Publicidad

Aportan saciedad y protegen el corazón: calorías, beneficios y cantidad recomendada de diez frutos secos

Estos alimentos son una excelente fuente de fibra, vitaminas y minerales, entre otros nutrientes; conocé los aportes de cada uno y cómo consumirlos.

Compartir esta noticia
Frutos secos
Frutos secos.
Foto: Freepik.

Melanie Shulman, La Nación/GDA
Los frutos secos son una de las estrellas dentro de la alimentación saludable, aunque su consumo genera discrepancias. Están los fanáticos que los incorporan en su dieta diaria y los detractores, que prefieren evitarlos debido a su alto índice calórico. De todas maneras y más allá de estas dos posturas, los especialistas de la salud recomiendan su ingesta ya que son una importante fuente de nutrientes beneficiosos para el organismo.

Desde la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, precisan que el consumo de frutos secos suele estar asociado con la reducción de factores de riesgo que causan enfermedades crónicas. Según explican, si bien aportan bastantes calorías, “estudios reportaron que también brindan excelentes beneficios debido a que son fuente de proteínas vegetales, fibras, vitaminas, minerales, antioxidantes y ácidos grasos”.

"Los frutos secos son alimentos de alta calidad nutricional”, comenta Joaquín González Saucedo, licenciado en Nutrición. El especialista reconoce que “poseen una importante densidad energética”. En números, el volumen o cantidad de una porción promedio son 30 gramos de alimento, que se traduce en entre diez y quince unidades. Otra forma de medirlo según González es calcular “lo que entra en el puño de la mano” que se estima aportará entre 150 y 180 calorías.

Beneficios de los frutos secos.

En términos generales, aportan un 7% de hidratos de carbono, un 20% de proteínas y un 57% de grasas saludables del requerimiento diario. Además, Silvina Tasat, licenciada en Nutrición, explica que una de las grandes virtudes “es que no contienen colesterol, al igual que todo producto de origen vegetal”.

Los ácidos grasos esenciales que predominan en los frutos secos “brindan combustible, es decir, la energía que se necesita para desarrollar con eficiencia las tareas cotidianas”, comenta González. Entre ellos se destaca la presencia del omega 3, principalmente en las nueces, clave para el desarrollo y funcionamiento del sistema nervioso y para regular el nivel de colesterol malo (LDL); y omega 6, que tiene efectos beneficiosos en el aparato cardiovascular ya que ayuda a disminuir los triglicéridos y el colesterol.

Las almendras, las avellanas y los pistachos son fuente de omega 9 y según González contribuyen a disminuir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.

“La fibra es otro de los nutrientes de los frutos secos, cuyo rol principal es estimular la función del tránsito intestinal, mejorar y regular el desarrollo y la diversidad de la microbiota y brindar sensación de saciedad”, indica Tasat y agrega que también contribuye a nivelar la glucosa en sangre.

Según el portal Medical News Today, dentro de los frutos secos, las almendras son las que más fibra poseen: cada 100 gramos de alimento se encuentran 12,50 gramos de fibra. Le siguen los pistachos con 10,60 gramos y las avellanas con 9,7 gramos.

En cuanto a las vitaminas, los frutos secos tienen la E, que en palabras de González son “un potente antioxidante que combate los radicales libres, sustancias nocivas que pueden generar enfermedades; y las del complejo B que forman parte del correcto desempeño de las funciones neurocognitivas”.

Por otra parte, son fuente de minerales. González señala que tienen calcio, un nutriente que fortifica y mantiene saludables los huesos y dientes, y colabora en la contracción muscular y la circulación de la sangre. A su vez, poseen magnesio, que regula el funcionamiento del sistema nervioso y ayuda en la formación de proteínas. El fósforo también está presente, necesario para la creación y reparación de huesos, dientes y tejidos. Otros minerales de los frutos secos son el zinc, que participa en fortalecer las defensas y ayuda a cicatrizar heridas, y el hierro, esencial para crear glóbulos rojos y prevenir la anemia.

Cómo incorporar los frutos secos en nuestra dieta.

Los especialistas explican que pueden incorporarse de varias maneras: combinados en yogures con fruta, como ingrediente de ensaladas, rellenos o masas, e incluso solos, en el desayuno o como snack entre comidas. No obstante, su consumo esconde una peculiaridad, detalla González: “Para adquirir todas sus propiedades, lo mejor es dejar los frutos secos en remojo unas horas antes para ablandar su fibra que es la que en muchos casos se encuentra en la cáscara”. Además, esta técnica “facilita la digestión del alimento y permite aprovechar todos los ácidos grasos saludables que están en el núcleo de la semilla”, agrega. Otra alternativa es "romperlos, procesarlos o picarlos previamente”.

