Calorías, grasas, azúcar: estas son las principales diferencias entre las cervezas y las gaseosas

Es sabido que el agua es la bebida más saludableque existe, pero hay personas que buscan alternativas igualmente “nutritivas” como los jugos naturales o las bebidas con fruta. También, es importante conocer lo que consumimos e indagar en sus características e ingredientes, que las hace más o menos saludables. Ante las dudas que pueden surgir, en esta nota te contamos las diferencia entre dos de las bebidas más consumidas en el mundo: la cerveza y las gaseosas.

La cerveza es una bebida elaborada a partir de un cereal, la cebada, el quinto cereal más cultivado en el mundo. Entre los beneficios que tiene, bebiendo con moderación, está la presencia de la vitamina B y su bajo contenido de grasas. Hay que resaltar que su consumo excesivo puede provocar la dilatación del estómago, además de contener azúcar.

Puede llegar a parecer una bebida saludable, dentro de todo, no para consumirla todos los días, sino de vez en cuando. Pero, su principal problema es el alcohol, el cual añade altas dosis de calorías a la bebida.

Frente a la cerveza tradicional tenemos la gaseosa, a los que se les añaden azúcares para darles un sabor dulce. A pesar de esto, y las calorías que aportan son menores a las de la cerveza por la ausencia de alcohol.

Según diversos estudios, la situación en este caso es más dañina para el cuerpo debido al alto contenido de azúcar que tienen. Una lata o botella de gaseosa de 355 mililitros puede aportar entre 140 y 195 calorías, las cuales, a diferencia de la cerveza, sí son consideradas como calorías vacías, pues no aportan ningún nutriente debido al endulzante.

Con la llegada de los octógonos que marcan los excesos en los productos, muchas personas dudan si deben seguir consumiendo las gaseosas normales, algunos las han dejado de consumir y otras simplemente lo hacen. Por lo que las grandes industrias optaron por crear las gaseosas sin azúcar, “zero” o “light”.

Estas gaseosas se centran en su ausencia de calorías, o al menos tener muchas menos que el producto original. Así se evitará ingerir calorías conocidas como “vacías”.

Sin embargo, está comprobado que estas gaseosas están endulzadas artificialmente, con aspartamo, ciclamato, sucralosa o sacarina, y en algunos casos con stevia o splenda. Estos sustituyen el azúcar, pero pueden aumentar el deseo de comer dulces. Estos edulcorantes hacen que nuestro organismo modifique el procesamiento de las grasas al consumir de manera regular este tipo de refrescos.

También se ha demostrado que el consumo regular de esta sustancia podría aumentar los factores de riesgo del sistema metabólico hasta en un 36%, aumentar el riesgo de desarrollar diabetes hasta en un 6% y afectar a otras enfermedades vinculadas a la obesidad.

El Comercio / GDA