Una fruta con alto poder antioxidante que ayuda a limpiar el hígado y mejora tu salud digestiva

Redacción El País
El pomelo, esa fruta jugosa y refrescante que muchos disfrutan en el desayuno o como snack, es mucho más que una fuente de vitamina C.

Aunque su sabor ácido puede ser intimidante para algunos, sus beneficios para la salud son innegables, y uno de los más destacados es su capacidad para ayudar en la limpieza y desintoxicación del hígado.

Esta propiedad ha sido respaldada por diversos estudios científicos, que señalan al pomelo como una fruta que apoya la función hepática y promueve la eliminación de toxinas del cuerpo.

El pomelo (Citrus paradisi) es una fuente rica en antioxidantes, especialmente flavonoides como la naringina y la rutina. Estos compuestos actúan como poderosos protectores del hígado, combatiendo los efectos negativos de los radicales libres en el organismo. La naringina, en particular, se ha relacionado con una mayor capacidad del hígado para metabolizar y eliminar sustancias tóxicas.

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Uno de los mecanismos clave por los cuales el pomelo apoya la salud hepática es a través de su influencia sobre las enzimas hepáticas. Un estudio realizado por el Journal of Agricultural and Food Chemistry descubrió que los compuestos presentes en el pomelo pueden estimular la actividad de las enzimas que se encargan de descomponer las grasas y otras sustancias, facilitando la eliminación de toxinas del cuerpo.

El hígado es el principal órgano encargado de la desintoxicación en nuestro cuerpo. Filtra y elimina sustancias nocivas de la sangre, como el alcohol, los medicamentos y los productos químicos. Para cumplir con esta tarea de manera eficiente, el hígado depende de una serie de procesos metabólicos, entre ellos la conjugación, que facilita la excreción de toxinas a través de la bilis o la orina. En este sentido, el pomelo juega un papel crucial.

Consumir pomelo de manera regular puede ayudar a optimizar estos procesos. Su alto contenido de fibra, especialmente de pectina, mejora la función digestiva y contribuye a la eliminación de toxinas de manera más eficiente. Además, su bajo índice glucémico favorece un metabolismo equilibrado, evitando la acumulación de grasa en el hígado, lo que podría llevar a enfermedades como la esteatosis hepática no alcohólica (hígado graso).

El pomelo no solo ayuda al hígado, sino que también contribuye a otros aspectos de la salud. Es una excelente fuente de vitamina C, que refuerza el sistema inmunológico y mejora la salud de la piel. Su bajo contenido calórico y su alto contenido en agua lo convierten en un alimento ideal para quienes buscan mantener un peso saludable.

Además, diversos estudios han sugerido que el consumo de pomelo puede tener un impacto positivo en el control de la presión arterial y los niveles de colesterol, lo que también influye indirectamente en la salud del hígado. Un hígado saludable es fundamental para mantener un equilibrio en todo el cuerpo, ya que este órgano se encarga de procesar grasas, azúcares y proteínas que afectan directamente el bienestar general.

Aunque el pomelo es una fruta beneficiosa, es importante tener en cuenta algunas precauciones. El pomelo puede interactuar con ciertos medicamentos, como los utilizados para tratar la hipertensión o el colesterol alto, debido a sus efectos sobre las enzimas hepáticas. Esto puede aumentar o disminuir la eficacia de algunos fármacos. Por lo tanto, se recomienda consultar con un médico antes de incorporar grandes cantidades de pomelo en la dieta, especialmente si se están tomando medicamentos.