Redacción El País
Aunque el café es mundialmente famoso por sus el cafeto guarda otro tesoro menos difundido: sus hojas.
Con ellas se elabora un té de sabor delicado, levemente amargo y con abundantes sustancias antioxidantes y beneficiosas para el organismo.
A diferencia del café tradicional, que se obtiene de los granos tostados, el té de hojas de café se elabora a partir de las láminas de la planta. Estas contienen antioxidantes, minerales y sustancias antiinflamatorias que lo convierten en una alternativa interesante para quienes buscan cuidar su bienestar sin recurrir a bebidas con alto contenido de cafeína.
En países como Etiopía, Jamaica, India o Sudán, el consumo de este té es una tradición centenaria. Durante generaciones se ha valorado su capacidad para regular los niveles de azúcar en sangre y reducir el colesterol, dos factores clave en la prevención y manejo de enfermedades como la diabetes tipo 2 y los problemas cardiovasculares.
La doctora Diana Díaz Rizzolo, nutricionista e investigadora postdoctoral en Columbia University, ha señalado en publicaciones recientes que esta bebida también podría contribuir a disminuir el riesgo de patologías hepáticas, incluyendo el hígado graso y la cirrosis.
Su efecto regulador se explica por la presencia de polifenoles y otros antioxidantes que ayudan a mejorar la sensibilidad a la insulina y a controlar la inflamación crónica, un problema común en las personas con síndrome metabólico. Además, la infusión favorece la digestión y actúa como un estimulante suave, sin provocar la misma excitación que suele acompañar al café en grano.
Aunque su consumo es seguro para la mayoría de las personas, conviene recordar que no sustituye los tratamientos médicos ni la dieta recomendada para quienes padecen diabetes o colesterol alto.
El té de hojas de café sigue siendo una bebida poco conocida fuera de los países productores, pero poco a poco empieza a despertar el interés de consumidores y expertos en nutrición. Su potencial preventivo, sumado a la riqueza cultural que encierra, lo convierte en un ejemplo más de cómo los usos tradicionales de una planta pueden ofrecer soluciones naturales a los desafíos de la salud contemporánea.
En base a El Tiempo/GDA
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