmente en zonas como codos, rodillas o talones) y enjuagar con agua tibia. De esta manera, la piel quedará suave, luminosa y libre de impurezas.

Asimismo, es ideal como exfoliante facial para pieles grasas o mixtas, aunque en ese caso conviene usarlo con suavidad para no irritar el rostro.

El café molido puede ser un gran aliado para el pelo. Si se aplica durante el lavado, ayuda a eliminar residuos de productos capilares y células muertas del cuero cabelludo, estimulando la circulación y promoviendo el crecimiento del cabello.

Además, si se tiene el pelo oscuro, el café aporta brillo y puede intensificar el color de manera natural. Solo hay que masajear una pequeña cantidad de café molido húmedo sobre el cuero cabelludo durante unos minutos y luego enjuagar bien.

La textura granulada del café molido lo convierte en un buen limpiador abrasivo para superficies difíciles, como hornallas, parrillas o utensilios de cocina con grasa pegada. Solo hay que mezclarlo con un poco de jabón o detergente y frotar con una esponja o cepillo.

Eso sí, evitar usarlo en superficies porosas o que puedan mancharse con facilidad, como mármol o madera clara.

Reutilizar el café molido no solo es una forma de reducir residuos. Con estos consejos, sacarle provecho a algo que usamos todos los días de manera creativa y sustentable, es posible.

La Nación/GDA