En ocasiones, nos preguntamos si nuestro humor y estado anímico se relaciona con la estación del año en la que estamos o con el clima y, de ser así, si hay algo que podamos hacer para minimizar el impacto.
A nivel psico-físico el cambio brusco de temperatura, presión o humedad, genera cambios en nuestro organismo (alergias, crisis asmáticas, afecciones de piel, etcétera) y también nuestra psiquis, incluso puede verse afectado nuestro humor.
La realidad es que el clima puede llegar a afectar el estado anímico, asociado con el nivel de energía, la motivación, la iniciativa así como también emociones negativas como la tristeza, angustia, y nostalgia.
Asimismo, el grado de afectación va a depender básicamente de:
- El perfil psicológico de la persona.
- El estilo de pensamiento (negativo/positivo).
- La genética (lo hereditario).
- El estado de salud general.
Estudios científicos confirman que el clima frío produce enlentecimiento del metabolismo y descenso en el ánimo.
La lluvia y las pocas horas de luz natural generan en algunas personas sentimientos de tristeza, desanimo, desgano, entre otras. Lo he constatado en la consulta clínica; quienes presentan un estilo cognitivo negativo (tienen una tendencia al pesimismo, o rasgos de depresión clínica) muestran de forma más intensa estos síntomas.
No obstante, el hecho de “psicoeducar” al paciente al respecto (explicarles los efectos adversos del invierno en el humor) ayuda muchísimo a generar consciencia y tomar medidas correctivas para modificarlo, ya que de lo contrario estarían tres meses padeciendo esta sintomatología.
Cómo mitigar los efectos negativos.
¿Qué hacer para contrarrestar los efectos negativos del invierno?
- Mantener un pensamiento positivo
- Sobreponerse ante el desánimo y las emociones negativas.
- Realizar ejercicio físico (de 2 a 3 veces por semana).
- Generar salidas y actividades puertas hacia afuera.
- Favorecer la interacción social.
Nunca mejor dicho “Al mal tiempo buena cara”.
En un clima cálido, la exposición a los rayos solares y al aire, el contacto con el agua, espacios verdes y la naturaleza, en general, provocan cierto estado de alegría, motivación y hasta en ocasiones exaltación, dependiendo siempre de la persona, su perfil psicológico y su contexto actual.
Por esto es importante exponerse unos 15 minutos diarios al sol, en horas permitidas y con la protección adecuada, ya que biológicamente activan la segregación en el cerebro de una hormona llamada serotonina, responsable de la capacidad de concentración, así como de nuestra tranquilidad.
Asimismo, la exposición a la luz solar ayuda a la fijación de la vitamina D, la que también se relaciona con el nivel de energía y ánimo.
Recordemos que el pensamiento positivo siempre oficia de protector, minimizando el impacto negativo de los cambios climáticos en nuestro estado anímico. Si sos de los que te afecta el clima, pone en práctica estas sugerencias concretas.