Para algunos, la mañana es sinónimo de un espresso bien cargado o un cappuccino y, para otros, un latte de matcha con mucho hielo. Seas de un equipo o del otro, lo cierto es que el café y el matcha no solo se consumen, sino que también se lucen en redes sociales. Más allá de la tendencia, ¿es mejor empezar el día con una taza de café o un matcha?
“Aunque ambas bebidas contienen cafeína, sus efectos en el cuerpo y la mente son distintos”, aseguró la doctora Adriana Viñas Ospino, nutricionista y docente de la carrera de nutrición y dietética de la Universidad San Ignacio de Loyola.
Por un lado, el café ofrece una activación más rápida (en unos 15 a 30 minutos puede sentirse el efecto). Sin embargo, esa energía intensa suele durar de dos a tres horas y, en muchas personas, puede ir seguida de un bajón abrupto, explicó Julia Zumpano, nutricionista de Cleveland Clinic.
El matcha, en cambio, ofrece un efecto más suave, pero de mayor duración. Según la nutricionista Linda Flores, de Sanitas Consultorios Médicos, aunque contiene menos cafeína que el café, su verdadero diferencial es la presencia de L-teanina, un aminoácido natural que modula los efectos. Esta combinación favorece una energía más sostenida y equilibrada, sin picos ni caídas bruscas, que puede prolongarse entre cuatro y seis horas. Además, al consumirse como polvo disuelto en agua, el matcha se libera más lentamente en el organismo.
El café suele ser ideal para tareas que requieren rapidez mental o un “empujón” de energía. Sin embargo, esta estimulación no siempre es sostenible. Por el contrario, el matcha favorece un estado de alerta calmado, ideal para actividades que requieren una concentración mantenida sin el nerviosismo o la irritabilidad que en ocasiones produce el café.
Aunque comúnmente se asocian con el aporte de energía, lo cierto es que tanto el café como el matcha ofrecen beneficios que van más allá de la cafeína. Según las nutricionistas Flores y Zumpano, estos son algunos de los aportes más destacados de cada bebida.
Café: protector cerebral y metabólico
- Rico en ácidos clorogénicos, potentes antioxidantes que ayudan a regular la glucosa, proteger la salud cardiovascular y reducir la inflamación.
- Asociado con una menor incidencia de enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer y el Parkinson.
- Mejora el estado de ánimo y acelera el metabolismo cuando se consume con moderación.
- Tiene una alta biodisponibilidad, lo que significa que sus compuestos se absorben eficazmente.
- Vinculado con una menor mortalidad por causas metabólicas y cardiovasculares.
- En su forma pura (negro), no aporta calorías. Sin embargo, si se le agrega azúcar, cremas o jarabes, el café puede elevar su contenido calórico y reducir sus beneficios nutricionales.
Matcha: antioxidante potente y calmante natural
- Rico en catequinas, sobre todo EGCG (epigalocatequina galato), con propiedades antiinflamatorias, inmunológicas, metabólicas y potencialmente anticancerígenas.
- Tiene una concentración de antioxidantes mayor por gramo que el café, lo que lo hace especialmente eficaz contra el estrés oxidativo.
- La EGCG también presenta actividad antimutagénica y protege las células inmunitarias.
- Ayuda a mejorar el colesterol.
- Al consumirse como polvo de hoja entera, se ingieren todos sus nutrientes.
- Aporta entre 3 a 5 kcal por porción, pero al igual que el café, sus beneficios pueden reducirse si se le añaden azúcares, leches saborizadas o jarabes.
La clave para elegir entre el café y el matcha está en conocer tu cuerpo, tus necesidades y no exceder las dosis recomendadas. Para obtener energía también es importante llevar una alimentación balanceada, rica en frutas y verduras.
Milenka Duarte, El Comercio/GDA