Tasat sugiere su ingesta a todos los grupos etarios, en especial a quienes sufren cansancio crónico o son deportistas. Advierte que los únicos que deben evitarlos son las personas que padecen alergias y los niños pequeños.

Sumado a ello, según la licenciada en Nutrición y miembro del Servicio de Nutrición del Hospital de Clínicas, Natalia Presner, “para quienes tienen que subir de peso, los frutos secos son un buen recurso ya que son personas que no suelen tener demasiado apetito ni toleran grandes volúmenes de alimentos. Así, en una pequeña ración, adquieren un buen aporte calórico y varios nutrientes”.

En el otro extremo, la especialista aclara que si alguien quiere descender de peso, “habrá que ser más cuidadoso con la cantidad a consumir, pero no por eso erradicarlos por completo de la alimentación”. A su vez, aconseja que aquellos que llevan una dieta vegetariana, “no es del todo conveniente que al finalizar el almuerzo o la cena ingieran frutos secos porque sus sustancias inhiben la correcta absorción de hierro del reino vegetal”.

Más allá de los mitos populares acerca de que consumir frutos secos antes de dormir fomenta el aumento de peso, Presner hace hincapié en que todo depende del estilo de vida y el requerimiento calórico de cada persona. Por lo tanto, “la recomendación acerca de cómo y cuándo, debe ser evaluada en función a las actividades que se realizan”.

Nueces.

Son originarias de la zona del este de América del Norte, aunque su producción se ha extendido en gran medida a California, China e Irán. Las nueces son uno de los frutos secos con mayor cantidad de omega 3. Al respecto, un estudio publicado por el British Journal of Nutrition dio cuenta que el riesgo de padecer enfermedades cardíacas se reduce un 37% en aquellos que consumen nueces cuatro veces por semana a diferencia de quienes lo hacen de manera esporádica o no las consumen. Hay que procurar guardarlas en un recipiente cerrado y en un ambiente seco y oscuro porque debido a su elevado porcentaje de grasas y omega 3, son más propensas a oxidarse.

30 gramos: 210 calorías.

Consumo de nueces. Foto: EP/DPA
30-04-2021 El consumo regular de nueces, asociado a una mayor longevidad . Un estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) ha demostrado que un mayor consumo de nueces, tanto en cantidad como en frecuencia, está asociado a un menor riesgo de muerte y a un aumento de la esperanza de vida entre los adultos mayores, según publican en la revista 'Nutrients'. SALUD EUROPA ESPAÑA SOCIEDAD CORTESÍA CALIFORNIA WALNUTS
CORTESÍA CALIFORNIA WALNUTS/Europa Press

Nueces pecanas.

Contienen una importante cantidad de ácidos oleicos y esteroles vegetales que reducen el colesterol en sangre y en consecuencia, protegen el sistema cardiovascular. Este fruto seco es rico en flavonoides, compuestos antioxidantes que previenen el daño oxidativo e inflamación de las células del organismo. Gracias a eso, los que consumen pecán son menos propensos a desarrollar enfermedades crónicas. Son originarias de América del Norte; Estados Unidos produce entre el 80% y 95% del suministro mundial. Se las conoce popularmente por su uso en bombones y pasteles, pero también son un excelente complemento para ensaladas y pastas.

30 gramos: 207 calorías.

Almendras.

Aportan una importante fuente de grasas saludables: “Una porción de 30 gramos de almendras –aproximadamente 15 unidades– contribuye con el 65% del requerimiento diario de este macronutriente”, expresa González. Por otro lado, destaca la presencia de calcio: en cada porción hay en promedio 76,3 miligramos; el requerimiento diario para un adulto es de entre 1000 y 1200 miligramos. Por este motivo, “son un alimento ideal para las personas que no pueden consumir lácteos o que deciden eliminarlos de su alimentación diaria ya que cubre el 9% de la ingesta cotidiana requerida de calcio”, precisa González.

30 gramos: 165 calorías.

Un plato con almendras.
Un plato con almendras.

Avellanas.

Nativas del continente asiático, se las considera uno de los frutos secos más antiguos, y si bien su consumo se ha extendido a todo el mundo, Europa es uno de sus principales adeptos: “Se utilizan mucho en productos de confitería como dulces y galletas”, señala el médico y jefe de la unidad de Nutrición y Diabetes del Hospital Ramos Mejía, Julio Bragagnolo. Al igual que los pistachos y las almendras, las avellanas son ricas en triptófano, un aminoácido esencial que colabora en la producción de melatonina, hormona que induce el sueño. Pueden comerse crudas o tostadas; aunque la cocción potencia su sabor, el calor podría alterar la calidad de las grasas.

