El Comercio, GDA.
La adolescencia es una etapa importante en el desarrollo humano, en tanto se caracteriza por cambios físicos, mentales, emocionales y sociales. Además, este proceso tiene un impacto significativo en la alimentación, ya que los jóvenes se vuelven más independientes y empiezan a tomar decisiones con respecto a su dieta.
La adopción de hábitos poco saludables puede repercutir directamente en el desarrollo. El cerebro, por ejemplo, encargado del pensamiento, el lenguaje, la atención y el aprendizaje, requiere como mínimo el 20% de la energía que ingerimos para lograr un funcionamiento correcto. Por consiguiente, la calidad de los alimentos es crucial.
Paula Briones, especialista en nutrición, espuso que en la adolescencia es recomendable considerar una dieta mediterránea en la cual predomine el consumo de vegetales, frutos frescos, cereales integrales y aceite de oliva, además de consumir pescados, carnes, huevos y lácteos. Es importante tener en cuenta que el requerimiento energético es mayor ya que los jóvenes están en un período de crecimiento y desarrollo.
¿Qué alimentos son indispensables en la dieta de los adolescentes?
Banana. Además de ser muy práctica, se destaca entre el resto por su alto contenido en triptófano, un aminoácido esencial fundamental para la producción y el mantenimiento de las proteínas, músculos, enzimas y neurotransmisores, como la serotonina, la cual ayuda a estimular el estado de ánimo, reduce la ansiedad y es excelente para el descanso, refiere el nutricionista Joan Carles Montero.
Lácteos. Es una buena manera de garantizar una ingesta óptima de calcio en los adolescentes, lo que aumenta el almacenamiento óseo y contribuye a la prevención de ciertas enfermedades degenerativas. Se recomienda apostar por quesos curados, como el parmesano, pues poseen una mayor concentración de calcio.
Salmón. Este es un pescado azul rico en ácidos grasos poliinsaturados omega-3, que son necesarios para la actividad cerebral, puesto que influyen en el flujo sanguíneo del cerebro, los niveles de neurotransmisores y la producción de nuevas neuronas. Asimismo, es una buena fuente de proteínas, vitamina B y minerales, tales como el selenio o el magnesio.
Brócoli. Es fundamental que nunca falte una ensalada en la mesa, y más aún si cuenta con verduras como el brócoli, el cual es excelente por su alto contenido en fibra, ácido fólico, calcio, proteínas, hierro, magnesio, zinc, socio, potasio y una amplia variedad de vitaminas. Este vegetal previene el estreñimiento, mejora la piel, cuida la salud ocular, protege los huesos, depura el organismo y disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Por último, se desaconseja el consumo recurrente de carnes procesadas, embutidos, grasas untables, azúcares, harinas refinadas, refrescos y alcohol. Es fundamental acudir con un profesional de la salud para realizar una planificación alimentaria que permita cubrir los requerimientos nutricionales de cada individuo.