Redacción El País
Aunque los gatos sean curiosos, ágiles y expertos en mantener el equilibrio, el hogar puede esconder más riesgos de los que parece. Muchos accidentes domésticos con felinos ocurren por descuidos cotidianos o por desconocer qué espacios representan un peligro real. La psicología animal y los veterinarios coinciden: prevenir es clave para garantizar su bienestar.
Lugares que pueden poner en riesgo la salud de tu gato
- Ventanas y balcones. Uno de los accidentes más frecuentes es la caída desde alturas. Los gatos pueden subestimar la distancia o perder el equilibrio al intentar cazar un insecto o mirar por la ventana. Lo ideal es colocar redes o mallas de protección y evitar dejar ventanas abiertas sin supervisión.
- La cocina. Entre hornallas encendidas, ollas calientes y electrodomésticos, la cocina es un espacio lleno de tentaciones y peligros. Un salto curioso puede terminar con una quemadura o con la ingesta accidental de alimentos tóxicos como cebolla, ajo o chocolate. Es recomendable mantener las tapas puestas, los cables fuera de su alcance y los residuos bien cerrados.
- El lavarropas o el secarropas. Muchos gatos buscan refugio en lugares tibios y cerrados. Los tambores de los electrodomésticos son irresistibles para ellos, especialmente si están recién usados y conservan el calor. Antes de ponerlos en marcha, siempre conviene revisar el interior y acostumbrarse a mantener las puertas cerradas.
- Los cables y enchufes. Morder o jugar con cables puede resultar letal. Algunos gatos lo hacen por aburrimiento o durante la etapa de cachorros, cuando todo objeto es un juguete potencial. Usar protectores de cable, esconder los enchufes y ofrecer juguetes seguros ayuda a evitar accidentes eléctricos.
- El baño. Los productos de limpieza, las pastillas del inodoro o el agua estancada en la bañera pueden causar intoxicaciones. Además, los gatos pequeños pueden resbalar o quedar atrapados en espacios reducidos. Mantener las tapas cerradas y los químicos fuera de su alcance es una medida básica de seguridad.
La convivencia con un gato implica adaptar el entorno a su naturaleza exploradora. Observar sus hábitos, anticiparse a sus curiosidades y crear un espacio seguro no solo previene accidentes, sino que fortalece el vínculo con una mascota que, aunque independiente, depende del cuidado y la atención de su humano.
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