De Libertad al mundo: la historia de una destilería uruguaya con identidad y una producción muy particular

La destilería Libertad produce su propio alcohol con cultivos orgánicos y energías limpias. Ahora apuesta a un nuevo desafío: elaborar un whisky con identidad uruguaya.

Gin Libertad. Foto: Destilería Libertad
Gin Libertad. Foto: Destilería Libertad

En el universo creciente de los destilados artesanales en Uruguay, la destilería Libertad ocupa un lugar singular.

Creada por Nicolás Badel en la localidad maragata de Libertad, se distingue por su cuidada elaboración, la historia que la inspira y la filosofía que la sostiene: producir desde cero, con independencia e identidad.

Ese camino, exigente y poco frecuente en el mundo del gin, tuvo en julio un reconocimiento internacional: su “Santa María Dry Gin”, elaborado con agua desmineralizada, alcohol neutro propio, hierbas aromáticas y terpenos, obtuvo la medalla de oro en la San Francisco World Spirits Competition, uno de los certámenes más prestigiosos del sector.

100% orgánico.

El punto de partida está en los cultivos. Siembran maíz en Libertad, 100% orgánico y sin alteraciones genéticas, que luego se transforma en alcohol.

El proceso de destilación se realiza con energías limpias y renovables, garantizando trazabilidad desde la tierra hasta la botella.

Destilería Libertad. Foto: Destilería Libertad
Destilería Libertad. Foto: Destilería Libertad

Una destilería con historia.

La marca no se entiende sin su trasfondo familiar. El nombre Libertad es un homenaje al abuelo de Nicolás, Slavko Badel, fundador de una fábrica de bebidas alcohólicas en la antigua Yugoslavia. Perseguido por la dictadura de Tito, tuvo que exiliarse y llegó a Uruguay.

Aunque nunca lo conoció —murió el mismo año en que él nació—, siente que su figura lo marcó: “Fue realmente mi inspiración en todo lo que hago. Lo que más me motivó fue su condición de emprendedor. Para él no había límites, y eso me marcó mucho el camino”.

Independencia.

Ese espíritu se refleja también en la forma de producir. Nicolás no solo cultiva sus insumos, también diseña y fabrica sus propias máquinas. La clave es una tecnología adaptada de la destilación isotópica, que aprendió junto a un maestro ruso, y que permite una separación extremadamente precisa de los componentes tóxicos del alcohol. “Con los alambiques de cobre es imposible hacer esta separación. Nosotros utilizamos una tecnología radicalmente distinta, incluso más precisa que la que usan los grandes productores industriales”, detalla.

La apuesta dio frutos. Gin Libertad participó en la San Francisco World Spirits Competition, donde todas sus variedades fueron destacadas. Pero lo que más orgullo generó fue el reconocimiento a su vodka, la base de sus gines. “Hacer un buen vodka artesanal es un gran logro. Comprar alcohol industrial y aromatizarlo es fácil, pero destilarlo es otra cosa. Por eso siempre decimos: libertad o muerte”, añade.

Nicolás Badel. Foto: Destilería Libertad
Nicolás Badel. Foto: Destilería Libertad

El espíritu de Libertad no se limita a la destilería. Nicolás lo asocia a una idea de soberanía y de vida: producir energía, insumos y máquinas propias, pensar de manera independiente y celebrar la libertad. “Soberanía, ese es el concepto que más nos representa. Por eso nuestro lema es libertad o muerte. Producimos nuestra energía, nuestras máquinas, algunas de nuestras materias primas, nuestro alcohol, y somos libres pensadores; por eso somos radicalmente distintos”.

Recuerda con humor el primer brindis con una botella terminada: “¡Me sentí Superman!”. Y aunque es una persona que casi no consume alcohol, rescata el valor de celebrar siempre con respeto y conciencia. Su versión preferida es el gin clásico, muy aromático, que suele beber con agua con gas en lugar de tónica y en proporciones más suaves.

Los de Libertad son destilados que no solamente buscan conquistar los paladares, sino también transmitir una filosofía: la de celebrar la vida desde la libertad.

Un producto auténtico.

Más allá de los premios que Gin Libertad ha cosechado en los últimos años, Nicolás procura construir un producto auténtico, que combine tradición y vanguardia y que se posicione desde Uruguay hacia el mundo.

Nicolás asegura que, de momento, sigue perfeccionando sus productos más que pensando en estrategias de mercado o comercialización. Hoy trabaja junto a su socio y amigo Antonio Pereiras, y además sumó varios colaboradores.

“El día que me ponga a trabajar en la marca y su posicionamiento, la veremos como una marca regional o incluso global. Soñar no cuesta nada y es totalmente necesario. Mis sueños siempre fueron muy ambiciosos, ¡son sueños!”, advierte.

Cuando se le pregunta si hay algún botánico que defina o caracterice más a Gin Libertad, su respuesta vuelve al núcleo: “En realidad, ninguno. La identidad de nuestros productos es nuestro alcohol, ese es nuestro diferencial”. Para ilustrarlo, recurre a una metáfora culinaria: “Si hablamos de carne, podemos discutir si es mejor o se prefiere asada, al horno o en milanesa. Pero si la carne es mala, da lo mismo. Con el gin pasa igual: la clave es la calidad del alcohol”. Y en esto reitera: no solo cultiva sus insumos, sino que diseña y fabrica cada una de las máquinas que se utilizan en la elaboración de sus espirituosos.

Un whisky diferente: la nueva apuesta.

Actualmente, Libertad trabaja en el desarrollo de su propio whisky, aplicando la misma tecnología que utilizan en el gin: un proceso que, según Nicolás, “no se utiliza ni se utilizó nunca en la producción de whisky” en Uruguay.

A diferencia de los alambiques de cobre tradicionales, esta tecnología “permite separar perfectamente todos los componentes no deseados antes de ir al barril, logrando un whisky más puro y suave, incluso con solo 2 o 3 años de añejamiento, que compite con otros de 12 años o más”, detalla. Así, es una innovación que reduce impurezas desde la primera destilación y asegura un alcohol de máxima calidad, con menor toxicidad, marcando un diferencial frente a otros productos del mercado.

Con este proyecto, buscan trasladar al whisky la filosofía que ha guiado sus gines: control del proceso, pureza de ingredientes e independencia. El resultado promete ser un destilado que introduce un nivel de precisión y suavidad inéditos en nuestro país.

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