30 gramos: 195 calorías.

Pistachos.

Los pistachos tienen gran uso culinario: suelen ser utilizados como ingrediente de postres y en platos salados. A diferencia de otros frutos secos, son los que contienen el mayor índice de potasio: cada 30 gramos de alimento se encuentran 308 miligramos de este mineral que colabora en la reparación de los tejidos de los músculos, en nivelar el índice de sodio y en mantener el ritmo cardíaco constante. Otra de las razones que posicionan a los pistachos bajo el lente de la alimentación saludable es que aportan luteína y zeaxantina, dos antioxidantes que promueven la salud de la visión y que son los encargados de darles el color verde.

30 gramos: 170 calorías.

Pistachos.jpg
Pistachos.
Foto: Public Domain Pictures

Castañas.

Son el fruto seco que aporta la menor cantidad de proteínas y calorías ya que contienen un bajo índice de grasas y un alto porcentaje de agua: ronda el 52% de su composición. En el otro extremo, los nutrientes que se destacan son sobre todo la vitamina C, un potente antioxidante que mejora la función del sistema inmune y que combate los radicales libres. También es importante la presencia de fibras, que ayudan a absorber el azúcar que ingresa al organismo y regulan los niveles de glucosa. Por lo tanto se aconseja el consumo de castañas a quienes padecen diabetes. Por su contextura, es ideal para hacer harina.

30 gramos: 59 calorías.

Cajú.

Es uno de los frutos secos más caros debido a su complejo proceso de producción. Son semillas de un árbol oriundo de la cuenca del río Amazonas. Cuando se extraen, hay que cocinarlas a temperaturas elevadas para eliminar las toxinas de la planta. El cajú seco es una alternativa para aquellos que no consumen lácteos: pueden utilizarlos para hacer quesos untables y leches vegetales. Aunque otra opción es combinarlos con fruta, granola, yogures, ensaladas o woks. En este alimento, el fósforo es el mineral estrella: la porción de 28,35 gramos posee 168 miligramos de este nutriente; por día, tanto hombres como mujeres adultos necesitan 700 miligramos.

30 gramos: 172 calorías.

Castañas de cajú.
Foto: Pixabay

Maní.

“La Administración de Alimentos y Medicamentos clasificó a los maníes como frutos secos, aunque en realidad son legumbres”, revela Bragagnolo y agrega que son ricos en niacina, un tipo de vitamina B; fibra, magnesio y, “contienen más proteínas que cualquier otro fruto seco”. Según el especialista, pueden consumirse hervidos o asados, incluso en el último tiempo se ha popularizado la mantequilla de maní. Las personas con predisposición a sufrir alergias alimentarias tienen que tener especial cuidado debido a que el maní suele tener unas proteínas llamadas araquina y conaraquina que pueden causar distintas reacciones en el organismo.

30 gramos: 170 calorías.

Nuez de macadamia.

Dentro de la familia de los frutos secos, las nueces de macadamia son de las más ricas en magnesio y grasas monoinsaturadas: 30 gramos de alimento posee 17,7 gramos de este nutriente, clave para regular el nivel de colesterol en sangre y reducir los factores de riesgo de cualquier enfermedad cardiovascular. “Son originarias de la región subtropical de Australia, pero las consideramos hawaianas porque ahora se cultivan ahí”, comenta Bragagnolo. Lo curioso es que el árbol tarda entre 7 y 10 años en dar frutos. También, gracias a su sabor particular, a estas nueces se las utiliza mucho en la cocina, sobre todo en la repostería.

30 gramos: 215 calorías.

Piñón.

Los piñones son las semillas que se encuentran en las escamas de las piñas, un fruto característico de la zona del Mediterráneo. De color blanco y sabor dulce, se los considera uno de los grandes tesoros de los frutos secos ya que conseguirlos no resulta fácil: no pueden cultivarse, entonces su recogida requiere de un largo y lento proceso por entornos naturales. Para juntar un kilo de piñones, se necesitan aproximadamente entre 30 y 40 piñas. Otro de sus distintivos es que poseen una alta proporción de hierro: una porción de 30 gramos aporta un promedio de 1,6 microgramos de este nutriente que ayuda a producir hemoglobina y prevenir la anemia.

30 gramos: 191 calorías.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad